Los irregulares resultados y las malas sensaciones en cuanto al juego, unidos al hecho de quedarse a las puertas del ascenso el pasado curso, acabaron con la etapa de Borja Jiménez al frente del banquillo deportivista. En su lugar ha llegado un Óscar Cano que ha destacado en sus primeras intervenciones el potencial del plantel blanquiazul. Con la idea de sumar talento se confeccionó en verano, ya que el objetivo no es otro que acceder a Segunda División. Pero… ¿qué Deportivo se encuentra Óscar Cano en su debut, con siete jornadas ya jugadas?
Para empezar, el Deportivo ha sido en este inicio de liga el conjunto con más posesión del Grupo 1. A pesar de que al equipo coruñés le ha costado fluir, ha acumulado mucho balón. Nadie alcanza una posesión en torno al 60%, con más de 600 pases por partido como promedio. Además, la tenencia del esférico permite al Dépor llegar al área rival. Es, junto a Unionistas, el que más alcanza esa zona que, evidentemente, acerca al gol.
Pero, ¿cómo son esos ataques? Pues la visualización subjetiva permite intuir que el Deportivo ha sido un equipo que buscaba finalizar mucho por fuera. Y así lo certifican los datos de Instat, pues nadie salvo el Pontevedra promedia más centros por encuentro en estas primeras siete jornadas que la escuadra blanquiazul. Sin embargo, cantidad no es sinónimo de calidad, pues el equipo coruñés apenas alcanza la media de la liga en cuanto a efectividad en este tipo de envíos. Y cuando el volumen es alto pero el acierto no, se desaprovechan más jugadas y la sensación empeora.
Un Deportivo menos paciente
Comparando en estos apartados al Dépor de esta campaña con el de la temporada 21-22 vemos cómo hay ligeros cambios, pero sustanciales. Por un lado, el citado volumen de centros. El pasado curso, el Deportivo no alcanzaba una media de 14 centros por choque. Este, supera los 18. Ese dato unido al del número de posesiones, muy inferior a las 100 en la última temporada (por las más de 105 en esta), hace ver que el actual equipo coruñés es mucho menos paciente que aquel que quedó segundo del Grupo 1. Y, por tanto, menos controlador. Algo que explica el por qué de la obsesión de Borja Jiménez por dotar de «control» a su equipo.
Esta tendencia a finalizar por fuera se ve reflejada en el reparto entre carriles a la hora de atacar. El Deportivo es uno de los equipos que más utiliza las bandas en sus ofensivas, ya que 62 de los 85 ataques que promedia -siempre según Instat– vienen por fuera (el 73%). Sin embargo, su efectividad a la hora de culminar esa fase del juego en tiro es superior cuando la jugada transcurre por el carril central. Un 18% de las ofensivas centrales acaban en remate, por el 13% del carril derecho y el 7% del izquierdo.
Y es que finalizar más las acciones que transcurren por el centro suele ser lo más lógico. Pero el pasado curso, no sucedió así con el Deportivo: el Dépor atacaba más por fuera -con un peso de los dos carriles prácticamente similar- y su efectividad era superior cuando la progresión llegaba por la derecha. Y eso que, como decimos, centraba menos que en la actualidad. ¿La clave? Probablemente primar calidad antes que cantidad.
La efectividad del Deportivo, la principal diferencia
Pero más allá de las importantes cuestiones de forma, está el fondo. Y en él subyace la efectividad propia y del rival como gran diferencia entre el Deportivo del pasado curso -sobre todo de la primera vuelta- y el actual. Por partes. Para empezar, esta temporada el equipo de Riazor genera 1,43 goles esperados (xG) por partido, ya que nadie en toda la categoría chuta más que él: una media de 14,4 disparos.
Con esa calidad de sus ocasiones, el conjunto deportivista ‘debería’ haber materializado en torno a 10 tantos simplemente habiendo estado mínimamente acertado de cara a puerta. Sin embargo, lleva solo 8. Es decir, 1,14 por choque. Por eso mismo el Dépor se sitúa en el bloque de equipos que más generan pero no materializan tanto, como el Algeciras, el Fuenlabrada, el Bajadoz o Unionistas. Racing de Ferrol, Alcorcón, Cultural, Castilla o Córdoba son, al contrario, mucho más efectivos dentro de tener un buen volumen ofensivo.
Si ofensivamente al Deportivo le está penalizando claramente su falta de eficacia, defensivamente está cayendo casi a cada soplido. Porque el conjunto que dirigía Borja Jiménez ha sido el que menos ocasiones ha permitido en este Grupo 1 durante las siete primeras jornadas. El Dépor solo concede 0,62 goles esperados (xG) por encuentro, menos que todos los equipos de su liga. Es decir, ‘debería’ haber encajado entre 4 y 5 tantos. Lleva 6 en contra, un dígito no muy superior, pero suficiente para terminar de consolidar la sensación de debilidad en ambas áreas.
De este modo, restando solo la probabilidad de gol de las situaciones generadas y concedidas, al Deportivo le sale un balance positivo de 0,8 goles esperados. Es decir, de media por encuentro, ‘debería’ haber marcado casi un gol más de los concedidos. Sin embargo, presenta un balance real de -0,14 (1 de diferencia entre los 8 encajados y los 7 marcados, que dividido entre los 7 encuentros da ese -0,14).
Esta efectividad negativa en área contraria y positiva de los rivales es una tendencia totalmente contraria a la del pasado curso. Porque el Deportivo no solo fue el segundo equipo menos goleado, sino que lo fue por mérito propio, ya que nadie concedió menos situaciones de gol claras (en torno a 0,8 goles esperados en contra por partido). La diferencia fue que sus rivales tenían que estar por encima de 1 gol esperado para hacerle gol. Vamos, que no eran tan eficaces.
Además, la escuadra coruñesa fue una de las que más generó -solo por detrás de Celta B y Calahorra-, con la diferencia de que su efectividad fue mayor a la de este curso: convirtió lo que ‘debía’. De este modo, su balance de xG a favor/en contra fue de 0,7. Ese coeficiente fue el mejor del Grupo 1 –coherente con su segunda posición– y es una cifra muy similar a la de esta temporada en la que el equipo está menos preciso en las áreas, pero también en el juego. Y una cosa retroalimenta a la otra. Y al reto de mejorar ambas se enfrenta Óscar Cano.