Ni sus interminables e innumerables lesiones ni los entrenadores que lo condenaron al ostracismo fueron capaces de acabar con él. Tampoco dos descensos con ‘grandes’ como Atlético y Deportivo. El fútbol acabó repescando a un jugador único, un mediapunta de seda por el que no pasan los años.
Solo un jugador es capaz de aplaudir a un compañero por un pase mal ejecutado a escasos cinco metros de distancia. Solo un jugador es capaz de no protestar una amarilla por una falta que él no ha cometido. Solo un jugador es capaz de levantar a un estadio entero con regates que parecen imposibles para un futbolista de 37 años. Solo un jugador es capaz de, por ser tan admirado, provocar una improvisada cola de canteranos del Barça que quieren darle la mano al término del encuentro. Solo un jugador es capaz de despertar admiración en el feudo del eterno rival gracias a un inesperado quiebro con el que iguala un resultado adverso para su equipo. Solo un jugador es capaz de ser ovacionado en todos y en cada uno de los estadios que pisa, sin excepción. Solo hay uno. Ése es Valerón.
El mediapunta canario ha sido reconocido por la Liga de Fútbol Profesional como Mejor Jugador de la pasada campaña en la Liga Adelante. Un premio a su trabajo y a su tesón, a la capacidad de recuperación de sus lesiones de rodilla. Pero no solo es eso. Es un premio al fútbol. Un premio a la calidad, un premio a la experiencia, un premio a esa estirpe de jugador que está en peligro de extinción. Un jugador que ha dejado huella en el fútbol español.
El Deportivo se convirtió en el gran triunfador de los premios LFP de la Liga Adelante. Cuatro de los nueve galardones que se entregaron en la categoría de plata fueron a parar a manos de integrantes de la plantilla blanquiazul. Así, a Juan Carlos Valerón, lo acompañan José Luis Oltra como Mejor Entrenador, Dani Aranzubia como Mejor Portero y Andrés Guardado como Mejor Centrocampista Ofensivo. Los otros premios de Segunda División los consiguieron los celtistas Iago Aspas como Mejor Delantero y Álex López como Mejor Mediocentro; el ex del Córdoba -ahora en el Sevilla- Javi Hervás como Jugador Revelación, el barcelonista Marc Bartra como Mejor Defensa y el almeriense Miguel Ángel Corona, distinguido con el Premio LFP al Juego Limpio.
En Primera División, Barcelona y Real Madrid se repartieron todos los galardones, a excepción del de Jugador Revelación, que recayó en manos del malaguista Isco. Leo Messi fue el Mejor Delantero y el Mejor Jugador, Andrés Iniesta el Mejor Centrocampista Ofensivo, Xabi Alonso el Mejor Mediocentro, Sergio Ramos el Mejor Defensa, Iker Casillas el Mejor Portero y Pep Guardiola el Mejor Entrenador. Carles Puyol consiguió el Premio LFP al Juego Limpio.