Óscar Cano, entrenador del Deportivo, fue el protagonista de RiazorTV en enero. El técnico dejó varias reflexiones sobre cómo es el mundo del fútbol hoy en día, así como su visión sobre ser un líder en una plantilla.
La montaña rusa del fútbol hoy en día
«Ocurre en todos lados. Me pasaban un dato, durante la primera vuelta del campeonato se han destituido a 20 de los 40 entrenadores de primera RFEF. Hacían una comparativa, en la que durante todo el año pasado se destituyeron a 20, ahora solo ha sido en una vuelta. Es algo que ocurre en todos los hábitos de esta sociedad, la urgencia. Antes sí habla una serie de clubes que tenían más o menos claro su rol en la competición, a partir de ahí con toda la ambición para intentar una mejor situación. Hoy da igual. Da igual que entrenes a uno que está para salvarse en la categoría que al Dépor, todos quieren ser campeón».
El otro día, uno de nuestros rivales, un miembro del cuerpo técnico de otro equipo le decía a uno de los nuestros que su objetivo era hacer playoff. Esa ambición desmedida tiene una parte buena y una mala. Si lo dices, haces que el entorno se lo crea y luego vienen las decepciones.
Aunque el Dépor sea el club más grande al que he entrenado, he tenido la fortuna de entrenar a otros como el Granada que son clásicos, al Castellón, al Betis en el filial. O estar en un país como Catar que tenían como objetivo dominar Asia. Te das cuenta que eso me ha hecho a mi a través de los años, al poder entrenar a estos clubes, crear esa capacidad de relativizarlo todo. Tenemos claro cuál es el objetivo y desde ahí saber que hay altibajos. El club que tenga claro esto, serán los que se lleven el gato al agua. Hay que trabajar dentro de la inestabilidad del fútbol de forma interna con la mayor de las estabilidades. Sabiendo que hay que corregir cosas tanto cuando ganas como cuando pierdes».
El rol del entrenador como líder
«Más que que te compren ellos a ti, tienes que hacerles sentir que son ellos los que saben hacer las cosas. Es imposible que lo sientan si pretendes realizar un fútbol que no parte de ellos. Juegan los jugadores, tienen unas capacidades que en la mezcla dan origen a un tipo de fútbol. Eso está por encima de lo que yo les pueda decir.
Si quiero plantear un partido a tumba abierta, donde le dé mucha trascendencia ese mal cuerpo que percibo durante la semana por perder en Alcorcón y el querer gente enchufada que conecte con mi grada, ya que para mi la energía es vital en un club como el Dépor, distribuyo a la gente en el partido en función del rival, le marco el par de cada cual y lo suelto a la pelea. Voy más arriba que nunca a presionar. Tengo que tener en cuenta quién va a ir arriba a presionar. Tendrán que jugar Roberto (Olabe) y Villares… este y no el otro. No es que el otro sea peor, en el contexto que quiero crear necesito esas capacidades. No puedo hacer creer al jugador en algo que no tiene y no siente. Es convencerles de que son ellos los que nos inspiran a jugar de determinada forma. Mi ego ahí… no tengo esa patología. La gente que admira a los jugadores y a mi menos, estoy más feliz que nunca. El fútbol es de los jugadores. Los protagonistas son ellos. Nosotros tenemos que ayudar en función e lo que vemos y a través de sus capacidades. No hay nada más táctico, más estratégico, que “usar” a las personas a favor de sus capacidades».
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