Se acabó. El Depor dejó en nueve el número de victorias consecutivas de esta temporada. Veintisiete puntos que nadie nos va a quitar, veintisiete puntos logrados de formas diferentes. Numancia, Las Palmas, Xerez, Huesca, Villarreal B, Cartagena, Recreativo, Hércules y Barcelona B.
Habrá quien reste mérito a lo que para mí tiene un valor muy destacado. Han sido dos meses y medio intensos, satisfactorios, felices para un deportivismo cargado de orgullo. Pero ahora se acabó, y la plantilla debe borrar de manera obligatoria las palabras récord, racha, ascenso y similares.
“Me incomodaba el tema de la racha”, aseguraba Alex Bergantiños el día después de caer ante el conjunto catalán. Frases como ésta, cargada de razón, demuestran que hay que pasar página y centrarse en un mes de marzo clave en las aspiraciones del equipo. Si algo demuestra la Segunda División, es que su eterno calendario provoca que los equipos atraviesen rachas antagónicas. Sabadell debe ser un toque de atención para regresar al mundo real y recordar que cada triunfo hay que cimentarlo en el terreno de juego.
De las seis derrotas que acumula el Dépor esta temporada, sólo una llegó ante un equipo que está en la zona privilegiada de la tabla. Fue en la jornada tres, y ante un Hércules que ha sido, hasta la fecha, el único equipo que ha logrado asaltar Riazor. Un dato que refleja la singularidad de esta categoría.
Riazor se prepara para recibir a Alcorcón y Alcoyano, los dos equipos que enseñaron al Depor a adaptarse a la Segunda, además de demostrarle que con el escudo no se ganan partidos fuera de casa.