Decía Julio Álvarez que desde el ascenso fallido ante el Mallorca, el Deportivo vive inmerso en una especie de energía extraña sumada a una dirección deportiva que da «tumbos». Una falta de comunión entre afición, cuerpo técnico y club que hoy se ha vuelto a ver reflejada ante el Numancia. Algo que ha representado también un Anquela que apela al trabajo para arreglar lo que él define como un «desaguisado».
Tras seis jornadas disputadas, el Deportivo todavía no es reconocible por su juego. Se puede hablar de la estrategia (o más bien de la maestría a balón parado de Aketxe) y de la fragilidad defensiva. Pero sobre el verde, hasta el momento, no hay un líder claro ni un patrón de juego detectable salvo la imposición del caos.
El ejemplo de ese libre albedrío son los 90 minutos ante el Numancia. Un Deportivo apático encajó primero. Anquela, de hecho, criticó la forma en la que sus jugadores saltaron al terreno de juego. Escassi le sacó los colores a la defensa con un David Simón cómplice. El lateral ejecutó un bloqueo perfecto sobre Álex Bergantiños para permitirle al rival rematar hasta en dos ocasiones.
Tras el descanso, y seguramente la bronca entre aspavientos de Anquela, llegó la reacción. Pero ojo, a balón parado y no de jugada, que eso todavía queda lejos. Un saque de esquina de Aketxe para que la fe de Mollejo hiciese el empate. Y de nuevo un lanzamiento de falta del vasco que bota delante de un portero que se sorprende por ese violento golpeo. Por último, un penalti que se pidió Koné. El mismo que fue expulsado poco después.
Anquela decide cambiar a Aketxe y ahí entra en escena su famoso «desaguisado». Dos «horrores» defensivos hicieron que entre Derik y Escassi el empate volviese al electrónico de Riazor. Todo ante los ojos de un técnico que se tapó la cara en rueda de prensa, dejando en evidencia que no es el escenario que esperaba cuando recibió esa llamada imposible de rechazar.
«El fútbol ya sabes cómo funciona. Pero solo puedo preocuparme de trabajar cada día. A ver si soy capaz de arreglar este desaguisado que tenemos, que es bastante peligroso». Cuando su crédito empieza a agotarse, habrá que ver cuánto tiempo se apiada de él la máquina de destituir entrenadores en A Coruña.