El Dépor y su afición han transitado por la temporada llevándose un montón de palos figurados, pero desde la llegada de Seedorf la somanta se ha hecho literal. Cinco remates a la madera en tres partidos que han sido la diferencia entre poder haber sumado más que ese uno de nueve que refleja el balance. Ante el Espanyol se vio la mejor versión de este nuevo Deportivo, pero ni arrinconando al rival hasta el minuto 90 es capaz de sumar los tres puntos. Situación de vaso a medias la que queda tras el encuentro, con la sensación de haber recuperado el pulso y que el empate da algo a lo que agarrarse, pero también temiendo que sea demasiado tarde, porque todo lo que no sea ganar ya se hace insuficiente.
El técnico apenas matizó su idea de los dos partidos iniciales. Schär y Cartabia como cambios de piezas obligados y la presencia de Mosquera para darle más músculo al centro del campo tras el naufragio de Kronh-Dehli en Mendizorroza. De inicio funcionó, con el coruñés y Guilherme robando muchos balones, dificultando la circulación visitante y completando el mejor encuentro de una pareja de pivotes en toda la temporada.
Pero al equipo le cuesta mucho elaborar fútbol, y aún así dispuso de dos grandes ocasiones para abrir el marcador. No faltó el palo de cada día. Porque sí, el Dépor hace muchas cosas mal, pero la fortuna ha decidido darle la espalda. Cartabia se disfrazó de Bakkali y desde el otro costado lanzó una gran rosca. Como las del belga, la pelota se estrelló en la madera para salir fuera.
El equipo coruñés esperaba agazapado para salir a la contra y ahí castigar al Espanyol. Estuvo a punto de hacerlo Andone tras un gran balón de Mosquera, pero su disparo se fue ligeramente cruzado. Los de Quique jugaban a lo mismo. Esperar el error de su rival. En ese momento aparecía Baptistao, que también tuvo dos claras. En la primera llego forzado a un buen centro de Granero y disparó muy alto, en la segunda cabeceó fuera por poco tras una grave pérdida de Juanfran en el centro del campo.
El guión se mantuvo tras el descanso, con un Dépor todavía más dominante, aunque sin crear demasiado peligro. La deseada oportunidad se presentó a falta de media hora. Pero no hay forma de que al equipo le salga algo esta temporada. Lucas forzó un claro penalti en una jugada de pillo y el mismo asumió la responsabilidad. Su oportunidad para romper una sequía de más de 1.000 minutos se estrelló contra Diego López. No lanzó mal el coruñés, pero el meta perico le adivinó la intención y sacó una gran mano a la base del palo.
En ningún momento se vino abajo el equipo de Seedorf, que dio entrada a Çolak para poner pausa. El turco tenía uno de esos días y apenas tardo en encender la luz. En consecuencia, las ocasiones siguieron llegando. Adrián se precipitó con un disparo demasiado cruzado y poco después Andone tuvo el partido en su cabeza. Se encontró un caramelo de Çolak en el área pequeña, pero su remate se encontró de nuevo con los límites de la portería, esta vez el larguero, que repelió las últimas esperanzas de los tres puntos.
FICHA TÉCNICA:
RC Deportivo: Rubén; Juanfran, Schär, Bóveda, Luisinho; Guilherme, Mosquera (Muntari, min.82); Lucas Pérez, Cartabia (Çolak, min.65), Adrián; Andone (Borja Valle, min.89).
RCD Espanyol: Diego López; Víctor Sánchez, David López, Duarte, Aaron; Piatti (Jurado, min.73), Darder, Carlos Sánchez, Granero (Navarro, min.80); Baptistao (Sergio García, min.68), Gerard.
Árbitro: Fernández Borbalán. Mostró tarjeta amarilla a Andone, Mosquera, Schär, Cartabia y Bóveda en el Dépor y a Víctor Sánchez en el Espanyol.
Incidencias: Estadio de Riazor. Partido de la jornada 25 de Primera División. Antes del partido se guardó un minuto de silencio por Inocencio Alonso, el ertzaina fallecido ayer en Bilbao.