El Deportivo 2-0 Racing de Ferrol permitió al conjunto herculino no solo volver a la senda de la victoria, sino también recuperar la inercia positiva que venía mostrando en su juego hasta el duelo de Badajoz. El encuentro del Nuevo Vivero quedó atrás en el derbi ante el Racing. Fue como si no hubiese existido, porque el Dépor volvió a ser un equipo tremendamente solvente en todas las fases de juego. Algo que le permitió domesticar a un muy buen conjunto -que pareció pobre en Riazor- y ganar con solvencia desde el control absoluto.
El orden que desordena
Con balón, el Deportivo de La Coruña volvió a fluir. Lejos quedó el atasco de Badajoz. Óscar Cano apostó por dar entrada a Villares como pivote defensivo para suplir la baja de Roberto Olabe. Y lo cierto es que la ausencia del ‘8’ deportivista, brillante en el último mes, no se notó.
El Dépor jugó con el hecho de que el Racing de Ferrol es un equipo muy presionante. Le quiso atraer hacia su portería para abrirlo. Así, no dudó incluso en realizar algún saque de puerta con Antoñito, Lapeña y Pablo Martínez a la misma altura, muy hundidos a apenas un metro de la línea de fondo. Este movimiento, nuevo en el libreto de Cano, iba en esa línea de hacer que el Racing saltase muy arriba. Porque si había precisión e interpretación en ese inicio de juego, el Deportivo podía resquebrajar a su rival.
Más allá de esos saques de meta, el bloque blanquiazul inició casi siempre con uno de los centrocampistas descendiendo a altura de centrales. Ante el 4-2-3-1 del Racing de Ferrol, el Deportivo sabía que empezar a construir con tres le daría ventaja numérica y, además, haría dudar a los extremos visitantes. Y así fue. Joselu tapaba al futbolista central en esa iniciación deportivista, mientras que Héber y De Vicente se encargaban de los más exteriores.
Con Álex López fijado por Villares y el doble pivote Bernal-Manzanara priorizando no salir de zona para proteger al equipo por dentro, el Deportivo tenía dos soluciones. La primera, buscar el pase interior en progresión hacia uno de los jugadores que apareciesen al apoyo por delante de línea de balón. La segunda, jugarla fuera a Antoñito o Carnero. Porque el extremo no podía tapar la salida y, a la vez, cubrir al lateral.
El lío estaba hecho. Y aunque el Racing intentase a justar, la enorme movilidad de las piezas deportivistas hacía que todo fuese muy imprevisible. En el Deportivo le pivote puede aparecer de interior derecho, el interior derecho de central zurdo en inicio y el interior izquierdo en el sector derecho. La enorme capacidad de interpretar el juego de asociación que poseen sus futbolistas hace que, si hay movilidad, el conjunto herculino sea muy difícil de presionar.
Este teórico caos es, en realidad, orden. Porque la clave está en la creación y ocupación de espacios. Siempre en función de la zona de balón y de cómo defiende el oponente, el Dépor encontraba los intervalos para ir dando líneas de pase al poseedor de balón y, así, progresar. Con paciencia, pero con ritmo. Una movilidad coral difícil de predecir y que, por tanto, desordena al rival. Pero, a la vez, racional y equilibrada.
De este modo, el Deportivo supo cómo progresar desde la asociación. Y en el último tercio, mantuvo esa movilidad permanente que le permitió encontrar las grietas a un Racing de Ferrol que nunca entendió como una opción replegarse por detrás del balón juntando sus líneas. Así, fue habitual ver a los laterales por dentro, a Narro apareciendo por los tres carriles, a Isi o a Díez cayendo a banda… Y todo con movimientos complementarios de apoyo y profundidad que hacían que el Racing se tuviese que juntar sobre la zona de balón y apareciesen los espacios en el otro lado.
Fue, en definitiva, un Dépor dinámico como últimamente y lejos de estar encorsetado. Y eso le permitió estar cerca del gol en un primer tiempo en el que dominó el balón. Aunque el primer tanto llegase a partir de un gran trabajo sin balón. Otra faceta de la que el equipo tiró para fimar el Deportivo 2-0 Racing de Ferrol final y controlar en todo momento.
Entender la presión para alcanzar el Deportivo 2-0 Racing de Ferrol
Pero si el cuadro de Cano estuvo muy bien gestionando el esférico en la primera mitad, más excelso estuvo todavía a la hora de recuperarlo. El Dépor no se cortó a la hora de presionar alto al Racing de Ferrol, sabedor de que el equipo departamental gusta de salir con el balón jugado desde atrás.
El bloque locatario se estructuró para esa presión en un 4-4-2 en el que Díez ejerció de acompañante de Svensson. Ambos se repartieron a los centrales y al mediocentro visitante que descendía para buscar el balón. La inferioridad numérica era evidente, pero el Dépor la equilibró gracias a su buena interpretación de las presiones. Porque un futbolista, en función de su ubicación o sus trayectorias de acoso, puede presionar a un rival y a la vez disuadir una línea de pase.
Es decir, con sus movimientos, tanto Rubén como Max negaban al central con pelota el pase horizontal hacia el otro central y le obligaban a mirar hacia delante. Pero el panorama era complejo para los racinguistas. Porque el punta restante se emparejaba con un pivote, mientras que Isi Gómez y Villares se repartían a los otros dos futbolistas del centro del campo verde. Por su parte, los extremos Quiles y Narro se posicionaban de tal forma que eran ayuda para sus pivotes y, a la vez, estaban preparados para apretar al lateral.
Mientras, cuando era un extremo quien tenía que presionar al central por situaciones concretas, la pauta se repetía: el futbolista deportivista focalizaba a su lateral. Y, en función de su posición ‘saltaba’ a apretar al central con una trayectoria de carrera que le negase línea de pase.
Esa forma de presionar fue clave y decisiva. Porque no solo minimizó al Racing en el primer tiempo (2 chuts), sino que también acabó siendo la fórmula para empezar a construir el Deportivo 2-0 Racing de Ferrol final. En una presión bien orquestada, Bernal acudió al auxilio de Bourdal. Pero Villares estuvo listo y agresivo: aprovechó el exceso de confianza del centrocampista, que no se esperaba que el vilalbés fuese tan arriba, y le robó la cartera para marcar el 1-0.
La red de seguridad
Si el Deportivo estuvo muy bien en su presión en el primer tiempo y algo más replegado en el segundo acto para proteger su resultado, su transición defensiva fue un día más muy solvente. Es tan recurrente que ya no es noticia. Pero sin Roberto Olabe y ante un Racing que precisamente destaca por su verticalidad, fue muy reseñable.
Fuese tras pérdida o si su rival superaba la elevada presión inicial, el Dépor tenía una clara premisa: evitar que los jugadores racinguistas corriesen. Para eso la solución era obvia: o robar o hacer falta. Y así fue. Héber Pena, un puñal por el costado izquierdo, fue una sombra de lo que es. Mientras, Carlos Vicente solo encontró la profundidad en algún ataque más posicional en el que le ganó la espalda a Carnero.
Pero más allá de estas acciones que impidieron iniciar la carrera a los futbolistas visitantes más rápidos, el Deportivo estuvo muy bien en el resto de acciones en las que era necesario temporizar y replegar. Clave en este trabajo fue Diego Villares. El vilalbés, ubicado en el sector derecho del doble pivote en fase defensiva, estuvo colosal a la hora de achicar espacios. Una y otra vez, cayó a banda para dar ayudas a sus compañeros o frenar los ataques verticales del rival.
Villares fue la red de seguridad de un equipo que, como siempre, estuvo bien sostenido gracias a dejar un número adecuado de efectivos siempre por detrás de la línea de balón. De este modo, solían ser Villares y otro de los mediocentros los que acompañaban a los dos centrales y a un lateral en esa estructura que impide al rival tener espacios. Y que, a la vez, da soluciones al equipo para reiniciar la jugada con apoyos por detrás.
De este modo, permanentemente bien protegido, el conjunto de A Coruña supo hacer en cada momento de partido lo que tocaba para controlar de cabo a rabo el Deportivo 2-0 Racing de Ferrol. Y así, sumó tres puntos ante un rival directo y, de paso, recuperó las positivas sensaciones que venía acumulando en las últimas fechas.