La incapacidad para ganar de Osasuna, Granada y Sporting ha suavizado el impacto del traspiés del Dépor en Eibar (3-1). El conjunto blanquiazul se mantiene seis puntos por encima de la zona de descenso, colchón más que considerable teniendo en cuenta el ritmo de los combatientes en la zona baja de la clasificación. Pero pensando en su propio equipo y no en los rivales, Gaizka Garitano encontrará motivos para estar preocupado y buscar soluciones de cara al próximo encuentro, el próximo viernes ante el Real Betis.
La derrota en Ipurúa supone para el Deportivo el fin de una racha de casi dos meses en la que sólo perdió uno de los diez partidos oficiales disputados. Entre diciembre y enero, los herculinos sólo habían hincado la rodilla en el Santiago Bernabéu, con tres victorias y cinco empates sumando compromisos de Liga y Copa del Rey. Es cierto que 2017 había comenzado con esas cinco ‘X’ de manera consecutiva, pero mantener la imbatibilidad era una especie de clavo al que aferrar el optimismo, la fe en un posible regreso a la senda del triunfo.
En Eibar no sólo volvió la derrota: también lo hizo la fragilidad. Entre octubre y noviembre, el Dépor concedió tres o más goles en cuatro choques ligueros. A partir de diciembre, el único capaz de hacerle más de uno fue el Real Madrid, así como el Alavés en la Copa. Pero la escuadra de José Luis Mendilibar encontró muchas facilidades en el sistema defensivo deportivista y no las desaprovechó. Los errores dejaron en anécdota el buen hacer con balón de los coruñeses en buena parte del duelo.
La debilidad exhibida en varios de los últimos encuentros lejos de Coruña responde principalmente a bajones de intensidad colectivos; pero en el apartado individual, los tropiezos de Sidnei han activado las alarmas. En Cornellà-El Prat y en el Estadio de Gran Canaria no acertó a despejar balones aparentemente sencillos en área propia, sirviendo el gol en bandeja a Gerard Moreno y Mateo García. En Ipurúa no anduvo rápido para tirar el fuera de juego, pecado que no perdona un delantero como Sergi Enrich. Tratándose del defensa más valioso del plantel, recién adquirido en propiedad y mejorado su contrato, ese tipo de faltas de concentración y contundencia resultan inquietantes.
El mes de febrero llega con cuatro exigentes citas para el Deportivo, tres de ellas auténticas finales en la pelea por la salvación. La primera este viernes en Riazor: ganar al Betis supondría dejar a los verdiblancos a un solo punto de distancia, perder provocaría que se fuesen a siete. A continuación tocará medirse al Athletic en San Mamés; y para cerrar febrero, Alavés y Leganés, en casa y fuera respectivamente. Garitano deberá reajustar el rumbo para que su equipo vuelva a parecerse a aquel que ilusionó en las últimas semanas de 2016.