No hay descanso para Luis Fernández (Burela, 27 de septiembre de 1993). Cinco días después de caer eliminado con el Fabril contra el Extremadura, el lucense ya se estaba entrenando en solitario. Es la ambición de quién nunca se rinde, es la tenacidad de quién, verano tras verano, lucha por reinventarse entre tanta lesión. A sus 24 años, y tras concluir su segunda etapa en el Deportivo, el delantero mira al horizonte con la esperanza de volver a disfrutar del fútbol. Este año, aunque en sorbos pequeños, ya lo hizo. Y esa es la mejor noticia.
¿Cómo son los veranos del futbolista libre?
Difíciles, son muy difíciles porque no sabes dónde vas a estar. Sobre todo después de cómo se dio la temporada, que he jugado muy pocos partidos, debido a la lesión, y hay esa incertidumbre. Porque tampoco has dado tu nivel, y entonces no se sabe dónde vas a estar. Cuando metes goles y estás libre todo es diferente, porque los clubes llaman a tu puerta y tú puedes elegir. De esta forma estás esperando alguna posibilidad interesante que te pueda salir.
¿Se sufre mucho con esa situación?
Sí, claro. Lógicamente se sufre mucho. Se sufre más cuando tienes una lesión o cuando tienes algo que no puedes recuperar, pero lógicamente es una situación difícil por toda la incertidumbre de no saber dónde vas a estar el año que viene.
Mirando atrás, vaya temporadón del Fabril, ¿no?
Sí, la verdad es que fue espectacular. Yo creo que nadie se esperaba esta gran temporada, pero el equipo ha hecho un esfuerzo terrible. Éramos un grupo muy unido y eso al final hace mucho y se ve reflejado en los resultados.
Y a nivel individual, ¿qué esperabas de esta temporada?
Esperaba recuperarme (sonríe). Ese era el principal motivo por el que yo vine aquí. Una vez recuperado, pues sumar el máximo de minutos posibles y volver a sentirme futbolista y coger sensaciones. No pensaba en goles, no pensaba en nada. Simplemente en poder sumar minutos y que físicamente no tuviese ningún problema. Me voy muy contento porque esto se consiguió. Y fue difícil, porque llevó mucho más tiempo del que todos nos esperábamos, pero bueno, al final el objetivo era ese. Y me voy un poco en deuda con el Deportivo porque ellos me recuperaron y solo he podido jugar 5, 6 o 7 partidos. Fue una pena para todos, pero por lo menos estoy recuperado, que era mi principal objetivo.
¿Te queda esa espinita?
Sí, me queda la espinita de no haber podido estar a mi nivel para poder aspirar a otras cosas, pero las lesiones son así, el fútbol es así, y de nada vale lamentarse. Hay que mirar hacia delante y estar preparado para todo lo que viene.
¿Cómo fue tu salida del club en esta segunda etapa?
Esta fue muy sencilla y muy clara. Todos lo sabíamos. Desde un primer momento ya se sabía que Luis no iba a continuar en el Fabril. La posibilidad del primer equipo era muy remota, porque la realidad es la que es. He jugado muy poquitos partidos y no he estado al nivel que requiere el poder estar en Segunda División con el Deportivo. Y nada, fue una salida muy tranquila y muy esperada por parte de todos. Entonces no hay ningún tipo de rencores ni mucho menos. Vuelvo a repetir: estoy muy, muy agradecido al Deportivo.
Mencionas constantemente un tema que ha ido marcando tu carrera: las lesiones. ¿Cómo se llevan mentalmente?
Es muy difícil porque, después de estar recuperado, estás pensando en no lesionarte. Ahora cuando volví a jugar, mi objetivo también era no volver a lesionarme. Entonces, no podía estar al 100% ni hacer esfuerzos muy, muy grandes, porque siempre te queda eso en la cabeza después de tantos meses parado, de volver a la competición, de que los músculos se estén adecuando… Es difícil, pero es una realidad y, por suerte, ahora ya todo esto está olvidado y puedo competir al máximo nivel en los próximos meses.
¿Qué has aprendido de tanto tiempo en el dique seco?
A valorar lo que uno tiene y a disfrutar del momento. Lo que pasa es que, cuando todas estas lesiones te invaden, después, en vez de disfrutar, tienes un poco de miedo, siempre vas con el freno de mano puesto. Y es difícil, pero hay que disfrutar de lo que uno tiene, disfrutar del fútbol, que el fútbol como deporte es maravilloso. Y ojalá me puedan respetar las lesiones de aquí en adelante. Yo hago todo lo posible para que esto no suceda, pero es algo que no se puede controlar. Y la verdad es que tengo muchas ganas de volver a sentirme importante, a sentirme futbolista de verdad, y haré todo lo posible otra vez para que esto pueda pasar.
¿Cambió tu manera de ver el fútbol?
Sí, cambió mi manera de todo: de ver la vida, de ver el fútbol… Lógicamente todo el mundo tiene problemas, lo único que no se puede curar son las enfermedades graves. Y yo me siento un auténtico privilegiado, pero siempre uno quiere más, quiere mejorar, quiere hacerlo bien… Y si las lesiones no te lo permiten es muy difícil verlo con alegría. Pero tú miras a tu alrededor, ves lo que tienes y que haces lo que realmente te gusta, y te sigue animando para recuperarte de nuevo y volver a empezar.
¿En algún momento has pensado en arrojar la toalla?
Lo tienes en la cabeza, pero no, porque desde pequeño siempre quise ser futbolista, llevo toda la vida luchando para ser futbolista y las lesiones son un obstáculo más en tu carrera, pero hay que superarlo y sin duda te hace más fuerte. Otra cosa es que después no te permita hacer esfuerzos grandes, es decir, que no puedas estar bien para competir, pero por suerte ahora mismo estoy al 100%. Estoy entrenando de nuevo con una persona para llegar en las mejores condiciones posibles a la pretemporada. Sea donde sea. Y la verdad es que el fútbol es lo que me gusta, el fútbol es lo que llevo persiguiendo toda mi vida y, en ningún momento, pase lo que pase, a no ser que sea incapaz de jugar, lo dejaré.
En el último descenso del primer equipo, tú fuiste uno de los jugadores del filial que subió. ¿Qué supone para un chico de la cantera dar el salto?
Es un auténtico privilegio, un orgullo, porque cuando tú estás en el filial siempre piensas en subir al primer equipo. Y los que vayan a subir están con ese hambre de poder demostrarle al deportivismo que ellos también están capacitados para devolver al equipo a Primera División.
¿Ves ahora a algún compañero preparado para ello?
Sí, yo no soy quién de juzgar las cosas, pero yo creo que hay muchos en el Deportivo B que están capacitados para ello, vayan a estar o no. Eso ya es decisión del club, yo no tengo nada que opinar, pero creo que hay muchos jugadores que sí que pueden estar en el primer equipo del Deportivo.
Hace dos temporadas salvaste al Huesca del descenso a Segunda B con un doblete en El Sadar. Ahora, los oscenses acaban de ascender a Primera. ¿Cómo es ese club por dentro?
Hubo una posibilidad de que yo renovase años en Huesca, y no se hizo. La verdad es que allí en Huesca me tienen mucho cariño porque con esos dos goles mantuvimos la categoría. Bueno, no solo por esos dos goles, sino que ese fue el partido clave. Y la verdad es que algunos aficionados siempre me envían mensajes para que esté animado y siga luchando, que era un gran futbolista. Y eso se agradece mucho, y me gustaría desearle al Huesca muchísima suerte, porque es un club que demuestra que se han hecho las cosas muy, muy, muy bien. Con el cuarto o el quinto presupuesto más bajo de la categoría ha conseguido el ascenso a Primera División. Y de manera consistente, jornadas antes. Es un ejemplo para todos, es un ejemplo de trabajo, de inteligencia, y de saber cómo gestionar las cosas, porque es un club sin deuda, paga todo lo que promete, y es digno de admirar.
¿Cómo se presenta tu futuro más cercano?
El futuro más cercano está para ponerme en la mejor forma posible, fortalecer todos los músculos de mi cuerpo… Todo lo que esté en mi mano para llegar a la pretemporada, que no sé dónde voy a estar, en las mejores condiciones posibles, y que vean que las lesiones están olvidadas.