Alberto Quiles, como el resto del vestuario del Deportivo, trata de encontrar una explicación a los malos resultados del equipo lejos de Riazor. Después de haber caído de diferentes formas, el delantero alude al aspecto mental: «Nos cuesta un mundo ganar fuera. El equipo en casa compite y gana partidos, pero con los puntos de Riazor no nos va a dar para ascender directos. Queremos ganar todos los partidos, pero cuando salimos y no logramos la victoria, hay esa frustración. Cuando toca jugar fuera, ponemos todavía más interés si cabe. Puede ser ya un poco de cabeza, un poco de psicosis… cuando hay un resultado adverso o vamos ganando y nos empatan, pensamos: ‘otra vez’. Tenemos que limpiar esos malos pensamientos y parecernos al equipo que somos en casa».
El andaluz ve una diferencia importante con la caída de la temporada pasada: los rivales también están fallando, «Nos costaba ganar igual, pero el Racing iba como un tiro y no falló. Este año el Alcorcón va líder y se está dejando puntos. Estamos a cuatro. Queda mucho y tenemos que jugar contra ellos. Hay que tener estabilidad porque sabemos que depende de nosotros cambiarlo. Si ganamos al Fuenlabrada y vamos a Ferrol y pegamos un golpe en la mesa, eso cambiará. Sigo pensando que el ascenso directo es muy posible«.
Quiles asume la presión y la responsabilidad de jugar en el Deportivo: «¿Si pesa el escudo? Qué va. El club es muy grande y todo jugador de niño siempre sueña con estar en un equipo en el que vienen 20 mil a verte, vas por la calle y te conocen… y si quieres eso, que es lo bueno, tienes que aceptar también que cuando los resultados no llegan te van a apretar. No pesa, es una alegría jugar aquí».
Alberto Quiles y su defensa de Óscar Cano
Más cuestionado que los jugadores está Óscar Cano, para cuya defensa Alberto Quiles no se ahorró argumentos: «Más allá de la idea de fútbol que tiene, que le gusta tener el balón, defender con él y recuperarla rápida, yo a nivel personal lo veo muy cercano con el jugador. Además de entrenador, es como un padre. Te pregunta cómo estás, cómo te encuentras… es importante que un entrenador sea cercano. Luego tiene ese carácter, esas charlas que nos da para que siempre estemos con alegría y que nos afecten lo menos posible las derrotas. Y también aprieta cuando lo hacemos mal. Tiene muchas cosas buenas».