Tuvo una crisis de resultados, coincidiendo con varias bajas en la zaga. Pero una vez ya superada, el Racing de Ferrol ha vuelto a volar. El conjunto departamental arrancó la liga haciendo sombra al Córdoba. Y tras ganar en Pontevedra el pasado domingo, parece haber recuperado unas señas de identidad que le han llevado a estar entre los mejores tanto en ataque como en defensa. A ser muy bueno creando y destruyendo. Es decir, a plantarse como un enemigo muy duro para cualquier rival y ante cualquier contexto. No lo será menos para el Deportivo en Riazor.
El conjunto departamental ha adquirido una gran regularidad desde la llegada de Cristóbal Parralo al banco ferrolano. El extécnico deportivista logró meter al equipo en Primera Federación cuando había dudas. El pasado curso, su primero completo, clasificó al Racing de Ferrol para el playoff de ascenso firmando una extraordinaria segunda vuelta. Y esta temporada, amenaza con estar de nuevo ahí y dar guerra hasta el final.
Porque el Racing es un equipo que destaca, sobre todo, por su solvencia. El cuadro departamental tiene las ideas muy claras: muy presionante sin balón y muy vertical con él. Su PPDA (Pases Permitidos al rival por Acción Defensiva propia) tan bajo demuestra ese matiz agresivo en fase defensiva.
Estas características le potencian y le convierten no solo en el conjunto menos goleado del Grupo 1, con 10 dianas en contra, sino también en el que menos concede. Que no es lo mismo, aunque se le parece.
Porque al equipo verde, sus rivales, tan solo le generan ocasiones con una media de 0,74 goles esperados (xG) por partido. Esto es, en gran parte, gracias a que ofrece muy poquitas concesiones, ya que a nadie le rematan menos: 6,6 chuts en contra por cada 90 minutos de juego.
Aunque no siempre ha sido así. Porque la acumulación de bajas atrás le ha penalizado en este sentido. Con Ferrone y Pumar fuera, Parralo se quedó sin sus laterales titulares y tuvo que darle la alternativa por la izquierda al joven Brais Martínez, ex del Bergan, y fichar al también bisoño Aitor Pascual, formado en su propia cantera.
Tampoco lo ha tenido fácil en el eje de la zaga, donde han ido cayendo Fornos y Jon García. El exfabrilista Bourdal y David Castro han adquirido galones ahí, por delante de un Gazzaniga seguro e indiscutible. Aunque Fornos ya ha regresado y lo celebró el pasado miércoles con un gol.
Precisamente esta variedad de piezas provocó que el Racing no notase todavía más sus ausencias atrás. Una diversidad que se extiende al resto de líneas. Porque en el centro del campo, Fran Manzanara, Jesús Bernal, Álex López, Dani Nieto, Del Pozo y hasta el canterano Luis Chacón ofrecen alternativas de todo tipo a Parralo. Manzanara y Bernal son los habituales de un doble pivote muy complementario, que aporta solidez sin balón y criterio con él. La viva imagen de este Racing.
Por delante, como mediapunta del 4-2-3-1, suele jugar el excéltico Álex López, que en esa versión de futbolista entre líneas y manteniendo una capacidad para llegar que siempre le ha caracterizado, está viviendo una segunda juventud. El ferrolano le ha arrebatado el protagonismo a un Dani Nieto que el pasado curso fue una pesadilla para el Deportivo en los dos partidos de liga.
Las bandas, la clave del Racing de Ferrol
Pero si hay una zona del campo desde la que el Racing de Ferrol desequilibra esa es el carril exterior. Tanto por la derecha como por la izquierda, el bloque departamental cuenta con dos puñales que le permiten ser peligrosísimo en transición, pero también generar ventajas y verticalizar su ataque posicional. No es de extrañar que nadie acumule más conducciones que el equipo verde: esa es su gran arma.
Al magnífico Héber Pena, un zurdo rapidísimo y con un centro espectacular que le permite generar peligro sin tener que pisar línea de fondo, se le ha unido este verano Carlos Vicente en el otro lado. El zaragozano explotó el pasado curso en el Calahorra y ya marcó con el conjunto calagurritano en Riazor el pasado curso. A su capacidad de desborde suma una buena habilidad para ocupar zonas interesantes de remate.
Pero no toda la finalización recae en los extremos, por supuesto. Porque el Racing cuenta arriba con dos puntas muy diferentes pero un denominador común: el gol. Manu Justo empezó el curso como titular. El vigués es un delantero móvil, con capacidad para asociarse, caer a bandas e ir al espacio. Y un buen finalizador. Sin embargo, la crisis de resultados provocó que Parralo agitase el avispero y el pasado domingo diese la alternativa por primera vez desde el inicio al capitán, Joselu Gómez.
A sus 35, el de Ribeira ya no es un futbolista capaz de atacar la espalda de la última línea, pero para eso ya están los extremos. Pero todavía tiene capacidad para ser referencia en el juego aéreo, cuerpear y aparecer en zona de remate. De hecho, ahí pocos son más intuitivos y resolutivos que Joselu, que no ha perdido sensibilidad alguna en la definición pese a los años.
Con este ‘roster’, el Racing de Ferrol puede decir alto y claro que es un firme candidato al ascenso. La continuidad de un proyecto apoyado por Estrella Galicia es clave para haber conformado un equipo tremendamente sólido desde su incómoda presión adelantada. Y con capacidad para correr mucho y bien a partir de sus dos puñales exteriores. Este Racing, que vuelve por sus fueros, demuestra que se puede estar entre los mejores creadores y destructores. De hecho, por eso está él ahí arriba.