Diego Villares inició su etapa con Óscar Cano como suplente. Ante el Linares, Álex Bergantiños lideró la medular del equipo herculino con el de Vilalba esperando su ocasión desde el banquillo. Tras ese encuentro, fue de la partida tanto ante el Castilla como ante el Sanse. Analizamos cómo ha ido modificando su posición en el terreno de juego.
Y es que días atrás, explicó Óscar Cano las virtudes de contar con un futbolista como Villares. «Fíjate si lo considero un buen jugador, que lo veo capaz de hacer varias cosas en el terreno de juego. Cuando uno percibe que tiene jugadores que no son unívocos en sus conductas, uno trata de que hagan sobre el terreno de juego muchas más cosas. No tiene nadie un rol concreto, excepto quizás los centrales o algún jugador. Veréis jugadores con demarcación más definida y otros que pueden variar. Me ha sorprendido para bien en lo posicional, no creía que pudiese jugar tan posicional. El partido demandaba eso y por eso lo hicimos”.
El posicionamiento de Diego Villares contra el Sanse
Diego Villares fue modificando su posición según transcurrían los minutos del partido contra el Sanse. Partió incrustado entre centrales, algo que sin duda ofrecía más seguridad atrás al Deportivo pero que restaba puntos a la hora de fluir con el balón.
El hecho de adelantar su posición cuando había transcurrido un cuarto de hora de juego, hizo que Rubén Díez e Isi pudieran lateralizarse más ocupando más espacio. Aunque hubo fases del juego en el que los tres estuvieron demasiado juntos. La consecuencia, un Sanse defendiendo más cómodo con menos hombres y una incapacidad mayor para que el Deportivo pudiese mover y transitar con velocidad.
Y es que durante los primeros quince minutos, la mitad de las acciones de Diego Villares transcurrieron en el primer tercio del campo -estaba posicionado entre centrales- y el resto en el segundo, sin ninguna que llegase al último tercio. Algo que cambia en cuanto se adelanta, sumando un 25% de sus acciones en primer tercio y un 72% en el segundo, algo que tuvo influencia sobre el juego del equipo. El 3% restante lo hizo el último tercio.
El propio Óscar Cano explicó que «me he encontrado un jugador muy bueno en Villares. Habíamos visto un Villares más desordenado para bien, de ida y vuelta. De llegar, de estar. El fútbol moderno exige jugar bien desde cualquier ubicación. Con la presencia de Villares entrando y saliendo de primera línea, dificulta la presión del rival y hace dudar a equipos que son muy productivos en ese sentido. Cuando lo alineamos con los centrales el objetivo es darle espacio a gente más creativa. Tenemos que afinar que no estén tan juntos. No se puede ocupar de manera simultánea con el mismo espacio, te pueden defender de forma fácil».
Los números de Villares contra el Sanse
«Villares lo entiende todo a la perfección, comprende qué pasa en el partido y ha estado sensacional. Cuando le ha tocado estar incrustado en la primera línea muy bien, cuando le tocó defender por delante también ha estado sensacional», las palabras de Óscar Cano se puede llevar al análisis del partido de Diego Villares.
Si hablamos de datos puros (de InStat), a nivel global ha tenido un 92% de acierto en sus acciones (97 de 105 con éxito). Pero lo más destacado, ha sido en pases. Diego Villares ha hecho pleno, 79 de 79 en pases efectivos. Donde menos brilló ha sido en las disputas, donde ganó 12 de 20 pero con 6 recuperaciones en campo contrario.
Teniendo en cuenta que jugó entre centrales, gran parte de sus pases han sido en combinación con los dos centrales, tanto con Jaime como con Pablo Martínez que lo buscaron para darle salida al balón. El de Vilalba, por su parte, buscó a Isi Gómez para que el Deportivo iniciase las jugadas como indica su mapa de distribución de los pases.
Villares, que inició esta temporada en posición de interior y llegando a marcar dos goles, se ha convertido ahora en el hombre de referencia en campo propio del Dépor. Un futbolista que, desde que ha llegado a la primera plantilla, ha jugado hasta de lateral derecho ofreciéndole muchas opciones a sus entrenadores. En resumen, una navaja suiza para Óscar Cano.