La derrota del Deportivo dejó algunas luces en una tarde de sombras y ambiente enrarecido en Riazor. Lo más positivo seguramente sean los minutos de Kevin Sánchez, después de varias semanas llamando a la puerta, y el estreno de Diego Gómez, que retoma año y poco después su trayecto en Riazor tras el debut la temporada pasada ante el Cornellá.
El ourensano se entrenó por primera vez en Abegondo el pasado jueves tras su regreso de la escala en el Arenteiro. Su condición de ‘alumno aventajado’ de Gilsanz, y el hecho de venir en ritmo de competición después de haber sido titular durante todo el curso en Espiñedo, provocaron que el técnico no tuviera dudas a la hora de incluirlo en la convocatoria para medirse al Levante.
Y el esperado debut llegó. Quizá no como él lo hubiera soñado, pero llegó en el descuento. Diego Gómez, luciendo la 7 que dejó vacante Lucas Pérez, saltó al campo cuando el equipo buscaba a la desesperada el gol del empate. Lo hizo, eso sí, en una posición en la que es probable que se le vaya a ver poco. Porque el de Amoeiro, que tiene como una de sus virtudes la versatilidad, tuvo que desempeñar un rol desconocido desde el lateral izquierdo. Se le vio nervioso, pero tuvo personalidad para encarar e intentar un par de centros en los pocos minutos de los que dispuso.
Queda una semana de mercado y se espera que la dirección deportiva resuelva los problemas en esa posición para que el canterano no tenga que regresar a ella y pueda ayudar en otras zonas donde se encontrará más cómodo y, sobre todo, podrá ser más decisivo. Además, en una semana como la que se viene, con tres partidos en ocho días, es probable que el miércoles en Tenerife tenga una nueva oportunidad.