Tras el parón debido a los compromisos de las selecciones nacionales, el cual deparó un fin de semana sin actividad en las principales ligas, la plantilla del Deportivo regresó al trabajo en la tarde de ayer y lo hizo ya con la vista puesta en el trascendental choque del próximo domingo frente al Málaga. La primera sesión preparatoria, aún con las ausencias de todos los internacionales concentrados con sus respectivos combinados nacionales, dejó varias noticias positivas que pronto se convertirán en un nuevo desafío para Cristóbal Parralo.
Los ocupantes de la enfermería blanquiazul parecen haber sacado provecho del parón hasta el punto de que varios de ellos todo hace indicar que estarán en condiciones de formar parte de la expedición herculina a tierras andaluces. Ese es el caso de Luisinho. El luso no pudo completar el partido ante el Atlético de Madrid debido a unas molestias musculares que hicieron temer por una lesión de cierta gravedad, algo que ha quedado descartado ya que en el día de ayer se reincorporó al grupo y completó la sesión con absoluta normalidad.
El otro futbolista que se espera que también reciba el alta médica a lo largo de la semana es Rubén Martínez. El guardameta regresaría así tras más de dos meses alejado de los terrenos de juego e incluso con serias opciones de ser titular ante el Málaga. De esta forma, tan solo quedarían en la enfermería Carles Gil y Adrián López, aunque en ambos casos su recuperación también parece ir por el buen camino, y prueba de ello fue el hecho de ver al valenciano llevando a cabo la primera parte del entrenamiento junto al resto de compañeros.
Así las cosas, a partir de mañana miércoles, momento en el que está previsto que se reincorporen a los entrenamientos los cinco internacionales —Fabian Schär, Fede Valverde, Celso Borges, Florin Andone y Pantilimon—, el técnico andaluz tendrá a 23 jugadores a su disposición. A ellos hay que añadirles al fabrilista Edu Expósito, al que el propio Cristóbal no dudó en considerarlo como jugador del primer equipo a todos los efectos desde el mismo momento en el que tomó las riendas del Deportivo.
Con estas premisas, lo que a priori debería ser visto como una situación casi idílica y con una vertiente muy positiva a la hora de fomentar una mayor competitividad individual con el consiguiente aumento del rendimiento colectivo, podría tener el efecto contrario y volverse en contra de los intereses del entrenador blanquiazul. Si en las últimas convocatorias Cristóbal ya se vio en la obligación de dejar fuera a varios futbolistas por decisión técnica a partir de ahora ese listado será aún más extenso y podría llegar a ser de hasta seis jugadores. Hombres como Arribas o Borja Valle, inéditos en una convocatoria desde la llegada del extécnico fabrilista, tendrán aún más difícil el poder encontrar un hueco entre los elegidos. Otro factor a tener en cuenta es la más que probable eliminación en la Copa del Rey, lo que reducirá aún más la posibilidad de gozar de minutos y reivindicarse a los menos habituales.
Así pues, Cristóbal tiene ante sí un nuevo y difícil reto, el lograr hacer ver a todos sus futbolistas su importancia en el día a día y hacerlos plenamente partícipes de los resultados cosechados por el equipo. Evitar que los egos y objetivos individuales lleguen a enturbiar el buen ambiente del vestuario, más aún con el aliciente que puede suponer para muchos de ellos el próximo mercado invernal, se presume como una de las claves para que el barco blanquiazul tome el rumbo adecuado y alcance el puerto de la salvación sin grandes sobresaltos.