Miku es la gran novedad en la convocatoria del Deportivo para medirse al Celta B. El delantero asegura que «un derbi es un derbi» aunque reconoce sentir «lástima» por jugar ante el filial olívico y no contra el primer equipo. Tras recibir el alta, el venezolano se pasó por RiazorTV para analizar su adaptación al Deportivo y a la ciudad de A Coruña, que a nivel familiar «está siendo mejor de lo que esperaba».
Hola Miku. Llevas un par de semanas separado del equipo, así que lo primero: ¿cómo estas?
Bien. Gracias a Dios hicimos todo lo posible el equipo médico y yo para estar cuanto antes y para recortar algún plazo. Gracias a Dios se cumplió bien y hoy recibí el alta por parte de los servicios médicos y estoy contento porque el fin de semana, si el entrenador lo considera, puedo ayudar.
Es una pena porque llegaste en verano, necesitaste tiempo para ponerte a punto y llega este frenazo de dos semanas cuando ya eras titular. Es un fastidio, ¿no?
Sí, obviamente sí. Había hablado con el míster para ir poco a poco encontrando el punto de forma óptimo. Los compañeros tienen cuatro o cinco semanas de entrenamiento más que yo y eso se notaba. Él me dio la alternativa en un campo difícil, campo de césped artificial y todos coincidimos en que la superficie me afectó en exceso. Es un lesión que puede ocurrir en cualquier campo, pero bueno. Esto es así y tenemos que saber que tenemos una plantilla muy amplia y el día que no este uno, otro debe de salir y hacerlo igual de bien.
Puestos a elegir, ¿Preferías ser titular en un partido de Riazor que en Guijuelo?
Claro, obviamente. Pero estamos para la necesidad que el entrenador quiera. Obviamente era un partido muy difícil donde iba a haber mucho balón disputado, segundos balones.. Los jugadores íbamos a tener que jugar mucho de espaldas. Es uno de esos partidos sucios, feos… El entrenador había hablado conmigo para lo que él quería y ocurre lo de lesión. Si hacemos un cómputo global de dos partidos en campo artificial y sacar cuatro puntos de seis, a ver durante el año quién lo logra. Tenemos que estar contentos en ese aspecto.
Supongo que ha sido un verano muy loco…
Un año muy loco (risas).
¿Cómo recuerdas esas semanas un poco locas que hacen que termines en el Dépor? ¿Te has parado a pensarlo? ¿Qué balance haces?
El verano en tiempo de fichajes siempre tiene incertidumbre de a dónde vas a ir, dónde tu familia va a tener tranquilidad y estabilidad, dónde va a poder uno desarrollar mejor su trabajo. Cuando apareció la opción yo fui muy claro con mi agente. Gracias a Dios teníamos un par de sitios donde elegir y donde el dinero era el doble o el triple de lo que me ofrecían aquí. Pero está el tema deportivo y de estar en una gran ciudad y una gran institución. Después de conversarlo con mi esposa, decidimos quedarnos aquí y luchar por algo que quiere todo el mundo, como es el ascenso.
La entrevista completa con Miku, en Patreon
Has viajado un rato. Escocia, Chipre, India… Yo supongo que al final llega un punto que dices: bueno, vamos a volver.
Nosotros estamos siempre abiertos a viajar. Gracias a Dios mi esposa no le teme a nada y estamos muy abiertos a viajar, a conocer mundo, otras culturas y otras maneras de educar a los niños. Cuando me ha tocado salir fuera no le he hecho ascos. Siempre he sacado experiencias positivas de donde he estado. No hay ningún sitio donde me arrepienta porque todos me han dejado alguna enseñanza deportiva y de vida que siempre me ha servido.
¿Qué tal está siendo tu experiencia a nivel familiar en Coruña? ¿Está siendo lo que esperabas?
Te voy a decir la verdad, está siendo mejor de lo que esperaba. Mi hija mayor tiene un arraigo muy grande con Madrid porque nació allí y tiene una edad en la que ya tiene muchos amigos. Quería quedarse y fue difícil decirle que nos quedábamos en España pero no en Madrid. Al principio fue muy duro para ella y estábamos preocupados a nivel familiar con eso pero hemos llegado aquí y se ha adaptado a las mil maravillas. Los amigos, el colegio, el barrio, los vecinos… Todos nos han abierto las puertas desde el principio y se han integrado súper rápido y están muy contentas. Ya me decía Trashorras, que es un gran amigo mío: “vas a flipar con Coruña que hay una calidad de vida muy buena”. Yo como nunca había vivido aquí y solo había venido a jugar le decía: “Bueno, Rober, es que llueve mucho. No sé”. Pero mira, la verdad es que vinimos y el tiempo está fantástico, la gente es súper amable, hay muchos venezolanos aquí. La adaptación está siendo muy fácil.
Esta semana es el partido contra el Celta B. Supongo que sabes la rivalidad que hay contra el Celta en A Coruña. ¿Qué supone para ti jugar contra el filial del Celta? ¿Cómo lo estáis viviendo en el vestuario?
Un derbi es un derbi. El Derbi gallego por excelencia sabemos que es el Dépor-Celta. Lástima que por temas deportivos sea contra el Celta B y no contra el primer equipo. Es lo que hay. Cuando el Deportivo le gana a cualquier equipo del Celta en cualquier categoría es un orgullo para todos los que son seguidores. Es un partido especial, donde se juegan algo más que tres puntos. Se juega ese sentimiento de ser el equipo de Galicia. Pero al final, son tres puntos que nos van a dejar más cerca de nuestro objetivo. Tenemos que ser conscientes que sea el rival que sea los tres puntos en casa no se pueden escapar y tenemos que hacer un fortín de Riazor y siempre sumar de tres.
Miku y la recuperación de su lesión
¿Ha sido difícil a nivel mental la lesión por el momento que llega o has pasado página rápido para centrarte en volver?
No, al día siguiente estuve un poco de bajón cuando hicimos la prueba y me dieron los resultados. Ya cuando jugamos el primer partido en hierba artificial salí 20 minutos y ya había sentido el abductor. Estuve dos semanas sin molestias hasta Guijuelo y yo pensaba que había sido lo mismo que la vez anterior. Después de la prueba se vio que se había roto un poco. El primer día fue duro porque estaba echando horas extras y llega ese frenazo. Al día siguiente lo asumí con naturalidad. Sé que estoy rodeado de un médico que tiene muchísima experiencia en el mundo del fútbol, del equipo de fisioterapia, del readaptador… Sabía que estaba en buenas manos. Hablamos de tres semanas para empezar a entrenar y a los diez días ya lo estábamos haciendo. Estamos muy contentos y siempre es bonito estar a disposición del entrenador.
¿Cómo te has visto esta semana? ¿Has dado un paso atrás o te ves igual?
Igual. Cuando recuperamos la lesión lo que hicimos fue un trabajo de darle muchos estímulos al cuerpo que simulasen entrenamientos, cambios de dirección e hicimos mucho hincapié en trabajos de reacción y movilidad que era lo que me faltaba. Si hablamos de condición física, eso ya lo tenía. Nos faltaba esa chispa en el área que te puede servir para rematar un centro o para anticiparte a una jugada. Todo eso se trabaja con la reactividad. Gracias a Dios lo hicimos muy bien y volví a los entrenamientos con la misma felicidad. En la vida la mente es muy importante y es la que hace y deshace todo. Siempre he sido una persona muy fuerte.
El que ha aprovechado muy bien tus dos semanas de baja ha sido Rolán…
Es lo que tiene que hacer. Obviamente no sabemos qué va a pasar de aquí al mercado pero el tiempo que esté tiene que dar lo mejor de sí. Todos sabemos que es un jugador que tiene unas características muy buenas. Puede jugar de nueve, puede jugar de mediapunta, en banda… Ahora está de dulce. Todo lo que patea es gol. Es una plantilla que no depende un jugador. Si nosotros pensamos que dependemos de un jugador es un error muy grave. Nosotros dependemos de un bloque y de un entrenador que tiene unas ideas muy claras. Puede que desde fuera no sea tan vistoso como gustaría pero la clasificación está ahí y es lo que importa.
¿Cómo estáis llevando los delanteros todo lo relacionado con el juego ofensivo?
Todos tenemos que mejorar. Se leen muchas cosas y se dicen muchas cosas. Que si no generamos, que si los delanteros no responden… Yo creo que fiarnos de esto es contraproducente. Sabemos que podemos hacerlo mejor, que debemos hacerlo mejor. Espero y aspiro a que en los próximos partidos el equipo se vaya soltando, que no juegue con esa rigidez y ese miedo al fallo. Yo creo que nos falta ser más atrevidos, creernos más, intentar cosas. Si no salen no importa, corremos para recuperar la pelota. Tenemos que ser mucho más alegres. Pero también tenemos que hacer el trabajo defensivo y táctico que nos pide el entrenador. Esto es un juego colectivo, el ataque depende de todos y la defensa igual. A lo mejor la gente dice que no encajamos goles y la defensa es muy buena, pero los delanteros igual no paran de correr para evitar la presión y para ayudar en defensa. Al final es un trabajo colectivo.
La gente puede ver que el equipo ganó 1-0 de penalti y decir que no has hecho nada, no se cómo te lo tomas al llegar a casa.
Al final la gente puede ver un poco el resultado y las intervenciones determinantes. Pero nosotros jugamos con un aparato en la espalda que dice cuánto has corrido, cuántos sprints y eso el entrenados también lo ve y lo valora. Hoy igual el delantero hizo un trabajo sucio que era lo que el partido pedía. A todos nos gustaría ganar 5-0 tirando caños pero a veces hay que ganar 1-0 de penalti. Nosotros en broma decimos que parecemos el Atlético de Madrid, pero ellos al final ganaron una liga así. Con un fútbol que igual no era muy vistoso pero conseguía resultados. Todos sabemos cuál es el objetivo del equipo y al final no importa el cómo, sino que se consiga el objetivo. Sabemos que estamos líderes pero que tenemos que mejorar.
Me has dejado loco con el aparatito. ¡Qué cosas tiene el fútbol moderno!
Yo les digo a los compañeros que no es todo. Al final si corres quince kilómetros, tocas cuatro y se las das al rival no sirve de nada. Si corres siete, tocas 50 y se las pasas a los compañeros. ¿Qué vale más? Al final hay que encontrar el punto en común en todo. Esto son avances tecnológicos que hay y que sirven para hacer análisis y están bien porque no los puede hackear nadie (risas).
Volviendo en lo del miedo a error. Contra el Racing y el Pontevedra se vio que el equipo dio un paso adelante con el balón pero que no creaba ocasiones y nosotros lo achacábamos a ese miedo a error. ¿Notas que esto está siendo definitivo?
La palabra es atreverse. En Sudamérica hablamos un poco del jugador irreverente, que se atreve a todo y no le importa ese orden táctico. Tenemos jugadores con esas condiciones pero estamos muy rígidos y muy robotizados. Muy A, B y C. Pero cuando esto no sale, porque los rivales también nos estudian, pues hay que hacer otras cosas. Desde fuera se ve que el equipo ha mejorado estas dos semanas y lo está haciendo mejor con balón.
También vemos que el Dépor provoca que los rivales no puedan poner en práctica sus ideas ofensivas. Si te pusieses en nuestra piel, ¿Cómo explicarías que los rivales jueguen peor?
Simplemente decir que en el aspecto defensivo estamos más avanzados. En el fútbol hay dos maneras de jugar: ser muy ofensivo y ganar desde ahí los partidos o tener un orden táctico y poder atacar después de dejar tu arco a cero. Estamos haciendo un trabajo táctico que no es bonito pero sí efectivo. A todos los aficionados y a mí como delantero nos gustaría que todo fuera mucho más alegre pero lo que el entrenador quiere se está cumpliendo a rajatabla y esto hace que los resultados sean positivos. También hay que dar mérito a eso.
Un Deportivo forjado en el compañerismo
Para divertido el vestuario. No lo pasáis mal.
Yo no he estado en años anteriores pero muchas veces lo que ocurre en el terreno de juego es reflejo de lo que pasa en el vestuario. Los equipo se construyen del vestuario hacia fuera. Este año yo estoy notando un grupo muy alegre, comprometido y todos reman en la misma dirección. El buen ambiente es reflejo de lo que ocurre en el campo y al final eso se nota mucho. Clubes como Elche o Mallorca que suben directos de 2B a 1ª prácticamente en 2ª no tocan el equipo. Esto es porque saben que lo que está dentro funciona y no lo quieren tocar. Tenemos un grupo muy bueno de jugadores. Gente joven del Fabril, gente veterana… Pero todos estamos en la misma línea.
¿Cómo eres con los jóvenes?
Yo intento dar lo que me pasó a mí cuando empecé. Los veteranos de mi época me acogieron muy bien, me dieron consejos, me apretaron cuando había que hacerlo y me felicitaron cuando tocaba. Yo trato de darle mucho ánimo y consejos a Adri Castro porque es joven y tiene cualidades. Él se desespera si falla una jugada y yo le digo que eso ya pasó y hay que pensar en la siguiente jugada. Hay una buena camada de jugadores de la casa que van a tener que aportar y que nadie se desanime. El grupo aprieta a los jóvenes pero también se les da una palmadita en la espalda.
¿Cómo fue tu llegada a España?
Mi tío tenía un amigo de la infancia que trabaja en el Villarreal y le apretó para hacerme una prueba. Fuimos para allí y casi 20 años de carrera. Tenía catorce años, venía de vacaciones de verano y nunca volví. Son situaciones de la vida y cuando uno quiere algo tiene que trabajarlo. Durante toda mi carrera he querido ser un buen profesional y que nadie me regalase nada.