Nueva edición de la columna de Dani Cancela, ex del Depor y coruñés, enrolado en las filas del Kitchee de Hong Kong desde hace una década. En su serial titulado ‘Desde la (semi) burbuja’, nos cuenta las sensaciones que le dejó el empate contra el Racing de Santander.
Un buen punto
Un Racing de Santander Deportivo siempre evoca tiempos pasados y glorias lejanas. En El Sardinero el Dépor pudo ganar una liga y allí mordieron el polvo Madrid o Barcelona bajo los goles de Radchenko o Munitis, aunque ahora eso nos parezca prehistoria.
En esta ocasión los dos equipos estaban lejos de sus mejores tiempos, pero aun así se palpaba en el ambiente que el duelo, que enfrentaba a dos de los máximos candidatos al ascenso, era de otro nivel.
Se veía en las gradas, donde las dos aficiones demostraron la grandeza de sus clubes (otra vez sin palabras para describir la locura que es movilizar a más de mil personas en un desplazamiento a cientos de kilómetros) y se notaba en el respeto con el que los dos equipos se plantaron en el césped.
El Dépor empezó mejor. Controlaba el juego y el Racing no se acercaba a Mackay. Villares cada vez deja más claro que a la hora de elegir los tres del medio, tienen que ser él y dos más. Esta vez le tocó a Álex ser suplente, y dado lo importante del encuentro, dudo que fuese una rotación. Su suplencia viene tras no haber acabado los dos últimos partidos y es posible que suponga un cambio de tendencia en los planes de Borja. Sea como fuere, cuando el equipo lo necesitó, entró y rindió como siempre. De hecho, de todos los cambios, y sin contar a Noel que apenas tuvo tiempo, fue el único que aportó algo al equipo. Doncel y Mario pasaron por el partido sin pena ni gloria y contribuyeron a que el equipo acabase una vez más el partido más cerca de su área que de la contraria.
Todo podría haber sido diferente si William hubiese acertado en la ocasión más clara del partido. Una combinación brillante entre Quiles, Miku y De Vicente acabó con el brasileño mano a mano con el portero. Con tiempo para pensar y para decidir, eligió mal y la falló. Como dijo Borja, William aporta muchas cosas al equipo, pero en su debe está transformar todo ese peligro que genera en productividad para el equipo. El gol no puede estar solo en los pies de los delanteros.
Solo en los primeros minutos de la segunda parte el Racing pareció apretar. Esta vez el entrenador reaccionó pronto y movió el banquillo. Quiles volvió a ser el sacrificado aunque esta vez creo que merecidamente. El andaluz está lejos de ser el jugador que deslumbró a principios de liga, y puede que estemos descubriendo por qué un jugador de su calidad no fue capaz hasta ahora de asentarse en el fútbol profesional: su falta de regularidad.Es tarea suya y del entrenador que recupere su nivel, porque el Dépor necesita para el ascenso al mejor Quiles, ese que sabemos que existe porque ya lo hemos visto.
En el cambio, Borja eligió a Doncel cuando quizás todos esperábamos a Noel. Muestra de que esta vez estaba más preocupado por no desorganizar el equipo que por buscar la victoria, pero lo cierto es que ni él ni Mario cambiaron el ritmo del partido.
El Racing sí quiso hacerlo con sus cambios, pero esta vez la defensa del Deportivo dio un paso adelante. El partido de Jaime y de Lapeña fue casi perfecto y con eso y las ayudas sobre todo de Villares fue suficiente para que un equipo que había ganado todo como local apenas hiciese dos tiros a puerta.
El choque deja algunas cosas claras: Borja tiene al menos 8 fijos en su once, y el equipo cuando realmente se pone la cosa seria, no solo es capaz de dominar sino también de defender con solvencia, lo que es una gran noticia de cara a la pelea por el ascenso, porque vendrán mas partidos como éste, cerrados y a cara de perro. Solo faltó un poco más de hambre, pero a estas alturas, el punto les supo bien a todos.