En los últimos meses, el Deportivo ha empeorado notablemente sus resultados en la Primera RFEF. De hecho, los de Borja Jiménez han pasado de ser líderes destacados a ver casi inalcanzable al Racing de Santander. Además, varias de las derrotas cosechadas recientemente por los blanquiazules han sido especialmente dolorosas. Sin embargo, tras todas ellas el Dépor ha encontrado un lugar en el que recuperarse moral y clasificatoriamente: Riazor.
Ante Real Unión y SD Logroñés, el Deportivo enlazaba por primera vez en el curso dos derrotas consecutivas. Así, a mediados de febrero el Racing se aproximaba en la tabla a los gallegos justo antes de la disputa de un duelo entre ambos que inicialmente había sido aplazado. En el partido más importante del curso, el Dépor falló y el Racing se llevó los tres puntos del coliseo herculino. La única buena noticia fue que el partido se disputó entre semana, lo que permitía a los blanquiazules disponer de una oportunidad para resarcirse con un nuevo partido en Riazor.
Así, tras el varapalo de la derrota con el Racing, visitaba A Coruña el Calahorra. En un encuentro plácido para lo que acostumbra a vivir la afición deportivista (2-1), dos goles de Lapeña y Quiles en 5 minutos fueron suficientes para sumar tres puntos. El ambiente no fue ni la mitad de intenso que el día del Racing de Santander, pero el triunfo valió para cortar la peor racha del curso y para seguir en la pelea por el liderato.
El 2-1 y el sufrimiento como factores comunes
Tras dos empates sin goles consecutivos ante Sanse y Racing de Ferrol, al Dportivo le llegaba un nuevo mazazo. Ante un Badajoz que está firmando un curso correcto (y poco más), el equipo de Borja Jiménez sufría su derrota más abultada del curso, con un incontestable 3-0. Entre tanto, en Santander todo iba viento en popa y el primer puesto se iba tiñendo cada vez más de verdiblanco. Para lamer las heridas de su goleada en el Nuevo Vivero, el Dépor recurrió de nuevo a Riazor. En este caso, fue la Cultural Leonesa la que cayó por 2-1, gracias a un doblete de Quiles que un rival con 10 estuvo cerca de neutralizar.
Pero si la derrota en tierras extremeñas fue dolorosa, más lo sería la vivida en el siguiente partido a domicilio. Ante el filial del eterno rival y en un partido con la enésima polémica arbitral, el Dépor provocaba la fiesta (e invasión de campo) de Balaídos al perder contra el Celta B. Por tercera vez, un 2-1 en Riazor sirvió para (al menos en parte), compensar el revés. Ante el Rayo Majadahonda, el equipo recuperó verticalidad. Eso sí, otra vez fue incapaz de matar el partido. Pero, una vez asumida la quimera del liderato, la solidez en casa debe ser clave para asegurar la segunda plaza.