El Dépor siempre vuelve. El Dépor siempre se levanta. Pronunciar eso 24 horas después de lo que pasó anoche en Son Moix duele, deja sensación de vacío. Te arranca el alma de golpe. A los niños, desde bien pequeñitos, se les enseña a ganar, como si fuera opcional, como si existiese la posibilidad de controlar un resultado. Y no a perder. Y quizá en la derrota, en la decepción, resida el verdadero éxito, quizá en ese 3-0 de Mallorca se esconda un muelle para tomar impulso y coger el camino correcto de vuelta.
El penalti de Djukic
Era el 14 de mayo de 1994. Y al Dépor se le escapó su primera liga en aquel penalti de Djukic. González, bajo palos, arrancó de cuajo el sueño de toda una ciudad. Y Arsenio, que siempre tiene la frase idónea para cada momento, lo resumió mejor que nadie en rueda de prensa: el Dépor perdió aquella liga «cuando no había tiempo ni para respirar».
Seis años más tarde, el 19 de mayo del año 2000, los goles de Donato y Makaay le devolvieron al Deportivo la gloria. Ante el Espanyol, el equipo coruñés celebró su primera liga.
El descenso con el Valencia
Jornada 38 de liga, Deportivo 0-2 Valencia. 20 años después, el Dépor perdía la categoría. Y al año siguiente se rehizo. No fue fácil, por el camino el Dépor sufrió derrotas muy duras como la de Santo Domingo (4-0 ante el Alcorcón). Sin embargo, con José Luis Oltra a los mandos, acabó batiendo el récord de puntos de Segunda.
El segundo descenso, con la Real
La Real se jugaba su clasificación para la Champions y el Dépor la permanencia. Todo a una carta, como ante el Valencia, en la última jornada. Y salió cruz. Ese mismo verano, ya como equipo de Segunda, el Dépor tenía que jugar un amistoso contra el Arouca portugués. Y estaba casi sin jugadores. Jorge Callón, Cañi, Bicho o Romay fueron algunos de los jugadores que dieron la cara aquel día en Portugal. Casi un año después, el Dépor de Fernando Vázquez volvió a su sitio, volvió a Primera. Y lo hizo con protagonismo de Abegondo.
El desastre de la 2018-19
Algún día llegará. Algún día contaremos cómo se rehizo el Dépor de aquel desastre de temporada (18-19) y del golpe de Son Moix. Y después de tanto dolor, después de tanta impotencia, la sonrisa será aún más grande. Hoy el cielo sigue nublado en A Coruña, pero mañana volverá a salir el sol.