Eso decían los viejos del lugar, que vieron a un futbolista genial vestido de blanquiazul. Un mediapunta no excesivamente rápido pero con una agilidad mental escalofriante. Un jugador que tenía pensado el regate antes de recibir el balón, que veía un pase entre mil piernas, que controlaba cualquier envío.
La pasada semana, en un momento de tranquilidad, me puse a bucear por Youtube. Como es habitual, busqué algún reportaje interesante que me hiciese pasar un rato agradable. Introduje dos palabras clave en el buscador que últimamente acostumbro a escribir. El mejor ejemplo del periodismo deportivo de este país en el ámbito audiovisual: Informe Robinson. Un lujo. Profesionales de un nivel altísimo, con muchos recursos, trabajando en un proyecto común.
Busqué y rebusqué para encontrar algún programa que no hubiese visto ya. Pocos quedaban. Muchos se repetían al estar diseccionados en varias partes. Entre todos ellos di con uno que llevaba el título de ‘La leyenda del Trinche’. El ‘Trinche’ Carlovich. 25 minutos y 55 segundos de vídeo para relajarme en el sofá. Perfecto.
Tomás Felipe Carlovich era un jugador argentino de los años setenta. Un futbolista genial, único, con una elegancia fuera de lo común y un liderazgo total sobre sus compañeros. Un futbolista de barrio, que dominaba los regates, las ‘gambetas’, que envolvía el balón. Un ‘potrero’ como decían en Rosario. Carlovich no triunfó en el fútbol a nivel mundial por su carácter irracional y solitario, pero no por falta de calidad y talento, como así atestiguaban los testimonios de Valdano, Menotti y Pekerman en el documental de Canal +.
En Central Córdoba tuvieron que ampliar el estadio para los forofos que se reunían a ver a Carlovich. Entre ellos se encontraba Marcelo Bielsa
Su carácter chocó con algunos entrenadores en Rosario Central, el equipo donde debutó y le vio nacer. Eso le hizo no ser renovado cuando su contrato terminó. Las gentes del lugar, los afortunados que pudieron verlo, no entendían como Rosario Central podía dejar fuera del equipo al ‘Trinche’. Entonces, Carlovich llegó a Central Córdoba a la Segunda División argentina para convertirse en un mito. El equipo tuvo que ampliar su estadio para albergar a los forofos que se reunían para ver a la estrella, entre los que se encontraba un joven pero ya loco Marcelo Bielsa. Solo por verlo a él. “Esta noche juega el ‘Trinche”, se decía. Era tan bueno que si el árbitro lo expulsaba en campo contrario, los dirigentes del equipo rival obligaban al colegiado a readmitirlo; para una vez que venía el ‘Trinche’ a su estadio, tenía que jugar. Era tan bueno que fue el único jugador de Segunda División que disputó en 1974 un partido con un combinado rosarino contra la selección argentina que preparaba el Mundial de Alemania. Los bailó. Un jugador que siempre será recordado por aquellos que lo han visto, por aquellos que lo han disfrutado o lo han sufrido.
El reportaje me hizo reflexionar. Mucho he leído, visto, escuchado y sabido de los tantos y tantos futbolistas con talento que se quedan por el camino, que no consiguen triunfar en el mundo del fútbol a pesar de haber sido mejores que aquellos que están en la élite. Requiere constancia, sacrificio, trabajo. Ilusión. “Al ‘Trinche’ le gustaba ser futbolista, no ser profesional”, reflejaba Menotti. A Carlovich le sobraba fútbol, pero le faltaba empeño.
También pensé en otra cuestión, me pregunté quién sería a día de hoy el ‘Trinche’ del Deportivo. Ese jugador por el que los aficionados se sacan el abono o pagan una entrada, ese futbolista genial que marca las diferencias.
«Esta noche juega el ‘Flaco», comentaban los viejos del lugar
Las cualidades que le faltaban al rosarino, el problema de actitud fuera del terreno de juego, las contrasta el carácter calmado de Juan Carlos Valerón, indiscutiblemente el jugador que se me vino a la cabeza. El canario es único, atípico; a su temperamento sosegado y cordial añade un talento innato. Domina los espacios, los controles, las fintas y los pases. Tiene una visión de juego privilegiada, no es excesivamente rápido –sobre todo estos últimos años- pero mentalmente llega a la acción dos segundos antes que sus rivales. Como él, está claro que no hay más.
A tres meses de cumplir 37 años, Valerón sigue siendo el líder del equipo y levantando de sus asientos a la afición de Riazor. Esta última jornada con un ajustado y certero disparo a la red así como con varias ‘gambetas’ en el centro del campo. De sus botas seguirá partiendo fútbol y su cabeza llevará al Deportivo a Primera División. Cuando no esté, es evidente que se le echará en falta, como en estos momentos se puede añorar el fútbol de Laudrup, Zidane o Redondo, entre otros. Aprovechémonos entonces a Valerón, el ‘Trinche’ Carlovich blanquiazul. “Esta noche juega el ‘Flaco”, comentaban los viejos del lugar, «un chico de Arguineguín que nos pone a todos en pie».