Regresan las columnas de Dani Cancela, ex del Dépor y futbolista coruñés, enrolado en las filas del Kitchee de Hong Kong desde hace una década. En su serial titulado ‘Desde la (semi) burbuja’, nos cuenta las sensaciones que le dejó el empate contra el Sanse.
Nervios
No era el mejor escenario ni la mejor situación para disipar dudas y confirmar que el bache del equipo era cosa del pasado. Un campo complejo, un rival que basaba su poderío precisamente en las acciones que más le cuestan al Deportivo, sin ninguno de tus laterales derechos y, sobre todo, sin el portero indiscutiblemente titular. Igual que el Dépor, Pablo Brea tenía ante sí una oportunidad que, visto el run run generado durante la semana, parecía mas una manzana envenenada que un caramelo. Los dos superaron la prueba solo a medias.
No ayudó ni a uno ni a otros el comienzo del partido. Balón largo, disputa áerea, falta lateral y gol. No subió al marcador pero sí a la cabeza de un equipo que tardó varios minutos en darse cuenta de que el partido había empezado y que había que igualar en muchos aspectos del juego para ser superior en fútbol. Pero lo hizo. Con Soriano siendo el jugador más productivo en ataque (algo que quizá explique el mal momento del Deportivo ahora mismo) el equipo empezó a jugar, a combinar y a mandar en el partido. Un centro maravilloso de un Villares, condenado otra vez a jugar fuera de sitio y a sufrir ante su par en defensa, pudo hacer que el atlético abriese el marcador. Fue al larguero, y mientras se lamentaba, la pelota cayó en Quiles, que tiró cruzado pegado al palo y muy cerca de un Soriano que seguía quejándose de su mala suerte en vez de acompañar la jugada. Es importante que, si te quejas, sea cuando se acabe la acción. Igual entonces ni siquiera le hubiese hecho falta lamentarse.
También Mario fue el protagonista de la mejor jugada del Dépor en todo el partido. Una combinación que el madrileño terminó dejando el gol en bandeja a un Quiles que no supo qué hacer con la pelota. Puede que el balón le quedase un poco atrás, puede que el césped artificial le jugase una mala pasada… puede, pero lo cierto que hace un par de meses esa pelota acabaría en la red. Y esa es la principal diferencia.
Cuando generas ocasiones y las marcas, te vienes arriba, te creces. Crees en lo que haces y lo haces con la determinación que te da la seguridad. Cuando pasas por esos momentos de la temporada en que todo cuesta un poco mas, piensas, y dudas. Y cuando dudas estás muerto.
El Deportivo está pasando por ese tramo de la temporada, y las certezas cada vez duran menos. Contra Real Unión o SD Logroñés, la certeza duró hasta el final aunque no hubiese recompensa. El domingo duró lo que tardó el equipo en fallar dos ocasiones. A partir de ahí, sufrimiento. No tanto porque el Sanse volcase el campo, ni mucho menos, sino por la sensación de cada acercamiento generaba cierto peligro, y por la certeza de que nosotros estábamos muy lejos del gol.
La segunda parte fue un poco más de lo mismo, con dolor de muelas en la estrategia defensiva y gol anulado incluido. Solo en los últimos minutos el Dépor pareció darse cuenta de que había que hacer más para ganar, que empatar no era un buen resultado, pero a pesar de encerrar al Sanse en su área, nunca hubo sensación real de poder marcar. La reacción de Brea en los dos o tres balones parados que solventó al final del choque dice mucho de lo que pensaba parte del equipo. Virgencita que me quede como estoy, debió de pensar mientras arañaba segundos a un crono que corría contra él y no a su favor. Pero es entendible. En su situación, y tras su última experiencia en la portería del primer equipo, una portería a cero para él era una victoria, y un billete hacia otra oportunidad. ¿Cómo culparlo? Él había cumplido.
El Dépor empató, y por la tarde perdió el liderato. Borja se equivocó mas en la rueda de prensa que en el campo, respondiendo a la defensiva, comparándose con Barcelona o Madrid para escudarse en su poco movimiento del banquillo y, mas aun, comparando la situación del equipo con la de hace un año, poniéndose él fuera de un barco que ahora dirige. Demostrando con sus palabras que está incómodo y nervioso, y que no lleva bien la controversia, santo y seña de este equipo desde hace mucho tiempo. Mal negocio.
Ahora urge pensar, y encontrar soluciones, a partir de las cosas que tenemos claras. Una de ellas es que el equipo mejora con Calavera, porque hace jugar y, sobre todo, porque acerca a Juergen al área, y ahí, entre lineas, el colombiano es infinitamente mejor que Soriano. Se gira bien, hace daño en el uno contra uno, provoca faltas, es agresivo hacia portería contraria… Borja vio la mejoría, ahora debe incidir en eso.
Otra certeza es que ni MIku ni Quiles están bien, y que por alguna razón, seguramente táctica, quitar al venezolano no es una opción. Noel lleva varios partidos disputando muy pocos minutos dadas las prestaciones actuales de los delanteros titulares, y el domingo, el perfil de los defensas contrarios, buenos en el cuerpo a cuerpo pero incómodos persiguiendo sombras, parecía pedir a gritos un jugador de sus características. Pero solo tuvo otra vez un par de minutos, en los que es difícil tener impacto en el juego.
Ya sin el liderato, toca apretar los dientes y no perder demasiada distancia durante la pájara. El Racing ahora vuela, pero no va a ser así de aquí a final de liga. Veremos cómo encajan la presión de ser líderes y, por primera vez, tener algo que perder. El Dépor, como dice su entrenador, lleva cuatro de los últimos seis puntos en juego. Es verdad aunque no lo parece. Él, como el equipo, está en el momento de la temporada que va a marcar su futuro. Debe templar los nervios y acertar en sus decisiones, tanto dentro como fuera del verde.