El 19 de octubre de 1941, el Deportivo disputó por primera vez un partido de Primera División en Balaídos. Tres cuartos de siglo después, el conjunto herculino prepara su visita número 34 a Vigo en la máxima categoría, con la ambición de celebrar el octavo triunfo de su historia en el campo del eterno rival. Hasta la fecha el balance de los 33 derbis celebrados en el sur es de quince victorias del Celta, once empates y siete conquistas blanquiazules. Las repasamos.
Temporada 1942/43: La primera vez nunca se olvida.

El Celta necesitó pasar hasta cuatro veces por Riazor para conseguir su primera victoria. El Dépor, en cambio, armó su primera fiesta en casa ajena la segunda vez que acudió a Balaídos. Y lo hizo gracias al gol de un futbolista nacido en Vigo, el interior diestro Manuel Guimerans, que remató en el minuto 65 un buen centro de Paquirri tras combinación con Chao. Guimerans vistió la camiseta blanquiazul en 184 ocasiones en la década de los 40 entre Primera y Segunda División; en 1950 cambió de bando para defender el celeste de su ciudad natal.
Pero aquel tanto ganador no hizo que él fuese el único héroe de ese derbi. La otra figura fue Paco Reboredo, un centrocampista gallego nacido en Buenos Aires. No anotó ningún gol, ni repartió ninguna asistencia, ni siquiera tuvo una tarde plena de inspiración dirigiendo el juego del Deportivo. Su proeza fue bastante menos exquisita. Cuando el celtista Mundo prácticamente festejaba el gol del empate, disparando a puerta vacía con el legendario Juan Acuña batido, Reboredo estiró la mano y evitó que el balón se alojase en el fondo de la red. Deva chutó lejos de los tres palos desde el punto de penalti. Curiosamente, Paco Reboredo tenía un hermano nacido en Coruña que militaba en el Celta, Manuel, que no participó en aquel encuentro.
Cuenta la leyenda que la mano de Paco no fue el único factor sorpresa que ayudó al Dépor a vencer por primera vez en Balaídos. Algunos anecdotarios apuntan que los aficionados herculinos soltaron una ‘raposa’ en la viguesa Avenida de La Florida, animal que habría traído mala suerte al cuadro local. Con o sin supersticiones, el 15 de noviembre de 1942 el Deportivo saboreó su primera victoria en territorio enemigo en la división más alta del fútbol español.
Once del Dépor: Acuña, Pedrito, Portugués, Molaza, Bienzobas, Reboredo, Guimerans, Valle, Paquirri, Cuca y Chao. Entrenador: Eduardo González Valiño, ‘Chacho’.
Temporada 1949/50: Peleando por el título de Liga.

En la jornada 15 de la campaña 1999/00, Deportivo y Celta se enfrentaron en Riazor como primer y segundo clasificado de Primera División. Un derbi por todo lo alto que tiene en la historia un precedente incluso más intenso: en la 1949/50, los herculinos visitaron Balaídos con sólo tres partidos por delante para la conclusión de la temporada y con ambos equipos envueltos en la lucha por el título de Liga. Los celestes, líderes con 28 puntos, dependían de sí mismos. Le seguían Atlético, también con 28; y Deportivo y Real Madrid, con 27. Se esperaba que del clásico gallego surgiese un solo candidato a salir campeón. Ese candidato fue el Deportivo.
El Celta presentaba unos números brutales como local: en 11 partidos disputados, 10 victorias y apenas un empate, cedido ante el Athletic de Bilbao. Por contra, los registros del Dépor como visitante no intimidaban en absoluto, con apenas dos triunfos y seis empates en toda la Liga. Sin embargo, el equipo que dirigía el argentino Scopelli sabía que aquel 12 de marzo de 1950 se jugaba en Vigo la posibilidad de aspirar al trono español por primera vez en su historia. Sin Manuel Marquínez, pero con Rafael Franco y Dagoberto Moll como argumentos ofensivos, los coruñeses estaban decididos a vencer en el sur siete años y medio después.
En medio de un espectacular ambiente en Balaídos, el Deportivo dio una lección de fortaleza psicológica. Encajó nada más empezar, tanto de Hermida en acción a balón parado; pero remontó antes del descanso, con goles de Moll a pase de Manuel Guimerans y de Tino, asistido por Franco. En los primeros minutos del segundo periodo el Celta restableció el empate por medio de Sobrado, pero en la recta final Franco firmó el definitivo 2-3 con un fantástico disparo, inalcanzable para el arquero Gonzalo Marzá. El Dépor luchó mano a mano con el Atlético hasta la última jornada, en la que un 2-2 en San Mamés le obligó a conformarse con el subcampeonato. El Celta ya no levantaría cabeza y acabaría cayendo hasta la séptima posición.
Once del Dépor: Acuña, Botana, Ponte, Pedrito, Martín, Guimerans, Franco, Moll, Ponce, Dieste y Tino. Entrenador: Alejandro Scopelli.
Temporada 1950/51: Al ritmo de la Orquesta Canaro.

Tras rozar con la punta de los dedos el título de Liga en el curso anterior, la campaña 1950/51 era pura ilusión. Para la delantera llegaron como refuerzos los argentinos Oswaldo García y Julio Corcuera, que junto a Rafael Franco, Dagoberto Moll y Tino Fernández formarían el mítico repóquer de ases conocido como ‘Orquesta Canaro’. Manuel Ponte Patiño, periodista de La Voz de Galicia, les bautizó de este modo en honor a Francisco Canaro, compositor de tangos y director de orquesta uruguayo-argentino.
El derbi en Balaídos le llegó al Dépor en la jornada 18, con el sueño de combatir por el título ya esfumado. Eran duodécimos los blanquiazules, justo por encima de la zona de descenso; mientras que el Celta ocupaba una cómoda sexta posición, todavía con opciones de colarse en la pomada. Las rachas de uno y otro también eran opuestas: los locales venían lanzados, con tres triunfos consecutivos; los visitantes eran un manojo de dudas después de sumar tres derrotas seguidas en las jornadas precedentes.
Como tantas otras veces, quedó demostrado que en los derbis no hay favoritos antes de que la pelota ruede y dicte sentencia. Un doblete en la primera mitad de Tino, único integrante no sudamericano de la Orquesta Canaro, hizo que los puntos viajasen a Coruña (1-2). Con un cabezazo a la salida de un córner y un buen lanzamiento de falta, el delantero de San Pedro de Nós dejó constancia de la riqueza de sus recursos. Aquella fue su mejor temporada en el Deportivo, con 16 goles, varios de ellos en un extraordinario tramo final de campeonato que permitió a los herculinos salvar la categoría in extremis.
Once del Dépor: Lestón (Pita), González, Ponte, Milna, Carlos, Cuenca, Corcuera, Oswaldo, Franco, Moll y Tino. Entrenador: Osvaldo Gerónimo ‘Oso’ Díaz.
Temporada 1994/95: El Superdépor rompe el maleficio.
Durante las décadas de los sesenta, setenta y ochenta, el Deportivo pasó mucho más tiempo en Segunda que en Primera División. Esa larguísima y oscura noche provocó que apenas visitase Balaídos en la máxima categoría once veces entre 1952 y 1994. Pasaron más de 44 años desde la victoria de la Orquesta Canaro hasta la siguiente, el tiempo que tardó en emerger el Superdépor de Arsenio Iglesias, Mauro Silva, Bebeto, Fran y compañía. Fueron ellos los encargados de romper con un gafe que ya parecía eterno, certificando que Galicia volvía a ser blanquiazul.
Un año después del fatídico penalti de Djukic, el cuadro coruñés se mantenía entre los más fuertes de la Liga, probando que su superlativa campaña anterior había sido cualquier cosa menos una casualidad. El derbi en Vigo se presentaba en la jornada 34, a cinco para la conclusión del campeonato, con el Dépor segundo a seis puntos del Real Madrid (las victorias todavía se premiaban con dos) y el Celta duodécimo, con la permanencia todavía por resolver. Los del sur habían vencido en Riazor en la ida, espina clavada que añadía un ardiente deseo de revancha a los ya numerosos alicientes del encuentro.
La astucia y cierta dosis de suerte regalaron al Deportivo un incontestable 0-2 en un partido igualado, intenso y escaso de brillo. Javier Manjarín y Alfredo Santaelena, en los minutos 15 y 67, convirtieron en goles sendas acciones aparentemente estériles. “Lo importante es seguir sumando para estar al final en Europa”, comentaba Arsenio Iglesias tras el duelo, con su proverbial cautela. En aquella temporada, que concluiría con la conquista de la Copa del Rey, el Dépor repetiría subcampeonato. Tuvo una última bala en Liga, pero la derrota por 2-1 en la jornada 36 en el Santiago Bernabéu enterró definitivamente cualquier posibilidad de discutirle el título al Real Madrid de Jorge Valdano, Laudrup, Zamorano y un emergente Raúl González. El Celta, finalmente decimotercero, sería castigado con un descenso administrativo que jamás llegaría a consumarse.
Once del Dépor: Liaño; López Rekarte, Ribera, Djukić, Voro, Nando; Aldana (Alfredo), Donato, Fran; Manjarín (Claudio), Bebeto. Entrenador: Arsenio Iglesias.
Temporada 2001/02: El mejor recuerdo de Iago Aspas.
El 5 de febrero de 2002, un adolescente moañés festejaba como si de un título se tratase una injustificable patada del celtista Vágner Rogerio Nunes al deportivista Diego Tristán. Tampoco había mucho más que celebrar aquella noche en Balaídos, en la que los visitantes mandaban con suficiencia por 0-2 precisamente gracias a un doblete del genio de La Algaba. Siete años y medio después, convertido en futbolista profesional y símbolo del Celta, aquel crío confesaba haber vitoreado al brasileño por su agresión. Y hoy, casi tres lustros más tarde, ese chaval continúa sin tener recuerdos mucho mejores de los derbis: su nombre es Iago Aspas y todavía no sabe lo que es ganar ni un solo clásico en Primera División.
Probablemente, Iago no recuerda que su equipo enfilaba aquel derbi como colíder de la Liga, igualado a puntos con el Real Madrid. Probablemente también haya olvidado que el Celta se frotaba las manos ante la visita del eterno rival, un Dépor que sólo había ganado uno de sus últimos cinco compromisos ligueros y venía de ser derrotado en Riazor por el Alavés. Y quizá esa fijación por la patada de Vágner le haya hecho borrar de su memoria la jerarquía de Mauro Silva y Duscher en la medular y la magia de Valerón y Diego Tristán en ataque, factores que desequilibraron la balanza hacia el lado blanquiazul. El andaluz puso Balaídos a sus pies resolviendo sin despeinarse dos cara a cara con Pablo Cavallero.
Corría el minuto 85, ya con 0-2 en el marcador, cuando Vágner ofreció a Iago Aspas ese extraño motivo de alegría. “Yo en el momento me quedé perplejo, porque no ves esas patadas todos los días, pero después lo celebré como si fuera un gol”, confesaba al diario AS en 2009. Se desconoce si, cuando el árbitro decretó el final del derbi y el estadio vigués se sumió en un profundo y depresivo silencio, el hoy delantero estrella del Celta continuaba dando botes de júbilo mientras los tres puntos tomaban la AP-9 en dirección Coruña. Tras la jornada 38, por cierto, las tornas habían cambiado: el Deportivo fue subcampeón y su adversario acabó quinto.
Once del Dépor: Molina; Scaloni, Naybet, Donato, Capdevila; Duscher, Mauro Silva; Víctor, Valerón (Sergio), Fran (Amavisca); Diego Tristán (Makaay). Entrenador: Javier Irureta.
Temporada 2003/04: La ‘manita’ que todavía escuece.
Nunca en la historia de los derbis en Primera División se produjo un resultado global tan demoledor como en la temporada 2003/04. El Dépor aplastó al Celta tanto en la ida como en la vuelta, tanto en Balaídos como en Riazor, para obtener un escandaloso 8-0 total. Si bien consiguió el resultado más amplio en Vigo (0-5), fue en Coruña donde dio la puntilla a su gran enemigo. El 3-0 en la jornada 37 dejó a los celestes heridos de muerte. Una semana más tarde sellarían su descenso a Segunda.
El clásico en Balaídos tuvo lugar mucho antes, en la jornada 18, a medio camino entre Año Nuevo y Reyes. El Deportivo marchaba en tercera posición, de manera que las necesidades eran todas para un Celta que ya coqueteaba con la zona pantanosa de la tabla. A los mandos del elenco olívico estaba Miguel Ángel Lotina, más que cuestionado a esas alturas de la temporada pero amarrado al cargo gracias a los buenos resultados en la Champions League. Sería despedido tres semanas después del derbi, al recibir otros cinco en casa ante la Real Sociedad.
El 0-5 del marcador es histórico, pero la realidad es que el Dépor ni siquiera necesitó jugar un gran encuentro para arrollar a su oponente. Los groseros errores de Contreras, Cavallero y el hoy entrenador Eduardo Berizzo hicieron que Albert Luque, Diego Tristán y Víctor Sánchez del Amo (autor de tres dianas) lo tuviesen más fácil que nunca. El Celta puso su propia cabeza en una bandeja de plata y los blanquiazules, probablemente no en su mejor momento futbolístico pero indudablemente sobrados de calidad, no hicieron ascos al regalo. Una ‘manita’ que, pasada más de una década, sigue causando escozor en Vigo.
Once del Dépor: Molina; Scaloni, Naybet, César, Capdevila; Duscher, Mauro Silva; Víctor, Valerón (Sergio), Luque (Fran); Pandiani (Diego Tristán). Entrenador: Javier Irureta.
Temporada 2005/06: Un oasis en el desierto de Caparrós.
Los dos años que el utrerano Joaquín Caparrós vivió como entrenador del Deportivo se han grabado en la memoria del aficionado blanquiazul como una etapa tediosa, marcada por una propuesta ramplona que no hacía justicia a los mimbres que el técnico tenía en nómina. Sobre todo en su primera temporada en Coruña, una 2005/06 en la que fue a conseguir su victoria más abultada precisamente en el campo del Celta. Toda una rareza en la trayectoria del míster, un 0-3 que es todavía el último triunfo que el Dépor ha conseguido en Balaídos en Primera División.
Una vez más, los herculinos vapulearon a un equipo dirigido por un hombre que acabaría cambiando de bando. Era Fernando Vázquez, que tenía a sus órdenes un plantel con jugadores como Diego Placente, David Silva o Fernando Baiano. Igualados a puntos llegaban Celta y Deportivo a aquel derbi del 17 de diciembre de 2005, resuelto por la vía rápida cuando el portero Pinto fue expulsado en el minuto 23 al derribar a Pedro Munitis en su área. Tarjeta roja y penalti transformado por Diego Tristán. La hinchada local clamaba venganza con el vergonzante 0-5 todavía fresco, pero pronto sintió que se le venía encima otra goleada.
Valerón y Capdevila anotaron antes del intermedio para que en el segundo tiempo ya no pasase prácticamente nada, al margen de la ‘festa rachada’ en el sector de la grada en que se ubicaban los aficionados coruñeses. Y eso, el inapelable 0-3, es lo que permanece en el recuerdo. No importa nada más: ni que Romero actuase de extremo aquella noche, ni que Juanma estuviese por delante de Coloccini en los planes del preparador, ni que Tristán errase un penalti que pudo dibujar un marcador aún más rotundo. Por el momento, es el último episodio glorioso en la historia de las visitas del Dépor a Balaídos en la máxima categoría del fútbol español.
Once del Dépor: Molina; Manuel Pablo, Andrade, Juanma (Coloccini), Capdevila; Duscher (Scaloni), Sergio; Munitis (Iván Carril), Valerón, Romero; Diego Tristán. Entrenador: Joaquín Caparrós.