14 partidos después, el Deportivo volvió a perder. Y lo hizo contra el Real Unión (1-2), en un partido clavado al de la primera vuelta en el Stadium Gal. Si uno repasa la pizarra de aquel día, comprobará que podríamos copiarla y pegarla, casi de manera íntegra, para analizar lo que pasó este domingo en Riazor. Ponemos el foco en varios aspectos concretos.
1-4-4-2 con cambio de posición para Soriano
Con respecto al día del Zamora, Borja Jiménez introdujo alguna variación. Hubo dos cambios de piezas: Miku por Quiles y Héctor por Aguirre. Pero, además, también varió la posición de Soriano. En los partidos anteriores, su zona de influencia había sido especialmente el perfil izquierdo. Ya fuese partiendo desde dentro o desde la banda, el madrileño tenía su radio de acción en esa parte del campo. Ante el Real Unión, esto mudó; se situó en el costado derecho. Y entró menos en juego.

Dos transiciones, un golazo
Si en algún aspecto del juego sobresale el Real Unión es en las transiciones ofensivas. El equipo de Aitor Zulaika sabe explotarlas muy bien. Y, de ese modo, llegaron sus dos goles en Riazor. Eso sí, dos acciones que merecen dos análisis distintos, por la forma. En el 0-1 Alain Oyarzun tiene tiempo y espacio para disparar, pero marca un golazo. Porque Alain Oyarzun no es un futbolista cualquiera. Ese golpeo desde 30 metros, esa zurda, está al alcance de muy pocos jugadores en Primera RFEF.



En el 0-2, las vigilancias ofensivas del Dépor no son buenas. Pérdida en la frontal del área rival, y dejada de cara para Gorka Kijera que golpea en largo sobre Oyarzun. Hay un 2 para 3, con superioridad numérica del Dépor, pero en inferioridad posicional. El goleador le gana la espalda a Lapeña y Álex y parte con ventaja sobre ellos. Luego, Ian Mackay, por primera vez en la temporada -y esto hay que recalcarlo-, no está acertado.




Es decir, el Real Unión no necesitó más que 3 ocasiones -la primera llegó a los 6’, en el remate al palo de Carlos Bravo- para hacer 2 goles. Efectividad irundarra.
Sin acierto en el área rival
El Dépor dispuso de ocasiones clarísimas para ver puerta. Con Noel en el 19’, cuando el canterano golpeó al aire tras uncentro de Trilli. Con Juergen en el 26’, cuando el cafetero cruzó en exceso su remate en el punto de penalti. Con el disparo de Lapeña que pega en el larguero (38’). Y, sobre todo, en dos acciones casi seguidas: el penalti de Miku que detiene Irazusta (47’) y en la siguiente jugada, cuando el venezolano desaprovecha un balón muerto en el área. También Quiles (64’) tuvo la suya de cabeza. E incluso Lapeña en la última falta del partido, pero no era el día.
Trilli, un diamante por pulir
Quizá en el imaginario del aficionado deportivista siga resonando el sprint de Trilli en el minuto 80. El canterano olvidó el cansancio y exhibió potencia para abortar una transición de Carlos Bravo. Partió en desventaja, varios metros por detrás del delantero, pero consiguió llegar antes que él. Un acción que incluso le sirvió para llevarse su aplauso. Una mera anécdota para un chico en edad juvenil que tiene un futuro brillante.
Porque, contra el Real Unión, Trilli (2003) no hizo su mejor partido. El 0-1 nace de una pérdida suya y, a nivel defensivo, cometió algún error más ante Kijera. Pero es que, con balón, sirvió varios centros de gol. A los 19’ asistió a Noel en su ocasión. Y en el 25’ le puso un caramelo a Juergen. Incluso más tarde, en el 64’, en el remate de Quiles que se va lambiendo el larguero, el envío es de Trilli. Un diamante de la casa por pulir.


Juergen para un proyecto
Juergen Elitim es un futbolista sobre el que construir proyecto. Y nadie lo sabe mejor que la secretaría técnica del Deportivo, encabezada por Carlos Rosende. En su última comparecencia, el coruñés se refirió al cafetero: “Es un jugador estructural para un equipo como el nuestro, para nuestra idea de juego. Si las cosas salen bien esperamos que siga aquí mucho tiempo, pero hay que llegar a un acuerdo”.
Porque Juergen tiene la capacidad para poder aparecer a diferentes alturas. Y, si en algo ha crecido el futbolista del Watford a lo largo de la temporada, ha sido en su regularidad en el juego. El ‘6’ es la brújula que señala el norte magnético del Dépor, el que marca el rumbo y los tiempos. Y ante el Real Unión añadió un nuevo registro: el gol. Ahora, los rivales ya saben que Juergen también es una amenaza desde la frontal. Porque no sirvió para puntuar, pero tras varios intentos, firmó su primer tanto de azul y blanco.
Los minutos de Álvaro Rey: Habrá tiempo y partidos para analizarlo mejor, pero en los 36 minutos que estuvo sobre el verde, el sevillano se mostró muy participativo. En su primer partido en Riazor, dejó buena muestra del perfil de jugador que es. Sumó desborde desde el carril diestro e incluso asistió a Juergen en la acción del 1-2.
Cerramos el análisis de idéntica manera, con el mismo fragmento, que en la primera vuelta:
Insistir en la idea
Aunque no le bastó para ganar, ni siquiera para puntuar, si algo ha dejado claro este Deportivo 1-2 Real Unión es que el equipo coruñés debe insistir en su idea. Y sobre todo, tener confianza y tranquilidad, dos términos difíciles de cumplir en el fútbol. Porque en una liga de 38 jornadas, nadie asciende en febrero. Y el equipo de Borja Jiménez encontró, hace tiempo ya, lo más importante: su camino, sabe por donde ir y cómo hacerlo. Ningún estilo garantiza la victoria, pero jugando así, estará más cerca; ganará muchos más partidos de los que perderá.