Riazor se prepara para vivir una fiesta con el regreso de Lucas Pérez. Todo parece preparado para celebrar la vuelta de ‘O Neno’ a su casa y sumar tres puntos que metan de lleno al Deportivo en la pelea por el liderato. O, al menos, lo mantengan al acecho. Tanta es la ilusión en A Coruña que apenas se ha hablado del rival. Porque sí, hay un rival: enfrente estará un Unionistas de Salamanca que tiene muy claro su plan para aguar la fiesta de Riazor.
El equipo dirigido por Raúl Casañ, un técnico que ya inventó milagros con la Peña Deportiva al que Cano eliminó en la lucha por subir a Segunda, llega a Riazor como uno de los peores equipos a domicilio del Grupo 1. Solo ha podido sumar 6 puntos lejos del Reina Sofía. Sin embargo, una cosa son los números absolutos y otra cosa lo que dicen sus actuaciones fuera. Porque la escuadra unionista ganó hace no mucho en Ferrol y ha conseguido puntuar en Mérida o Algeciras, campos complicados.
Es el conjunto salmantino un bloque que no engaña a nadie, pues mantiene el estilo de fútbol directo que le ha hecho llegar a Primera Federación y lograr el pasado curso una salvación con muchísima holgura. Tanta que incluso estuvo muy cerca de meterse en el playoff de ascenso.
Este curso Unionistas se ha tenido que reinventar, aunque mantiene a futbolistas que le permiten seguir manteniendo sus señas de identidad y compitiendo a buen nivel. Salva de la Cruz, Ramiro Mayor, Héctor Nespral, Jesús De Miguel y Carlos De la Nava componen la columna vertebral de un equipo que ha recuperado a Jon Rojo o a Mariano Gómez en defensa, ha incorporado mediocentros de ida y vuelta y ha sumado para la causa a extremos punzantes.
Unionistas y su debe
Porque Unionistas tiene muy clara su identidad: juego directo. Así, el 4-4-2 es la estructura más habitual de Casañ, que suele colocar a los capitanes De la Nava o De Miguel como referencias ofensivas sobre los que basar su fútbol. Balones al que juegue de los dos y, a partir de ahí, construir o ganar la segunda jugada. Entre los dos puntas, sin embargo, suman únicamente un gol. Y ese es precisamente el debe del conjunto charro: genera, pero no materializa.
Porque Unionistas de Salamanca es uno de los equipos que más juego ofensivo es capaz de construir. Sí, a base de centro lateral y cargar el área. Pero le sirve. Sin embargo, pese a promediar un alto número de remates (11,7) y de goles esperados (1,3), su balance anotador es bajísimo (0,87 por sus 14 dianas en 16 encuentros).
Le está faltando al bloque de Casañ la efectividad que sí tenía el pasado curso, sobre todo con un De Miguel que marcó 12 tantos. Este curso su máximo goleador es Mario Losada (3), un segundo delantero que es el contrapunto a los ‘gigantones’ De Miguel y De la Nava. El atacante llegado del Zamora suma velocidad por dentro. Y los extremos Iván Chapela, Juampa Barros y Mawi, por fuera junto a los laterales David Vicente y Jon Rojo. Todos ellos contribuyen a convertir al equipo castellano y leonés en el más centrador de la categoría.
De este modo, Unionistas se sitúa en la zona media del Grupo en cuanto a pases largos (42,3). No parece un registro que diga mucho, pero al ser el equipo que menos se asocia (270,4), su proporción de envíos directos es muy elevada y recalca su estilo.
Un estilo agresivo que también es identitario en defensa. Porque Unionistas es un equipo impetuoso, que suele tratar de defender hacia delante. Pero eso le ha costado muchos tantos en contra (20). Las concesiones por dentro, los errores defensivos a la hora de tirar la línea o la defensa del área en los centros laterales -bien sean en balón parado, ataque posicional o contraataque- han sido sus debes. Y eso que tiene a dos centrales expeditivos por arriba. Pero sus rivales le han hecho mucho daño llegando a situaciones de centro óptimas y colocando balones, en muchas ocasiones, rasos.
El cuadro unionista debe coger el ejemplo de su partido contra el Badajoz, el único en el que ha dejado su puerta a cero este curso. Y aplicarlo en Riazor si quiere sacar algo positivo y aguar la fiesta del deportivismo. Su plan, con poco balón y basándolo todo en el juego directo y el centro-remate, está claro.