El presente de Antoñito ha cambiado por completo en las últimas semanas. De verse sin equipo y entrenando por su cuenta, a ser llamado a filas por Borja Jiménez para pelear el ascenso a Segunda División con el Deportivo: «Fue todo muy rápido. Se ponen en contacto conmigo el lunes santo y mi cabeza dio un giro de 180 grados. Le dije a mi mujer que hacíamos las maletas, que era una buena oportunidad, un reto, y no lo dudé ni un minuto. Estoy muy contento con la oportunidad de jugar en este club».
El ritmo frenético provocó que debutara incluso antes de presentarse. No se disgustó: «Borja ya me había ido comentando durante la semana. Me veía bien físicamente. He estado tres meses entrenando por mi cuenta y con un equipo de Tercera en Málaga, pero cambia mucho. Cambia competir en una categoría con esta exigencia. Me encontré bien, algo incómodo al no conocer todavía los movimientos de mis compañeros y lo que quería el míster. Al final algo cargado y por eso pedí el cambio, para que no fuera a mayores».
Apunta Antoñito que lo que se vio en Talavera es lo que aporta como lateral: «Cuando me bajaron de extremo a lateral, el entrenador que lo hizo en su momento buscaba un lateral ofensivo. Me veo así, un lateral profundo, de largo recorrido y defensivamente cumplidor. No soy agresivo, pero sí me siento un defensa competitivo. Cuando hay que defender, se defiende».
Antoñito y un mal del lateral derecho que no sólo afecta al Deportivo
Lamentó Antoñito que su legada al Deportivo sea provocada por lesiones, pero también reconoce que es una situación con la que ha tenido que lidiar en los últimos años: «Llevo dos temporadas con situaciones similares a esta. Siendo tres o cuatro compañeros. Parece una posición maldita no sólo para el Deportivo, también en muchos equipos. Es una pena, pero yo estoy contento por poder aportar mi granito de arena. Hay mucho nivel en el equipo, una plantilla buena, un entrenador con ascensos… hay mimbres para cumplir el objetivo».