El Deportivo regresa este domingo (18:30h) a Santander, a un estadio que conoce de sobra y que forma parte de su memoria. El Sardinero fue testigo, en la temporada 2000/01, del único gol de Manuel Pablo en Primera División con la camiseta blanquiazul.
Hoy, el que fuera lateral eterno y capitán de un Dépor campeón dirige a un Fabril en plena racha, mientras el primer equipo se prepara para reencontrarse con el escenario donde aquel canario silencioso también habló… pero con un verdadero golazo.
El Sardinero, escenario de una rareza blanquiazul
Temporada 2000/01. El Deportivo defendía título de Liga y seguía siendo un referente en Europa. Aquel equipo de Djalminha, Valerón, Makaay o Fran combinaba talento, pausa y carácter. Y entre ellos, discreto pero imprescindible, estaba Manuel Pablo. Un lateral que corría más que hablaba, que sabía cuándo aparecer… y que ese día decidió hacerlo como nunca.
En una acción que todavía recuerda con humildad, el canario explicó años después en el YouTube de LaLiga cómo nació aquel gol: “Es una jugada que hay un robo en medio campo nuestro, empiezo a conducir y un poco se me apagan las luces. Confío en mi tiro y tuve la suerte de que hice un muy buen gol.”
El balón acabó dentro. 0-3 para el Dépor, con los otros tantos firmados por Valerón y Fran. Fue su único gol en Liga en casi 500 partidos oficiales con el Deportivo, una excepción que explica mejor que ninguna estadística quién era Manuel Pablo: un futbolista que no necesitó marcar para ser eterno. Cabe destacar, que anotó en Copa del Rey otro que no se queda atrás en cuanto a bella factura. En Segunda División, siguió con su objetivo de solo marcar golazos.
El Sardinero, un campo que siempre devuelve historia
El Sardinero ha sido, para el Deportivo, un territorio de memoria compartida. Allí se han vivido 44 enfrentamientos oficiales, con un balance casi simétrico: 16 victorias, 13 empates y 15 derrotas, con 51 goles a favor y 53 en contra. Un escenario de alegrías, tropiezos y reencuentros, donde las trayectorias de Dépor y Racing se cruzaron una y otra vez.
Durante años, ambos clubes mantuvieron una relación casi natural de intercambio y caminos paralelos. De Santander llegaron nombres como Liaño, Manjarín o Víctor Sánchez del Amo, y también otros futbolistas con historia compartida como Amavisca, Munitis o Aouate. Dos equipos que convivieron en la élite y que ahora, desde lugares diferentes del mapa, buscan el mismo horizonte: volver a Primera.
Y lo hacen con un recuerdo en común. El de Manuel Pablo, aquel capitán silencioso que marcó su único gol en competición liguera precisamente allí, en El Sardinero. Hoy, desde el banquillo del Fabril, sigue demostrando que el talento también se entrena en silencio. Porque aquel día, en Santander, hasta el más discreto de los capitanes habló con un gol.
