No dio el necesario paso adelante el Deportivo de La Coruña en el derbi. Necesita vencer y convencer el conjunto herculino para disipar las dudas surgidas a raíz de los malos resultados y el bajón de juego del equipo. Pero apenas pudo someter al Racing de Ferrol desde su evidente control del partido. En un choque con demasiadas interrupciones, el Dépor volvió a estar espeso en los ataques posicionales. Pero encontró en su juego sin balón la fórmula para minimizar a su rival e incluso generar situaciones desde el robo. Cuando las ideas no sobran, destruir para crear puede ser un buen plan. Aunque la falta de puntería y ‘algo más’ no le permitiese sumar los necesarios tres puntos.
Jugar por fuera
Recuperó Borja Jiménez su estructura con tres centrocampistas. El plan le permitió dominar al Racing, pero no le ayudó a generar verdadero peligro. Volvió el Dépor más controlador, pero le faltó juego interior. En gran parte, porque ninguno de los tres mediocampistas adquirió la altura suficiente para amenazar entre líneas. No era el objetivo ese, ya que el Deportivo priorizó evitar perder balones en el carril central -muy poblado con el 4-4-2 racinguista- y progresar siempre por fuera. Principalmente, por el sector izquierdo, hacia donde cayó Juergen Elitim para iniciar el juego, pero también para generar superioridades junto a Héctor y William De Camargo.
Y es que aunque no dio la sensación de ser uno de los destacados -su nivel con respecto al tramo inicial del curso es menor-, Héctor Hernández colocó 7 de los 24 centros del Dépor a lo largo del partido. Fue escaso el acierto del vallisoletano, con tan solo 2 envíos precisos. Pero tan solo cuando el balón pasaba por él y por WDC dio sensación de peligro el Deportivo en el primer tiempo. El brasileño lo intentó, pero estuvo muy bien defendido por Loureiro, al igual que en la ida. Probó 12 regates y tuvo éxito en 6 (en su interesante línea), pero tan solo pudo poner un centro -malo- y no encontró situaciones de remate, siempre según datos de Wyscout.
Si el carril izquierdo fue un quiero y no puedo para el conjunto blanquiazul, la derecha no ayudó a mejorar al equipo. Es verdad que el cuadro herculino casi siempre inició por la izquierda, hacia donde se acostaba Elitim. Pero no es menos cierto que el partido de Álvaro Rey dejó mucho que desear. No apareció el ex del Racing entre líneas y apenas amenazó en amplitud. Perdió 10 de los 15 duelos que disputó, falló 5 de sus 14 pases y no fue preciso en su único centro. Mejor estuvo Trilli, que sí amenazó con sus apariciones por sorpresa. El canterano recibió en el primer tiempo más balones que Rey, pero también fue más productivo a nivel ofensivo: chutó una vez, centró con precisión en su único intento (asistencia a tiro) y hasta tocó más balones en el área. El ferrolano siguió esa buena línea en la segunda mitad.
Pero más allá de que el Dépor no fluyese, parte de esa escasa producción ofensiva se explica en la gran cantidad de faltas que el colegiado señaló: 12 al conjunto herculino y 11 al departamental. En total 23 en solo en 45 minutos, cuando la media de infracciones en los partidos del Deportivo este curso es de 26,6 en total en todo el encuentro. Una barbaridad. No fue de extrañar que el equipo local chutase tan solo 4 veces (ceroentre palos) y el Racing, ninguna.
Protegerse como principio
No encontró el bloque blanquiazul fluidez en su fútbol en el primer tiempo, pero como decimos, sí minimizó totalmente al Racing de Ferrol. Apenas pudo correr el conjunto dirigido por Parralo, que fue inofensivo también en el ataque posicional. De hecho, el Dépor logró que el cuadro departamental sumase su segundo partido con menos goles esperados de la temporada: 0,46, solo por delante de los 0,42 ante Unionistas. Todas estas ocasiones, por supuesto, llegaron tras el descanso.
Clave para maniatar al Racing fue el trabajo del centro del campo, que permitió al Deportivo no sufrir. Protegerse como principio para vencer. Eso procuró Borja Jiménez. Y la primera parte del plan le salió muy bien en el primer tiempo. Y es que el bloque blanquiazul no fue muy agresivo ni se posicionó muy arriba. Permitió a su rival salir. O eso parecía. Con Miku como único futbolista en primera línea, la intención de los locales era que su rival combinase entre centrales. Bien para que estos metiesen el balón a uno de sus mediocentros, bien para que se jugasen un complicado pase que comprometiese al lateral. Ahí saltaba a morder el Deportivo. Al igual que hacía cada vez que su enemigo reiniciaba el juego con un pase atrás. No consiguió del todo robar y correr, pero sí dificultó enormemente la construcción de su enemigo.
El cortocircuito ya fue mayúsculo para el Racing en campo rival. El Deportivo prácticamente emparejaba a sus mediocentros con los centrocampistas del rival. Los dos volantes -Juergen y Villares- perseguían al hombre en muchos momentos a Manzanara y Álex López. Mientras, Calavera guardaba más el sitio y solo marcaba al futbolista que aparecía libre en su radio de acción. Este fue, principalmente, Dani Nieto. El mediapunta, una pesadilla en el encuentro de ida, firmó uno de sus peores encuentros del curso. Apenas intervino en 29 acciones en 61 minutos, con un porcentaje de acierto del 38%. Pudo ser más bajo de no estar acertado en el pase, pues los futbolistas blanquiazules le ganaron 14 de 17 duelos, de los que 6 fueron intentos de regate (todos fallidos). El plan coruñés minimizó al balear.
No fue de extrañar que el Dépor firmase en el primer tiempo un PPDA de 6,17. La métrica mide el número de pases permitidos al rival por acción defensiva propia en los 60 metros más próximos a tu portería. Fue un Deportivo más agresivo en su mitad de campo que de costumbre (su media en casa es de 9,18 pases permitidos) y eso lo sufrió el Racing.
Un paso adelante
Tras el descanso, la agresividad del equipo local se amplió. El equipo coruñés dio un paso adelante e inició una presión con intención de robar ya desde el primer pase de su rival. Fue a partir de ese incremento como encontró el conjunto de la capital de la provincia un ritmo de juego mayor.
Así, durante los primeros 15 minutos del segundo tiempo, el Dépor encontró la fluidez necesaria para percutir por las bandas. Centró las mismas veces que durante toda la primera mitad: 7. Le bajó entonces el Racing de Ferrol el ritmo al partido con alguna pérdida de tiempo y muchas faltas: con 27 infracciones, fue el rival que más ‘pegó’ al Deportivo este curso. 16 de ellas llegaron en el segundo acto.
Lo cierto es que los parones frenaron la construcción del Deportivo e igualaron más el partido, pero el conjunto herculino encontró en su presión un arma para dañar. Bien fuese tras pérdida o en los inicios del bloque ferrolano, el Dépor fue capaz de recuperar y correr. Algo que no suele acostumbrar a hacer. De sus 67 recuperaciones, 37 llegaron en esta segunda mitad. Además, 11 de ellas se produjeron en último tercio (en la primera parte, solo 6). No fue un elevado de robos el del equipo de Borja Jiménez, que en casa promedia 70,5 robos. Pero sí logró recuperar mejor (un mayor porcentaje en zonas peligrosas) y, por lo tanto, para hacer más daño.
Cambios a medias
No encontró el gol en los primeros tres cuartos de partido y agitó el árbol Borja Jiménez con resultado dispar. Entró Soriano por Rey y Quiles por William, pero los nuevos extremos, con un carácter mucho más interior que sus compañeros sustituidos, no terminaron de dotar al Dépor de referencias entre líneas. Sin embargo, sí sumaron y mucho tanto Diego Aguirre como Noel.
Aguirre dio al Dépor frescura por la izquierda. Un chut, 3 centros (ninguno preciso), 2 regates exitosos y 2 conducciones en profundidad ayudaron a los de casa a volver a generar sensación de peligro por ese carril. Mientras, en tan solo 15 minutos, Noel sumó en la mediapunta 11 acciones, con acierto en el regate y 5 de 8 duelos ganados. El canterano fue la figura que el equipo demandaba entre líneas -a costa de prescindir de un mediocentro- para aprovechar que el Racing no terminaba de estar cosido. Pero su tiempo fue escaso.
Por su parte, Soriano tan solo completó 20 acciones con balón de por medio, aunque la gran mayoría acertadas. Peor fue la aportación de un Quiles que sumó 16 acciones, pero casi todas muy lejos del área. Un chut completó el andaluz, que perdió 3 de sus 4 duelos y no dio ese plus diferencial que se espera de él.
Así, pese al rendimiento dispar de los cambios, el Deportivo de La Coruña terminó rozando el gol en el último cuarto de hora del encuentro. Porque en este tramo más el tiempo extra chutó 7 veces, la mitad que en el resto del encuentro (14 disparos en total). Fue ahí cuando llegó la mano de Quintana, sin la que el conjunto coruñés habría obtenido el premio a una ambición creciente, pero insuficiente para salir del bache.