Caprichoso es el fútbol en infinidad de ocasiones. Y este año se ha vuelto a demostrar. Una temporada complicada, llena de lesiones, y un papel secundario que pocos esperaban. Xisco se erigió en el héroe improvisado de dos noches de primavera.
Primero en Tarragona, escenario de un partido difícil que sentenció el mallorquín. Xisco entró en el tramo final y el fútbol quiso premiar con un importante tanto, su más que ansiada vuelta a casa. Sus lágrimas al final del partido reflejaban el sufrimiento y la alegría que provocaba la consecución de ese tanto. Todo estaba preparado para que Riazor coronase una gran temporada de su equipo. El Huesca era el invitado a la fiesta blanquiazul. El guión fue similar al de toda la temporada. Todos esperábamos un partido sencillo, pero el conjunto oscense se empeñó en aguarnos la fiesta. Un gol de Núñez obligó al Dépor a esforzarse al máximo para conseguir, de nuevo, una remontada que nos aupara a lo más alto de la tabla. Fue entonces cuando emergió desde el banquillo la figura de los últimos partidos. Xisco remató con todo, alma incluida, un centro medido desde la banda derecha. El milagro se había consumado y sólo faltaba dejar correr los minutos hasta el final del partido. De nuevo, Xisco había levantado un resultado adverso en la segunda parte, saliendo desde el banquillo. Venció, por fin, a la sucesión de problemas de esta temporada.
Riazor animó como siempre. Un elevado porcentaje de la consecución del ascenso es achacable al papel de nuestra afición. Animó siempre, en distintos rincones de España y se dejó oír en todos los campos de la Segunda División. Riazor fue una fiesta, A Coruña es una fiesta. Toca pensar en la próxima temporada y el equipo tendrá bajas importantes que deberá sustituir con talento y esfuerzo. Hasta entonces, nos queda disfrutar de un año muy importante en la historia del club. El año del retorno a la categoría que merece un club como el nuestro. Un retorno que ojalá se prolongue durante muchas temporadas, aunque pase lo que pase, Riazor agradecerá de por vida, el esfuerzo de los héroes del ascenso.