Nueva columna de opinión de Edy Caridad, que también quiso dedicársela a Augusto César Lendoiro para cerrar el año.
“Conque entonces, adiós. ¿No olvidas nada?
Bueno, vete… Podemos despedirnos.
¿Ya no tenemos nada qué decirnos?
Te dejo, puedes irte…
Aunque no, espera, espera todavía
que pare de llover… Espera un rato”.
Con el anunciado adiós de Lendoiro al Deportivo me viene a la cabeza el comienzo del famoso poema de Paul Geraldy. Cambio necesario, sí. Puede. Adiós doloroso, también. Su marcha me deja muchas preguntas en la cabeza, me insta a mirar hacia atrás, hacia unos 25 años con más luces que sombras. Los recuerdos se agolpan en mi mente.
España fue deportivista hace muy poco. Éramos la alternativa a Madrid y Barça como ahora lo es el Atlético, Coruña estaba de moda gracias al blanquiazul, llegaron algunos de los mejores jugadores del mundo, mantuvimos un idilio con la Champions… Todo conocido. Todo pasado. Todo añorado. Pero desde hace unos años llueve. Y no escampa.
Se nos va Lendoiro del Depor y creo que con él se cierra una etapa en el fútbol español en la que los presidentes eran la cara de los clubes. Su idiosincrasia llenaba cada rincón. Mendoza en el Madrid, Gil en el Atlético, Núñez o Gaspart en el Barcelona, Lopera en el Betis, Caneda en el Compostela… Ahora me da la impresión de que vivimos la era de la tecnocracia de Florentino y Rosell, en el que la mercadotecnia y el ‘buenrollismo’ mandan. Ni una palabra más alta que la otra, todo perfecto… Pero ahí algo falla. Espero que eso no se extienda al Deportivo. Espero que sigamos siendo diferentes. Que mantengamos ciertas señas de identidad que nos diferencian de la mayoría de las aficiones de España.
He tenido la suerte de charlar varias veces con él. De compartir mesa y mantel, con todo lo que eso significa. De estar dentro de ese club y de ver y de saber cosas por las que me siento un privilegiado. Ha habido errores, muchísimos, pero no es justo olvidarse de los grandes aciertos que ahora parecen tan lejanos pero que serán los que nos servirán para fardar delante de nuestros nietos. “Chaval, pero que yo he visto a Djalminha…”. Porque el señor Feitosa es mi debilidad personal. Escojan ustedes la suya, que hay un buen ramillete: Fran, Valerón, Mauro Silva, Bebeto… No sigo que la lista es muy larga y ustedes se la conocen mejor que yo. Una Liga, dos Copas, tres Supercopas. El padrenuestro del Depor. Oremos.
“Nos habíamos las vidas entregado
para siempre, uno al otro, eternamente,
y he aquí que ahora nos las devolvemos,
y tú vas a dejarme y yo voy a dejarte,
y pronto partiremos
cada quien con su nombre, por su lado…”
Así que adiós Lendoiro. Adiós a los ‘particulares’. Adiós a las cenas interminables. Adiós a los agentes con el agua al cuello, pues el mejor negociador se va. Adiós a un icono. Adiós y mil veces adiós, aunque espera que acabe de llover…