El Deportivo debuta a domicilio ante la Asociación Deportiva Mérida, un conjunto recién ascendido que llega al choque en la misma tesitura que los blanquiazules: con un solo partido jugado tras ser uno de los ‘perjudicados’ por la desinscripción del Dux Internacional. El conjunto extremeño cayó en la primera jornada con cierta justicia ante el Linares y ahora busca resarcirse en su primer partido como en el Estadio Romano, después de dos semanas de ‘parón’.
«Debemos hacer el partido los más incómodo posible. Tenemos que estar concentrados y ser agresivos en las disputas». Así de claro se mostró el técnico del Mérida, Juanma Barrero, en la rueda de prensa previa al choque. Y es que el cuadro emeritense tiene claro que no podrá competir de tú a tú a un Deportivo con más calidad en todas sus líneas. Pero si plantea el encuentro adecuado, le podrá dificultar mucho las cosas. Por mucho que un equipo con un modelo parecido al Dépor lo desarbolase en la primera fecha.
En su debut en la categoría, el Mérida demostró ser un bloque con gusto por la ‘fricción’. Barrero apostó por un 4-4-2 que, en ataque, no dudó en buscar el juego directo. Ahí sobresale la figura de Lolo Plá, un punta con trayectoria en la categoría y que viene de ser fundamental en el ascenso del equipo desde Segunda RFEF. Sin peso en la construcción para los medios Acosta y Bonaque, la primera premisa del bloque extremeño fue buscar directamente a Plá para saltarse líneas y que fuese el punta el que se la quedase o peinase. En este último caso, casi siempre en busca de los movimientos verticales del escurridizo Álex Meléndez, que actuó como segundo punta. Lolo es el inicio y el fin del fútbol ofensivo del conjunto romano, aunque en la primera jornada estuvo fantásticamente defendido por su tocayo González, un central con corpulencia capaz de disputarle en igualdad física al ’10’ emeritense.
Una vez asentado en campo rival, el Mérida tampoco buscaba la pausa. En cuanto encontraba la ocasión, ejecutaba el cambio de orientación al lado contrario, donde solía esperar el extremo muy abierto. Ese papel lo desempeñó principalmente Nando Copete en el costado diestro. El que fue uno de los fichajes del club para adaptarse al salto de categoría formó una buena dupla con Felipe Alfonso, un lateral de experiencia y largo recorrido que se desdobla con facilidad, incluso por dentro. Por la izquierda, en su caso a pierna cambiada, José Artiles es otro de los nombres a vigilar.
Con estas cuatro premisas, el Mérida llegó con cierta asiduidad a la meta del Linares, aunque sin generar verdadero peligro. Fue una derrota merecida para un equipo algo falto de ideas, aunque con potencial en el banco para cambiar las cosas. Así lo demostró con la entrada del mediapunta Dani Sandoval o la aparición de un Kamal que, junto con Busi, pueden dotar de algo más de asociación al centro del campo blanquinegro. Además, en esta jornada, recupera a Benjamín Garay, Llácer y Larrubia, que le dan variantes.
Un Mérida desorganizado pese a su afán
Si en ataque la intención del Mérida fue generar desde las disputas, en defensa la intención fue no desorganizarse. El Mérida no varió su 4-4-2, con el que permitió iniciar el juego al Linares constantemente en el primer tiempo. No había problema en que su rival construyese, porque el objetivo de los de Barrero fue no acosar cerca del área contraria y empezar a hacerlo de la línea de medios hacia atrás. Los puntas se separaban del bloque para ‘marcar’ a los centrales, pero no había intención de robar, sino de orientar la salida y evitar conducciones.
Sin embargo, el Linares, un equipo bien trabajado a nivel de ataque posicional, le encontró las costuras con apoyos y movimientos complementarios. A pesar del afán de su doble pivote por mantener la posición, en el primer tiempo el Mérida dio la sensación de llegar siempre medio segundo tarde cuando pretendía robar. Y así, ni impidió la progresión en los primeros metros, ni fue capaz de seguir organizado y recuperar cuando los ataques se acercaban al área de Javi Montoya.
Y es que el equipo extremeño sabe que es fuerte en la defensa del área con Erik Ruiz, Nacho González y un Bonaque que fue mediocentro pero apenas se separó de la línea defensiva. Pero el Linares no necesitó del centro lateral para hacerle daño. Marcó dos tantos tempraneros y, a partir de ahí, controló con más juego que llegadas.
Con sus errores seguro que bien detectados, el Mérida buscará ofrecer ante el Deportivo y en su campo una mejor versión. El estilo del equipo parece evidente. Falta por ver si, con cambios en el once e incluso en el dibujo, es capaz de sumar más ideas al juego ofensivo y de elevar la agresividad, la concentración y mejorar el posicionamiento para convertirse en lo que realmente quiere ser: un conjunto de romanos gladiadores que vendan muy cara su derrota a base de fricción.