Hay futbolistas que dentro del terreno de juego demuestran una madurez impropia de su edad. María Méndez (Oviedo, 10 de abril de 2001) es buen ejemplo de ello. Con solo 18 años está disfrutando otra vez del fútbol de élite. Y sí, hay que incidir en ese ‘otra vez’, porque ya no es la primera. Con solo 15 estaba debutando en la máxima categoría. En aquel momento, fue por algo circunstancial, el Oviedo luchaba por la permanencia y tenía una plantilla corta. Esta temporada dejó de serlo: el Dépor ABANCA, la revelación de la liga, tiene 21 futbolistas, y María es una de las piezas importantes. A lo largo de la entrevista, repite constantemente una palabra: ‘compañeras’. Quizá por eso le vaya tan bien y le espere un futuro tan brillante, porque entiende el fútbol como lo que es: un deporte colectivo.
Con la incertidumbre que generaba el hecho de no saber si habría huelga o no, ¿cómo ha sido esta semana?
Un tanto rara, esta situación no le gusta a nadie. Cambiar de un día para otro y no saber si realmente el fin de semana vas a jugar el partido o no, a nadie le gusta. Pero si es lo que necesitamos para conseguir nuestros derechos, yo creo que todas las jugadoras lo apoyamos.
¿Estáis todo el vestuario de acuerdo en ir a la huelga?
Sí, yo creo que todo el vestuario apoya esta huelga para cumplir el convenio. Tenemos que seguir entrenando para que cuando se juegue estemos al 100%.
Cuatro meses en A Coruña, ¿qué valoración haces?
Desde el principio muy buena. También tengo que agradecérselo a las compañeras, que me han arropado. A nivel futbolístico creo que me adapté muy bien, ahora mismo estoy jugándolo todo, no tengo ninguna queja. Las compañeras son de diez y también estoy muy contenta con el cuerpo técnico. Tanto la ciudad como a nivel futbolístico me encanta, y ojalá siga estando así de a gusto durante toda la temporada.
Del Real Oviedo al Dépor, ¿cómo ha sido el cambio?
Un poco difícil, venía de un equipo que era máximo rival. Pero al final si quería jugar en otra categoría tenía que venirme para aquí y olvidarme de esa rivalidad que había los años anteriores. También es verdad que aquí hay mejores instalaciones, muchos más recursos económicos… Y eso al final se nota, es más profesional todo. Estoy muy bien.
¿Era el momento de salir para seguir creciendo?
Sí, si quieres mejorar e ir dando pasos hacia delante, no te puedes estancar en una categoría si tienes oferta de más arriba. Yo quería verme, coger esta oportunidad y arriesgarme al final, porque no sabes si va a irte bien o mal. De momento me está yendo bien y no me arrepiento.
Con solo 15 años debutaste en Primera con el Oviedo. Futbolística y personalmente, ¿qué te aportó?
Mi debut fue por diversas causas: no tenían demasiadas jugadoras, yo acababa de cumplir los 15 y me subieron. No era mi puesto habitual, pero yo lo disfruté como nada. Te ves en la situación y no lo piensas, dices: ‘Si me toca, me tocó’. También es verdad que era una liga distinta, ahora mismo en Primera hay mucho más nivel que cuando yo debuté. Es un premio, te eligen a ti entre todo un equipo filial, y tienes que dar la talla porque no te queda otra.
Campeona de Europa y del mundo sub-17, pieza importante en el equipo revelación de la Primera Iberdrola. ¿Cómo asimila una todo esto siendo tan joven?
La verdad es que yo creo que en el momento en el que vas consiguiendo esos títulos no piensas en lo que estás haciendo, si tiene mérito o no, porque estás como en una nube. Cuando va pasando el tiempo hay que poner los pies en la tierra y seguir trabajando. Porque si luego dejas de hacer lo que tienes que hacer y vas con poca humildad, te puede dar toda en la cara. Tú cuando consigues todo eso tienes que ver donde estás y seguir con ese mismo rendimiento. Si yo para conseguirlo tengo que dar un rendimiento muy alto, luego no puedo bajarlo, tengo que subirlo y seguir trabajando. Y, sobre todo, agradecer a las compañeras porque no es solo trabajo tuyo, sino que durante todo el año estás con ellas y son quienes te marcan el ritmo y te ayudan.
¿Implica que tengas que madurar más deprisa?
Puede ser, consigues eso siendo una niña, y tienes que coger aspectos de una mujer más mayor para no ir de chula, para no presumir de ello, sino seguir trabajando.
Ahora eres central, ¿qué te ha aportado el hecho de haber sido mediocentro antes?
Los tres últimos años en el Oviedo durante muchos partidos estuve jugando de mediocentro. Yo creo que al final te aporta el ritmo de balón. El saber que de mediocentro no estás tan tranquilo como de central, en el sentido de que te aprietan mucho más, siempre tienes que estar con una marca. También me ayudó a ser más agresiva en cuanto a disputas, balones divididos… Me aportó mucho, además de polivalencia para algún momento en el que el míster me necesite de medio, ya habré jugado ahí, no será mi primera vez.
Te gusta salir con el balón conducido.
Sí, la verdad que a mí lo del pelotazo no me gusta mucho (se ríe).
Cuando sales en conducción, también se benefician tus compañeras del medio. Atraes a su marca y les generas espacios.
Es nuestra base de juego, salir jugando desde atrás con el balón y filtrar pases para que las compañeras puedan jugar hacia delante. Y como arriba tenemos muy buenas jugadoras, poder hacer daño así.
¿Cómo se trabaja eso?
Tanto con los entrenamientos como con las charlas tácticas. Todas sabemos muy bien a qué jugamos, todas las jugadoras lo tenemos muy mecanizado y ya nos sale solo.
Cuando tienes el balón, ¿cómo distingues cuándo puedes arriesgar y cuándo no?
Va en función del rival, de cómo veamos nosotras que nos está planteando el partido: si ya nos tienen pillado el chip o también en función del resultado. Lo que no podemos hacer es ir ganando 1-0 en el minuto 80 y filtrar pases a las mediocentros cuando vienen de cara. Hay que ir mirándolo en función de resultado y rival.
La experiencia que te van dando los minutos te sirve también para entenderlo mejor.
Yo al principio de la liga no tenía tanta experiencia, y poco a poco voy consiguiéndola. Entonces también es de valorar en el sentido de que yo creo que voy mejorando a nivel futbolístico, pero también voy cogiendo la experiencia y otros aspectos que el fútbol me está dando.
Llevas ya tres goles a balón parado. El juego aéreo es otra de tus virtudes.
Este año eso me está dando muchas alegrías, porque la verdad que llevaba bastante sin marcar en partidos, digamos, importantes. Estoy súper contenta y a ver si continúa la racha.
¿De dónde te viene ese buen juego aéreo?
La máxima virtud es que suelo estar donde cae el balón, ya sea gol de rechace o si lo marco yo directamente del centro. Y yo creo que me sé colocar muy bien dónde está el balón, por lo menos ahora me está saliendo bien, a ver si continúa.
Tu hermano Miguel también jugó en las categorías inferiores del Real Oviedo. ¿Qué consejos te da? ¿En qué te dice que puedes mejorar?
Está siempre encima de mí, para corregirme, para que intente mejorar… Es el que más disfruta viéndome jugar. Y también le tengo que agradecer muchísimo porque está todos los días preguntándome: ‘¿Qué tal el entrenamiento?’ Y en los partidos me corrige mil cosas, tanto futbolísticas como de mente. Antes de jugar me da consejos para que mejore en todo lo que el finde anterior no hice bien. Me da consejos de todo, la verdad.
En tu tiempo libre, ¿cómo equilibras para ser autoexigente en las correcciones pero sin obsesionarte tampoco?
Soy una jugadora muy exigente commigo misma, si juego un partido mal, estoy rayada, estoy pensándolo durante varios días. Pero al final tienes que ver que la vida sigue, que los entrenamientos tienen que seguir. No puedo ir al entrenamiento del lunes o del martes pensando en el fallo del partido anterior, porque ya comienza una nueva semana y tengo que estar al 100% mentalmente para poder llegar el domingo en las mejores condiciones.
¿Estudiar Magisterio te ayuda a tener la cabeza distraída en otras cosas más allá del fútbol?
Exacto, sí, claro, sí que es verdad. Todas las mañanas estoy haciendo trabajos, estudiando para la universidad… Entonces pues ahí mi cabeza se distrae un poco del fútbol hasta que luego voy a entrenar.