El Deportivo de Borja Jiménez no ha empezado la temporada con las mejores sensaciones posibles. Y es que tras vencer dejando ciertas dudas en su juego los dos primeros partidos, el empate in extremis en Riazor ante el Pontevedra ha generado todavía más incertidumbre en este inicio liguero. El conjunto herculino está teniendo problemas para generar situaciones de gol y ha padecido dificultades en los centros laterales las transiciones defensivas y el balón parado. Sin embargo, el técnico abulense salió al paso última semana para recalcar que tanto las dos fases del juego citadas como los envíos desde la banda son los métodos más habituales para hacer y encajar gol en Primera Federación. Y lo cierto es que su Deportivo, el pasado curso, lo demostró.
El Dépor de la 21-22 que se quedó a las puertas del ascenso fue el cuarto equipo más goleador del Grupo 1 de Primera RFEF (54 más 5 en playoff) y el segundo menos goleado (29 más dos en la final por el ascenso). A nivel ofensivo, el ataque posicional fue su fase del juego más productiva, pues a través de él, el equipo herculino generó casi la mitad de sus tantos (47%). No es de extrañar este hecho, pues fue el equipo con más porcentaje de posesión y el que más pases intentó, además de uno de los punteros en minutos en disposición del balón y número de posesiones. El Dépor 21-22 se entendía a través del balón tanto para atacar como para defender. Pero era a través del centro lateral como verdaderamente conseguía dañar de verdad a sus rivales.
Y es que pese a su capacidad para asociarse, el conjunto blanquiazul no generaba la mayoría de sus situaciones de gol a través de superar las últimas líneas rivales con relaciones interiores. Más bien, su buen juego interior le permitía encontrar ventajas desde las que obtener amplitud y profundidad en su fútbol. Y, principalmente a partir de los carriles exteriores, buscar finalizar las jugadas. De este modo, no es de extrañar que el 37% de sus goles (22 de 59) llegase a partir de centros laterales. Una faceta en la que, repasando los tantos, tuvo mucha incidencia la banda izquierda. Sobre todo cuando coincidió el pico de forma de Héctor Hernández (27 pases que acabaron en remate y 5 asistencias, según Wyscout) y William De Camargo (23 pases a tiro y 2 asistencias).
Pero la trascendencia del centro lateral es todavía mayor si se tiene única y exclusivamente en cuenta el ataque posicional. Porque ante un rival con el bloque ya asentado para defender, 17 de los 26 goles anotados el pasado curso por el Dépor llegaron a través de situaciones de centro-remate. Es decir, el Deportivo del pasado curso bebía de la capacidad colectiva del equipo para generar buenas situaciones en banda, del acierto de sus futbolistas exteriores y de la puntualidad y puntería de sus rematadores.
Mientras, el balón parado, otro de los aspectos sobre los que se le pone la lupa al Dépor, también dio un buen puñado de puntos. A pesar de que el equipo coruñés fue uno de los menos productivos en la relación número de acciones-número de remates, logró más goles de faltas, córners o penaltis que contragolpeando. 16 dianas, su 27%, fueron a partir de pelota parada y ‘solo’ 15 al contraataque.
El Deportivo de Borja, castigado en los centros
Pero si el centro lateral fue la principal arma ofensiva del Deportivo de Borja Jiménez el pasado curso, también su gran lastre. Y es que de los 31 goles que encajó, 12 llegaron a través de un centro. A este 39% del total hay que sumarle los 4 tantos que el Dépor recibió a balón parado, todos ellos tras córner (3) o falta lateral (1). De este modo, bien en juego ‘abierto’ o bien en balón parado, los centros al área acabaron provocando 16 de los 31 tantos en contra. Es decir, más de la mitad.
Pese a ello, cabe decir que el Deportivo minimizó bien las situaciones a balón parado del rival, ya que solo un 13% de sus goles encajados llegaron a través de esa fase particular del juego. Mientras, uno de cada cuatro tantos (8) llegó a través del contragolpe. En transición, el rival no dañó al Dépor con centro-remate. De hecho, le hizo daño tanto en asociaciones colectivas o jugadas individuales como a través de golpeos lejanos. Curiosamente, 3 chuts desde fuera del área en transiciones acabaron en gol, una cifra muy alta que se suma a otros 3 considerados en situaciones de ataque posicional del rival. Así que en la última temporada, al equipo herculino sí le pesó mucho el acierto del rival en los golpeos lejanos, una situación que Borja Jiménez no destacó durante su intervención porque suele ser anecdótica pero que, en el caso blanquiazul, sumó lastre.
De este modo, resulta evidente que tanto el centro lateral como el balón parado y el contraataque son los principales métodos para dañar a los equipos de Primera Federación. Así lo cumplió el Deportivo el pasado curso y así suele ser tendencia, más allá de las particularidades concretas de cada conjunto. Debe por lo tanto el conjunto herculino ponerse manos a la obra para recuperar sus sensaciones y acierto de la campaña 21-22 en estos aspectos ofensivos del juego, ya que para llegar al gol es preciso mejorar tanto colectiva como individualmente. Y, a la vez, pulir su defensa del centro lateral y las jugadas a balón parado del rival.