Tomás Magaña analiza en ‘El Mediapunta Defensivo’ la última rueda de prensa de Conchado, con la que ha incendiado las elecciones a la presidencia.
Cada uno es lo que es, debió pensar Germán Rodríguez Conchado antes de su última aparición ante los medios. Repasó los puntos que quería tratar, apretó los dientes y pulsó el ‘play’. Rock and roll. Nada más aburrido que un proceso electoral largo y sin sobresaltos. Llevar una máscara de talante no funciona para los hombres de acción. Conchado abandonó su careta en un cajón y encaró cámaras y micrófonos con su semblante más conocido. Con el revólver cargado. Tal vez ganar no sea una opción real, pero tampoco volver a casa con balas en el cilindro.
Así que bang, un disparo para conseguir la atención de los presentes. Bang, bang, dos balazos para dejar claro a quién escuchar y a quién no. Y bang, bang, bang, descarga completa, “hipócritas, mentirosos y despreciables”, “tahúres, ventajistas y tramposos”. En esta carrera se pegan tiros para azuzar el ritmo, para romper el tedio, no para marcar el inicio. Quien no es mi amigo, es mi enemigo; quien es muy enemigo, es menos enemigo que el enemigo que fue mi amigo. “Si no les convence nuestra propuesta, voten al señor Lendoiro antes que a los señores Fernández o Zas, es mucho más decente”. El infalible medidor de decencia de Conchado revela que, en sólo unas semanas, Paco y Tino han demostrado tener menos categoría que Augusto. El «caudillo«, el «nepotista«, el «corrupto«. Ese Augusto.
Parece que uno de esos indecentes todavía colea. No importa, queda la bala de la demagogia más burda. “Es inadmisible que un celtista de mierda sea presidente del Deportivo”. Ahí queda eso, Tino. De esta no te salva ni un gol ganador en Balaídos en el tiempo de descuento. Ni tu carnet blanquiazul con el número 1722 impreso. A ti no, Tino. Como hombre de negocios, debiste haber pensado en la posibilidad ser presidente del Dépor antes de firmar patrocinios con el Celta. O al menos mandarlo todo al garete antes de presentar tu candidatura. Sí, debiste haber escuchado a los predicadores que a diario buscan púlpitos: el deportivismo sólo es compatible con ocupaciones profesionales o con la más elemental condición ciudadana cuando está por encima, en posición dominante.
El 21 de enero o cuando sea, los accionistas del Deportivo podrán elegir, según Rodríguez Conchado, entre un caudillo, un mentiroso, un celtista de mierda y otro que se ha librado de la balacera (de momento). Bang, bang, bang, bang, bang, bang, seis disparos exabruptos, cilindro vacío y todos firmes. El letrado mantiene la barbilla en alto y espera a que se disipe el humo. ¡Hay tanto humo! Se ha quedado solo. Y sin calificativos, o munición, que aplicarse a sí mismo. Mejor bajar a comprar otro cartucho: dos meses pueden hacerse muy largos con un revolver descargado en la mano.