Pepe Mel, entrenador del Deportivo, cuenta con tres libros publicados. Además de eso, ha sido el hombre que hizo debutar en su día a jugadores como Alejandro Arribas o Lucas Pérez. Sus aspiraciones pasan por quedarse en A Coruña y hacer suyo el proyecto. Como él mismo dice, el Dépor no es un trampolín para acceder a cotas mayores y sí un sitio donde se pueden hacer muchas cosas.
¿Cómo recibiste la llamada del Dépor?
La recibí de la manera más natural del mundo. A Gaizka ya le habían cesado y el Dépor no tenía entrenador. Me hablaron de la posibilidad de venir aquí y este es un club al que decirle que no es un lujo, un lujo que yo no me iba a permitir. Para mí es una ilusión estar aquí.
¿No recibiste ningún tipo de comunicación o interés mientras Gaizka era técnico del Dépor?
No. Y es una de las cosas que más me gustaron del club porque yo he sufrido esa situación en mis propias carnes. El respeto que se tuvo con Gaizka hasta que tomaron la decisión te hace ver que es un club comprometido con la gente que trabaja en él. En contra de lo que algunos puedan pensar sobre tener un recambio cuando vas a despedir a un entrenador, yo no soy de esa opinión. El club tuvo el máximo respeto y confianza en el entrenador hasta que estimó oportuno un cambio.
¿Eres de los entrenadores que desconecta en esos periodos en los que estás sin trabajar o eres un devorador de fútbol?
Yo creo que va todo un poco unido. Al principio haces cosas que no puedes hacer habitualmente como disfrutar de los fines de semana en familia o desplegar las aficiones que tenga cada uno. Pero cuando empieza la Liga, la verdad es que esa adrenalina que te da este trabajo la echas de menos. Es como una especie de droga que tienes que quitarla de alguna forma y la manera más natural de hacerla es ir a ver el trabajo de algunos compañeros entre semana, ver entrenamientos, ver fútbol de gente joven. Me gusta estar en contacto con el fútbol porque al fin y al cabo es mi trabajo.
Y llegas a Coruña con una situación complicada en la que tienes que cortar una hemorragia. ¿Cómo lo veías desde fuera?
En lo deportivo está claro que hay un grupo de jugadores de un gran nivel. Desde fuera parecía increíble que se encontraran en la situación en la que estaban. La manera de solucionarlo para mí, era hacerles ver que pueden trabajar juntos y hacer las cosas bien porque no son inferiores a nadie. Teníamos un calendario complicado y el equipo respondió fenomenal. Creo que este grupo de jugadores darían mucho más de sí, si estuviéramos en una situación más cómoda.
Echando la vista atrás, ¿cómo era el Pepe Mel jugador?
El Pepe Mel jugador no podría competir con Andone ni con Joselu. Yo fui un rematador puro que tuvo la suerte de tener compañeros muy buenos alrededor. Jugué con futbolistas como Michel, Martín Vázquez, Rafa Gordillo o Chano. Gente internacional con unas piernas y centros fenomenales que yo aprovechaba para hacer goles. Siempre hice goles porque era lo que tenía. El fútbol actual ha evolucionado de tal forma que, por desgracia o no, la gente que juega arriba, además de tener gol, necesita ser un jugador más completo para adaptarse al fútbol moderno.
¿En qué ha cambiado el fútbol de aquella época con respecto al de hoy en día?
Yo he tenido la suerte de estar en la Premier League y creo que el juego de transición es fundamental. La velocidad con la que se juega, con la que transita el balón en el campo hace que un equipo que cambie rápido el chip defensa-ataque ataque-defensa, es el equipo al que le irán las cosas bien. Por eso el Atlético de Madrid es un conjunto tan bueno. Mantiene un bloque de futbolistas de cinco años para aquí y solo cambian piezas para mejorar. Es un equipo al que es difícil coger en un error o desprevenido. Ese es el Dépor del futuro que a mí me gustaría ver.
Simeone es el líder natural de ese equipo. En una etapa en la que la figura del entrenador está denostada, ¿encarna Simeone ese ideal de entrenador líder al que todos respetan?
Yo considero que todo club de fútbol debe ser como una familia. El hecho de que todos admitan el fallo o error del compañero de al lado, o que un jugador pueda estar por delante de ellos o que haya un máximo respeto entre compañeros, ayuda mucho a la hora de conseguir objetivos. Por desgracia en el mundo del fútbol cuanto más grande es el equipo que entrenas, más egos y más situaciones personales hay. Por eso los entrenadores que llegan a la élite del fútbol europeo, más allá de transmitir las ideas que quieren practicar, tienen que tener un manejo humanitario y un don de gentes especial.
¿Son los jugadores de hoy en día caprichosos?
Los futbolistas siempre hemos sido personas egoístas. Un jugador piensa primero en sí mismo. Por eso es tan importante el futbolista que, en la misma medida que mira por sí mismo, mira por el grupo. Cuando se dice que el fútbol es un deporte de conjunto, es cierto hasta un punto, ya que para mí, el fútbol es la unión de muchas individualidades y muchos egos. El equipo que los junta mejor consigue ser fuerte.
¿El Pepe Mel futbolista se habría enfadado si es sustituido después de marcar un gol?
Seguro que sí. No conozco ningún futbolista que no quiera jugar todos los minutos de todos los partidos aunque juegues domingo-miércoles-domingo. Para mí eso no es malo, como tampoco lo es que se enfade. Quizás lo que hay que hacer ver al jugador es que cuando deja de estar en el campo es peligroso traspasar la línea en que pierdes el respeto al que toma la decisión y sobre todo al que juega por ti. Pero hay que tomar todo con la naturalidad que conlleva y sabiendo que todos nos equivocamos porque esto es un espectáculo y como tal, el protagonista está a doscientas pulsaciones. Aquel que es capaz de pensar con claridad a esas pulsaciones, es el que consigue las cosas.
¿En qué momento te das cuenta que quieres ser entrenador?
Pues fue el día en el que me di cuenta que dentro del campo pensaba en otras cosas que iban más allá del desmarque que tenía que hacer para conseguir gol. Me fijaba en los planteamientos de mis entrenadores, en como jugaba mi equipo, los movimientos en el campo, la forma de entrenar. Todo eso te hace ver que dentro llevas las ganas de ser entrenador. Otra cosa es tener la suerte de llegar o no. Soy consciente de que es un privilegio entrenar en Primera o Segunda División.
¿Qué te llena más, el haber sido jugador o ser entrenador?
A mí me llena más el hecho de ser entrenador. Cuando eres futbolista, te levantas, entrenas para ti, intentas hacerlo lo mejor posible y te vas a casa. A partir de ahí tienes otras ocupaciones y piensas en otras cosas. Pero un entrenador entrena veinticuatro horas al día. Cuando las cosas salen bien es un orgullo que compartes con mucha gente y obtienes la recompensa de ver que el trabajo de mucho tiempo da sus frutos.
¿En que ha evolucionado Pepe Mel como entrenador?
Yo empecé en Tercera División en Madrid. La gente solo mira tú historia dentro del fútbol profesional pero a mí nadie me regaló el estar en un equipo de fútbol profesional. Estuve en regional y tercera y nadie me regaló nada. En diecisiete años he pasado de esas categorías al profesionalismo con tres ascensos, clasificación para Europa y he vivido tres o cuatro destituciones. Todo eso te sirve para aprender y sacar cosas positivas, cosas que no debes de hacer y cosas por mejorar. Al final esto es un aprendizaje continuo.
Hay dos tipos de entrenadores: los que confían en un grupo muy cerrado de jugadores y siempre imponen el mismo sistema y el que se adapta al rival. ¿Resulta más duro perder un partido después de cambiar un sistema?
En referencia al Dépor hay que tener en cuenta que yo entro en una situación bastante crítica y a falta de quince jornadas. Eso supone que tengas menos de tres meses para trabajar. Si algo tuve claro nada más llegar es que conseguir la salvación con once, doce o trece futbolistas era imposible. Necesitas un mínimo de veinte comprometidos. Y yo necesitaba demostrar a los jugadores que lo que decía era verdad. Pero sí que es cierto que no es lo mismo arrancar con un equipo desde verano que cogerlo en la situación que nosotros lo hicimos. El entrenador aspira a que el aficionado sepa la alineación de memoria pero en muchas ocasiones no puede ser.
¿Temes que el equipo se desconecte en el tramo final si logra la permanencia con cierta holgura?
Espero que no. Aspiro a que sea lo contrario y así se lo he hecho saber a ellos. Primero por ellos mismos. Si no eres un jugador de un equipo grande y quieres ganarte un hueco en este espectáculo tienes que ser protagonista de cosas buenas y hacer algo diferente. No es lo mismo quedar en una posición que te salvas por los pelos que terminar tres o cuatro puestos por encima, no tiene nada que ver.
¿Qué importancia tiene para Pepe Mel que el Fabril ascienda a Segunda B?
La misma que para el club. Creo que un filial en una categoría superior provoca que la gente tenga más interés por venir aquí, que haya más talento, que la diferencia entre primer y segundo equipo no sea abismal. Creo que es algo que todo el mundo entiende.
Háblanos de los canteranos del Dépor.
Hay una terna de futbolistas que están entrenando con nosotros habitualmente como son Óscar, Edu o Nacho pero hay más futbolistas que miramos. Siempre que podemos vamos a ver el Fabril y nos gustaría ver más al juvenil. Tenemos a Mujaid que tiene un futuro prometedor si se hacen las cosas bien y se le sabe tratar. Todo tiene su momento aunque es cierto que la situación actual del Dépor provoca que lo prioritario sea la actualidad. Hay que saber manejar a gente joven para no derribar su carrera de un plumazo. Hay que saber amoldar al chico, escoger el momento exacto y que todo junto te convierta en un jugador importante para el futuro.
¿Eres partidario de dar minutos en amistosos, Copa o directamente Liga?
No existe una respuesta concreta. Es simplemente que ellos demuestren que están capacitados. Un entrenador no mira el carnet de identidad. Lo que sí es importante es poner las bases de una plantilla antes del inicio de temporada. Una plantilla con un máximo de veintidós profesionales te deja tres opciones para la gente de abajo.
¿Qué nombres de jugadores que hayas hecho debutar te vienen a la cabeza a bote pronto?
Ya que estamos aquí te hablaría de Alejandro Arribas y Lucas Pérez. Los dos jugaban en el Rayo B y los subí al primer equipo. Beñat debutó conmigo en el Betis igual que Cañas o Adrián, el portero que juega en el West Ham. Pero te digo una cosa. Hacer debutar a un canterano es mérito de mucha gente. El entrenador del primer equipo lo que hace es ponerle a jugar. Pero hay un trabajo muy importante de los entrenadores de fútbol base que son los que les dan los consejos y confían en ellos. Si Edu, Nacho o Pinchi debutan el año que viene no será un éxito de Pepe Mel , será un éxito del club en general y de Cristóbal, Manjarín y sus antiguos entrenadores.
¿Cómo era Lucas Pérez antes de que lo subieras al primer equipo?
Pues era un chico joven, con mucha ambición y que tenía unas ganas enormes de demostrar las aptitudes que tenía. Recuerdo que estuve con él poco tiempo porque me destituyeron a las dos semanas de subirlo, pero sí que le insistíamos mucho en que utilizara las dos piernas. Se le veía un chaval con hambre que se lo ha currado muchísimo para llegar a la élite.
¿Te sorprendió su explosión en el Dépor?
No. Y te explico el porqué. Hoy en día la velocidad es algo fundamental en el mundo del fútbol y Lucas tiene un gran uno contra uno y una gran velocidad y eso provoca que tenga mucho ganado.
El regreso de Lucas al Dépor sería…
Sería bueno para los dos. El Dépor recogería a alguien de su propia familia y Lucas ha visto lo que es estar en un club tan grande como el Arsenal. Seguro que aquí volvería a demostrar que está capacitado para grandes retos.
En lo personal quería que me hablaras de tu faceta literaria, ya que tienes tres libros publicados.
Cuando uno no entrena practica la afición que le llena. A mí me gusta mucho leer y escribir y he sido siempre una persona de estar en casa y con aficiones sedentarias. He escrito desde siempre y alguien un día consideró que lo podía publicar. Es una afición y para mí es una satisfacción que haya gente a la que le guste leer lo que escribo.
Pero hay una clara diferencia entre tus dos primeras novelas y la última publicación.
Por supuesto que sí. Las dos primeras son novelas negras para adultOs y la tercera es para niños entre diez y catorce años. Adaptar el lenguaje hacia el público infantil fue lo que más me costó. Fue gratificante empaparme de tantos libros dirigidos a chavales de esa edad y me lo pasé muy bien.
Y un amante de la educación de los niños como tú, ¿cómo ve los incidentes a los que hemos asistido en las últimas semanas?
No sé que se puede hacer. Yo he entrenado a niños y si que quiero decir que ser entrenador de fútbol base tiene mucho mérito. Primero porque está muy mal pagado. A los profesionales nos pagan muy bien y a los de fútbol base muy mal. ¿Pero por qué es tan importante su labor? Porque estás educando a los niños y tienes que educar a los padres. Esto siempre ha sido así. Yo tengo cincuenta y cuatro años y recuerdo con mis padres ir a la Ciudad Deportiva del Real Madrid y siempre ha sido así. Los padres deben entender que todo niño tiene un proceso de aprendizaje y ese aprendizaje le forma como persona. Si yo en algo estoy agradecido al Real Madrid es que a mí me formó como persona con los valores que ahora tengo. Si un niño ve que en la grada sus padres se pegan, si ve que los entrenadores se pegan y entiende el fútbol como una guerra, tú le estás transmitiendo cosas negativas para el futuro. Y como padre no puedes dar ese ejemplo a tu hijo.
Y hablando de futuro, ¿te gustaría hacer carrera en el Dépor?
Ya lo he dicho más veces. Para mí el Dépor no es un trampolín para acceder a cotas mayores, que siempre las hay. Pero yo me tomo esto como un sitio en el que poder hacer muchas cosas. Es un club familiar y tenemos un folio en blanco por rellenar. Si las cosas salen bien estar aquí mucho tiempo y disfrutar de Coruña y del Dépor sería maravilloso.