El año de su debut en el fútbol de élite está teniendo luces y sombras para Fede Valverde. Una gran temporada en el filial madridista, que culminó con una espectacular actuación en el Mundial sub-20 en el que se erigió como líder del combinado charrúa y fue galardonado con el Balón de Plata del torneo, hizo que se convirtiese en objeto de deseo de muchos equipos de la Liga Santander. Entre todos ellos el Deportivo fue quien demostró más interés por sus servicios, tanto que el acuerdo para su cesión no se hizo esperar y el mediocentro se convirtió en la primera incorporación del nuevo proyecto herculino.
El uruguayo no tardó en hacerse notar como blanquiazul y sus apariciones en pretemporada alimentaron las expectativas creadas con su fichaje. Más aún cuando recibió la llamada de la selección absoluta de su país con 19 años recién cumplidos y firmó el debut soñado al anotar el gol de la victoria ante Paraguay sin ni tan siquiera haberse estrenado en Primera. Sin embargo pronto comprobó que el suyo no sería un camino de rosas.
Pese al mal arranque de liga del equipo Pepe Mel tardó en darle la alternativa. Dos breves apariciones desde el banquillo fueron el preludio a su estreno como titular en el duelo ante el Alavés de la quinta jornada y que coincidió con la primera victoria de la temporada para los blanquiazules. Sería el comienzo de una racha de titularidades en las que el joven uruguayo fue víctima del empecinamiento del técnico madrileño por situarlo caído a banda izquierda, una posición totalmente desconocida para él en la que en ningún momento se le vio cómodo y que le impidió sacar a relucir sus cualidades.
La llegada de Cristóbal Parralo al banquillo coincidió con su mejor momento. El entrenador andaluz no solo lo mantuvo en el equipo inicial sino que le dio la oportunidad de ocupar una posición más acorde a sus características e incluso se le pudo ver por fin ejerciendo como mediocentro, su posición natural. Pese a las buenas sensaciones ofrecidas al frente de la sala de máquinas un nuevo cambio de sistema llevado a cabo por Cristóbal lo relegó de nuevo a la suplencia frente al Leganés. Fue el inicio a casi dos meses de ostracismo en los que su participación se vio reducida de manera ostensible.
Todo apuntaba a que Fede Valverde recuperaría protagonismo con el nuevo cambio en el banquillo y Seedorf se encargó de confirmarlo al darle la titularidad en su primer encuentro al frente del Deportivo. Poco le duró la alegría al uruguayo ya que nada más dar inicio el duelo frente al Betis una inoportuna lesión muscular le impidió continuar, dolencia que lo mantuvo alejado de los terrenos de juego durante otros dos meses y que también le hizo perderse los últimos compromisos de su selección.
Con tan solo siete jornadas por delante Fede Valverde aún tiene ante sí la oportunidad de enmendar su hasta el momento discreta temporada. Las bajas de Guilherme y el lesionado Muntari hacen que las puertas de la titularidad se abran de nuevo para el charrúa de cara al duelo del próximo sábado frente al Athletic de Bilbao. Será el primero de los siete exámenes a los que tendrá que hacer frente el joven mediocentro en un final de curso que puede marcar su futuro inmediato y del que también depende su presencia en el próximo Mundial de Rusia.