Augusto César Lendoiro cumple hoy 25 años como presidente del Deportivo. La evolución del club desde su llegada fue espectacular, hasta que tocó techo en el 2004 con la semifinal de ‘Champions’ perdida ante el Oporto. Desde entonces, la entidad lucha por sobrevivir.
Nacido un seis 6 de junio del 1945 en Corcubión, e influenciado por la profesión de su padre –oficial de notarías-, Augusto César Lendoiro pronto tuvo claro que su pasión por el deporte la ejercería desde los despachos, debido a que en los terrenos de juego no poseía las cualidades requeridas para llegar a la élite. Así, ya a los 15 años, comenzó a dirigir el Ural. Posteriormente, en 1972, constituyó el Liceo de hockey, y logró con él como mandatario levantar hasta seis veces la Liga. Mientras tanto, el Deportivo de sus amores llevaba desde el año 1973 sin oler los aromas de la Primera División, e incluso en la campaña 74-75 tocó fondo en los ‘barros’ de la Tercera. Con su experiencia en el Liceo, y su trayectoria política como senador, diputado y candidato a la alcaldía de A Coruña, un 13 de junio de 1988 fue elegido presidente de la escuadra deportivista. Decidió ceder la responsabilidad del banquillo a un viejo conocido, Arsenio Iglesias, y tres campañas más tarde el equipo blanquiazul regresó la máxima categoría del fútbol español.
La dulzura que vivió la parroquia herculina en esa etapa inicial difícilmente será olvidada por aquellos que la disfrutaron en vivo y en directo en primera persona. La tristeza en la 93-94 tras perder la Liga en el último suspiro con aquel penalti fallado por Djukic, dio paso a la alegría desorbitada con la Copa del Rey conquistada al Valencia en la temporada siguiente. El presidente se puso como meta alzar un título de Liga, y el 19 de mayo del 2.000 lo consiguió, gracias a la victoria ante el Espanyol (2-0) con goles de Donato y Makaay. El Deportivo ya era oficialmente un rival directo para el Madrid y el Barcelona, y en el 2002 ganó en el Bernabeu una copa que durará cien años: la del ‘Centenariazo’.
Pero el dirigente quería dar un paso más, quería conquistar Europa, y le faltaron solo dos partidos para lograrlo. Los blanquiazules cayeron en Riazor ante el Oporto (0-1) y ese único tanto de la eliminatoria los privó de una final ante el Mónaco. Fue el principio del fin. Los años en los que aterrizaban en Alvedro jugadores de la talla de Mauro Silva, Bebeto, Rivaldo, Djalminha, Makaay o Valerón, dieron paso a la llegada de los Bodipo, Taborda, Antonio Tomás o Evaldo. Se acabó el dinero y la ruleta rusa de los fichajes sin currículum contrastado provocaron dos caídas a Segunda en los tres últimos años, que dañaron la trayectoria deportiva de la entidad y machacaron la mermada economía deportivista, que en este 2013 tuvo que entrar en proceso concursal. Tras 25 años plagados de más éxitos deportivos que fracasos, la actual crisis ha hecho que por primera vez en mucho tiempo comience a haber voces críticas que miren hacia el palco. Sin embargo, el mandatario parece confiar en sus posibilidades y espera levantar un partido que se le ha puesto muy cuesta arriba tras lustros de crédito casi infinito por parte de la hinchada .