Fue una de las críticas más generalizadas hacia Idiakez en el principio de temporada. Apostar por colocar a jugadores fuera de posición, ya fuera por unos condicionantes u otros. La llegada de Óscar Gilsanz, con toda la plantilla rodada y disponible, había permitido ver a un Deportivo más natural. «Sin expermientos», como muchos pedían, más allá de los problemas en el mediocentro por las lesiones de Mfulu y José Ángel.
Desde la recuperación de los dos pivotes, el técnico blanquiazul había podido mantener la normalidad, pero el partido de Tenerife dejó ver de nuevo a ese Deportivo ‘mutante’ en el que varios futbolistas tuvieron que salir de su zona de confort por exigencias del guión. Las lesiones, la ausencia de refuerzos y las apreturas del calendario no dejaron más remedio a Gilsanz que ser creativo ya no únicamente en la alineación inicial, sino también durante el partido.
De primeras, Ximo Navarro tuvo que volver a la banda izquierda, donde ya lo probó Idiakez cuando Escudero estaba lesionado y Obrador todavía no estaba en forma para jugar. Ayer Escudero volvía a ser baja y Obrador, aunque en el banquillo, no estaba preparado para jugar después del esfuerzo del pasado sábado ante el Levante (veremos si puede jugar en Eibar). Nadie llegó en el mercado.
El lateral derecho fue para Petxa, que si bien jugó ‘en su sitio’, volvió a evidenciar que tiene serios problemas, especialmente a la hora de defender. Waldo Rubio lo buscó hasta sacarle la tarjeta, lo que obligó a Gilsanz a tomar una decisión: arriesgar a una expulsión o un gol por esa banda, o sacar al vasco del campo. Elige tu veneno. Apostó por la segunda, pero sin más laterales disponibles, el recurso fue sacar a Villares del centro del campo y reemplazarlo por Mfulu. El cambio no resultó. Y no tanto porque el de Vilalba no cumpliera en el carril, sino porque el franco-gabonés, también tocado físicamente, no fue capaz de sostener al equipo, tampoco ha llegado el tan ansiado mediocentro, y terminó lesionado.
El último giro se produjo en los minutos finales, precisamente tras los problemas físicos de Mfulu. Jaime entró en su lugar, lo que devolvió a Villares al doble pivote para colocar al central como lateral derecho para completar el ‘Frankenstein’ del Heliodoro.