La Primera Federación es una categoría tan larga como igualada. Eso provoca que durante una misma temporada se vivan altibajos en todos los equipos, algunos exageradamente pronunciados y que llevan a la clasificación global a mentirte a la cara. Es el caso del Teruel, actualmente antepenúltimo en la tabla, pero cuyos números en la segunda vuelta no tienen nada que ver con un equipo que pelea por el descenso.
Si lo tuvo, y mucho, su primera vuelta al calendario, en la que no fue capaz de ganar un sólo encuentro. Al cuadro aragonés le costó adaptarse al cambio de categoría y rascó muy pocos puntos hasta enero. En la jornada 20 consiguió su primer triunfo ante el Cornellá y poco a poco ha ido enderezando el rumbo hasta convertirse en uno de los equipos que aspira legítimamente a la permanencia (está a dos puntos), algo que no podía decir hace un par de meses.
Y es que en las 12 jornadas que se han disputado de segunda vuelta, el Teruel ha ganado 5 partidos, empatado otros 5 y sólo ha perdido 2. Un total de 20 puntos sobre 36 posibles que lo colocan como el cuarto mejor equipo de este tramo. Sólo Dépor, Barça Atlètic y Nàstic han sumado más, siendo estos cuatro equipos y el Arenteiro los únicos que pueden presumir de haber superado el 50 por ciento de puntos en juego.
Pinilla, el gran debe del Teruel
El gran acelerón del Teruel llegó a finales de febrero y principios de marzo, con tres victorias consecutivas que arrancaron en el campo del Nàstic de Tarragona, al que venció 0-2 en la primera derrota de los catalanes en el Nou Estadi. Después venció al Rayo Majadahonda y a la SD Logroñés, rivales directos, para caer ante el Barça Atlétic en casa, su última derrota ya hace un mes.
Y es que es ahí, en el estadio Pinilla, donde el Teruel tiene la gran asignatura pendiente que debe mejorar en esta carrera a contrarreloj por la salvación. Es peor local del grupo, habiendo ganado ante su afición únicamente 3 de los 15 partidos disputados y, lo que es peor, permitiendo a los suyos celebrar sólo 9 goles.