Un equipo que merodeaba el playoff de ascenso cuando se llegó al ecuador de la competición se ha convertido en el peor conjunto de la categoría en la segunda vuelta. La Cultural Leonesa maneja un registro paupérrimo desde mediados de enero, cuando logró ganar su último partido: tres puntos gracias a tres empates en 8 partidos. Un botín que le ha llevado a dejar de mirar hacia arriba y empezar a mirar con dudas hacia abajo, pues ya son solo 4 los puntos que le separan del descenso.
El conjunto de Eduardo Docampo, un equipo con capacidad para construir ofensivas en ataque posicional pero sobre todo para hacer daño al contragolpe, se ha caído con todas las de la ley. Y lo ha hecho desde su incapacidad para materializar goles. Tan solo lleva 2 en toda la segunda vuelta, el último de ellos el pasado fin de semana en Majadahonda para romper una racha de 6 encuentros sin ver puerta.
La ausencia de pegada había sido un debe muy potente para la Cultural Leonesa durante toda la temporada. Pero en los últimos partidos, esa tara se ha acrecentado hasta el extremo. Porque aunque sus malos resultados y su calendario le han hecho ir acumulando cada vez menos méritos para llevarse los partidos, en esta horrorosa racha ha llegado pese a acumular ocasiones por valor de más de 8 goles esperados. Y, como decimos, únicamente ha materializado 2. Así es imposible.
Todo comenzó en el inicio de la segunda vuelta en Ceuta, cuando cayó 2-1 con relativa justicia en el Murube. Allí encontró el gol para recortar diferencias fruto de un robo alto, la misma fórmula que repitió el pasado fin de semana para acabar con su extrema sequía. Entremedias, 6 encuentros sin ver puerta pese a tenerlas de todos los colores.
Precisamente esa presión alta deberá ser uno de los factores a tener en cuenta por el Deportivo, pues la Cultu únicamente ha sido capaz de encontrar el marco rival a partir de su habilidad para provocar errores del rival en zonas muy comprometidas y machacar.
Físico en ataque
Y es que si por algo destaca el equipo culturalista es por su físico. Obolskyi es un punta con muy poco olfato pero mucho trabajo. El ruso es un delantero referencia incómodo para los centrales por su capacidad para jugar de espaldas y presionar. Mientras, por los carriles exteriores, Percan y Kawaya son dos amenazas a tener muy en cuenta, pues dotan de físico el ataque culturalista.
Los extremos permiten correr mucho y bien a la Cultural Leonesa, que tiene en el canterano Percan a su máximo goleador con 7 dianas. ‘Heredero’ de Aarón Piñán, el atacante está encontrando puerta con facilidad dentro de una temporada aciaga en ese sentido a nivel colectivo. Tanto es así que Docampo ya ha probado, sin éxito, a colocarlo como ‘9’. Mientras, Kawaya regresó este mercado invernal al club. El belga, un futbolista potente y con habilidad, fue el encargado de devolver el gol a la Cultu en su cuarto partido con el equipo.
Los dos extremos parecen fijos flanqueando a Obolskyi en un 4-2-3-1 con Solís de mediapunta que parece prácticamente fijo para Docampo, que cuenta en el centro del campo con Kevin Presa y Tarsi como su doble pivote inamovible. El primero aporta recorrido. El segundo, equilibrio desde lo posicional y una mejor salida de balón. Ambos se complementan y dan solidez a un centro del campo que no brilla en lo asociativo, pero sí en cuanto a competitividad.
Aunque competitividad es la que le está faltando a una Cultural Leonesa poco sólida en defensa. El cuadro leonés ha sido muy poco contundente en los últimos choques. El exdeportivista Trigueros y el poderoso Amelibia parecen fijos en el eje de la zaga. Por la izquierda, el joven y ofensivo Joel López ha venido participando en los últimos partidos. Y por la derecha, el también ‘alegre’ Muguruza ha dejado muchas dudas defendiendo su espalda. Pero Saúl González no ha estado mucho mejor.
Por fortuna para la Cultu, el joven Salvi Carrasco está demostrando que la gran actuación que dejó en Riazor no fue flor de un día. Y con sus paradas ha salvado muchos puntos para un equipo que, desde su extrema falta de gol, ha ido perdiendo confianza hasta quedarse en un equipo con dudas y frágil. Tanto que apenas le ha competido a rivales de la zona alta como el Alcorcón o el Córdoba últimamente. Aunque por el talento que acumula, sería temerario considerarlo un rival asequible.