Regresan las columnas de Dani Cancela, ex del Dépor y futbolista coruñés, enrolado en las filas del Kitchee de Hong Kong desde hace una década y ahora de vuelta en A Coruña para recuperarse de una lesión. En su nuevo serial ‘Fuera de la burbuja’, nos cuenta las sensaciones que le dejó el empate del Deportivo con el Talavera.
Al Dépor no le va el barro
No todos los partidos van a ser plácidos como el del Dux. No todos los rivales van a proponer el fútbol que mejor le viene al Deportivo y aun así hay que ser competitivos. El domingo el Talavera impidió la presión alta y el robo del Dépor porque sencillamente nunca intentó jugar en campo propio. El Talavera tenía un plan y lo ejecutó a la perfección mientras le llegaron las fuerzas. Su premisa era que el balón estuviese en campo propio lo menos posible, y que cuando estuviese en campo contrario nunca tuviese dueño. Le funcionó. En la primera parte, el Dépor no fue capaz de encontrarse cómodo en ningún momento. Los espacios de los extremos por dentro no aparecían. William siempre se encontraba con un obstáculo tras otro hasta perder la bola y Soriano directamente no se encontraba. Solo funcionaba lo de siempre, un Héctor que en ataque vuelve a estar fino. De sus pies nacieron las dos únicas ocasiones, aunque ni mucho menos claras, que tuvo el equipo en la primera mitad. En la primera Juergen no confió en la situación ni en sí mismo a la hora de pegarle a puerta, y en la segunda fue Quiles el que no confió en el error del central en un centro que atacó al primer palo.
Por la derecha, y ante la sorpresa de casi todos, Antoñito se hizo un hueco en el once a los pocos días de incorporarse a la disciplina blanquiazul. Tal era la necesidad de Borja de liberar a Villares de esa carga y de encontrar a alguien que, como Trilli o Víctor, viviesen en campo contrario como hace Héctor, que no quiso esperar mas. El andaluz cumplió mientras estuvo fresco. No podíamos pedir mucho más de un jugador que llevaba mas de cuatro meses sin competir. Una vez tomada la decisión de incorporarlo, lo que tiene que hacer Borja es ponerlo a tono para el playoff, aunque ello implique pagar ciertos peajes que la inactividad provocan.
El Depor no funcionó en campo contrario, pero donde de verdad se gestó el problema fue en campo propio. No porque el Talavera lo desarbolara, sino porque fue capaz de desactivarlo. El Deportivo robaba o cortaba la jugada rival, pero nunca era capaz de transitar y hacer daño. Siempre llegaba un jugador local, o dos, a hacer falta, a entorpecer la jugada, a forzar el pase atrás. Mientras el partido fue una batalla, el Talavera estuvo en él. Y no solo eso, sino que se puso por delante en una jugada que concentró todos los males del equipo en el partido y en la temporada. Una disputa dos contra uno en la que el jugador del Talavera (en el suelo) terminó llevándose la bola. Antoñito, debutante express, concedió un centro fácil a Añón, y el jugador de banda contraria, Monroy, remató con los dos pies en el suelo libre de marca a la red. Podemos hablar mucho de las situaciones que propició el gol, y es cierto que se pueden encontrar atenuantes en todas ellas, pero la realidad es que el Deportivo volvió a demostrar fragilidad en una faceta del juego que en esta categoría da mucho rédito a la mayoría de los equipos, y es algo que tiene difícil solución. Se podía decir que el resultado era injusto, pero lo cierto es que se enfrentaban dos planes de partido distintos, y el que mas cerca estaba de cumplir su plan era el equipo local.
La segunda parte fue otra cosa. Al Talavera desde el principio le costó activarse y pronto Mario empezó a recibir pases de los centrales y a girarse con peligro. Sin embargo fue Álex el que encontró el hueco entre los centrales, y Quiles el que volvió a hacer lo que mejor sabe: control orientado y balón adentro. Son muchos los goles que mete el andaluz gracias a su lectura del juego y a su gran primer toque. Es extraño ver a Álex en esa faceta de pasador, pero el hecho es que el capitán lleva un par de jornadas tomando esa responsabilidad y encontrando cierta precisión. En la segunda parte de Talavera, hizo de Álex, de Juergen y de Mario, y eso no es necesariamente una buena noticia para el Dépor.
Con el Talavera muerto el Depor jugó casi todo el rato en campo contrario. Yeremay volvió a ser la primera opción de Borja desde el banquillo (algo ha cambiado en la situación del canterano en las últimas semanas, eso es innegable) y desde su entrada el Deportivo se acercó un poco mas al área contraria. Siempre es bueno tener un jugador al que no le queme el balón en esas zonas y el canario lo es, más allá de que el domingo sus acciones no terminasen de ser productivas.
La tuvo Quiles, que se encontró con el larguero, y Villares que nunca traduce en gol su capacidad de llegar desde segunda linea, pero en general no se hicieron suficientes ocasiones ni lo suficientemente claras como para que el gol cayera del lado deportivista. No fue el asedio que podíamos esperar e incluso los locales acabaron el partido con un corner a favor y el balón en el campo del Deportivo.
El punto deja mejor sabor a los locales que a un equipo blanquiazul que sigue sin encontrarse lejos de Riazor, y que da la sensación de que sufre mas de la cuenta cuando el rival propone un determinado tipo de fútbol, que es igualmente fútbol y que va a haber que ser capaz de manejar cuando llegue el playoff. Porque de eso se trata ahora, de prepararse para dirimir la temporada en dos partidos, y el Deportivo no va a poder decidir qué tipo de fútbol propone el rival que tenga enfrente, ser competitivo en cualquier escenario y estar preparado para bajar al barro si es necesario. Y lo será.