Hay vídeos que son capaces de ir hasta donde las palabras no llegan. Hay momentos que explican visualmente la naturalidad que esconde el fútbol femenino, la naturalidad que esconden sus jugadoras. Yo comprendí la magnitud que había tenido la final de Los Cármenes en una visita a mis abuelos maternos. “¡Qué buena era la 7 de la Real, tan bajita como pilla!”, me dijo mi abuelo al día siguiente. “¿Cómo? ¿De qué me hablas?”. “Sí, la jugadora que ayer marcó el gol de la victoria en la final de Copa”, me respondió. Hasta hace bien poco, el único fútbol femenino que había visto mi abuelo había sido el de su nieta, en vivo, en los propios campos. Desde hace algunos meses, el hecho de que este sea televisado en abierto ha provocado que él pueda verlo casi semanalmente. Y lo más importante: que le guste. Aquel 11 de mayo quedó maravillado con el talento de Nahikari García (Urnieta, 1997). Pero no fue el único. Como él, miles de personas. Aquel partido marcó un antes y un después en muchos sentidos.
17.550 aficionados en las gradas de Los Cármenes, 1.655.000 espectadores de media en la televisión -en prime time-, 2.200.000 espectadores en el momento de la entrega de la copa, la Reina Letizia presente en el palco… Con todos esos focos apuntando, disputaron la final de la Copa de la Reina Atlético de Madrid y Real Sociedad. Uno, campeón liga, el otro, séptimo en la tabla. Parecía claro quién era el favorito, pero como en el fútbol nada está escrito y a partido único los «pequeños» se hacen grandes, esa teoría no implica nada. Y en la competición del K.O. hubo sorpresa. El Atleti cayó por la mínima. Un gol de Nahikari García a la hora de fútbol supuso el 1 a 2 definitivo.
Nahikari, la heroína pretendida por el rival
Ironías del destino, Nahikari, la heroína realista aquella noche, era uno de los deseos del Atleti para el mercado de verano precisamente. En la previa, parecía una intención recíproca: ella quería crecer como futbolista y el equipo colchonero tenía uno de los mejores proyectos de España. Sin embargo, los razonamientos lógicos dejaron paso a los sentimentales. Aquel título de Copa lo cambió todo. Fue tal el impacto social de aquella hazaña que, en los días posteriores, la renovación de Nahikari por la Real pasó de ser una utopía a una realidad.
Justo 15 días después de aquel gol, justo dos semanas después de levantar la copa, la delantera urnietarra dijo que sí. En una rueda de prensa que tuvo lugar en la ciudad deportiva de Zubieta, la estrella de la Real Sociedad anunció el acuerdo, pero antes reconoció lo evidente, se sinceró: “No han sido semanas fáciles. Ha habido momentos en los que he estado más lejos que cerca de renovar con la Real”. Acompañada por el presidente Jokin Aperribay y por la directora deportiva Garbiñe Etxeberria -un dato que explica la magnitud y la repercusión del acto-, firmó la renovación -hasta 30 de junio de 2021-. Y dejó una frase: “Es el momento de la Real, creo en lo que está haciendo el club y me siento con la ilusión y las ganas del primer día”.
Campeones, 32 años después
Además de retener a su crack, Aperribay respondió con otro mensaje: “El presupuesto del equipo femenino se va a ampliar esta temporada. Es una realidad”. No en vano, más allá de la liga de Segunda, la Real Sociedad no ganaba un título como club desde 1987. Por eso aquella Copa de la Reina -el primer trofeo también de la sección femenina- cobró más repercusión si cabe entre la afición txuri-urdin. El 11 de mayo de 2019, Nahikari García cumplió su gran sueño: ganar un título con la Real. Pero eso solo fue la causa, entre todo el revuelo consiguió lo más importante, el efecto: le dio visibilidad a su trabajo, al de sus compañeras, sentó un precedente y propició que durante unas semanas Donosti presumiese de campeonas, en femenino.
*Este sábado, el Dépor ABANCA recibe en Abegondo a la Real Sociedad (13h). Esta serie de textos sobre sus rivales pretenden poner en contexto, explicar de dónde viene y hacia dónde va el fútbol femenino español.