No necesita presentación, pero ‘Adelante’ no quiere hacer una excepción. Vuelve la gran fiesta del fútbol gallego.
El Deportivo se enfrentará mañana a un Celta de Vigo que llega al derbi gallego con la compleja etiqueta de ‘favorito’ debido a los buenos números que ha cosechado en su estadio y a su mejor clasificación con respecto a los herculinos. El conjunto de Paco Herrera, con ocho gallegos en la convocatoria, tratará de dar continuidad al buen juego mostrado hasta la fecha y buscará una mejora defensiva ante uno de los equipos más goleadores de la Liga BBVA.
Contexto. La cantera como base de todo. A Madroa y el saneamiento, los pilares del éxito.
Carlos Mouriño ha conseguido, por fin, el objetivo que se marcó a su llegada al Celta en el año 2006. Tras el descenso a la categoría de plata en mayo del 2007, el presidente vigués inició una reestructuración en el conjunto olívico, cuyo eje central fue el de galeguizar la plantilla. La Ley Concursal obligó a la entidad celeste a desarrollar el club a partir de un fútbol base que a largo plazo permitiese devolver a los celtiñas a la élite deportiva y económica. Después de cinco temporadas complicadas en Segunda División -entre las cuales en una de ellas, la 2008/2009, el proyecto casi se desmorona con el descenso a Segunda B que Iago Aspas evitó en el último minuto de la última jornada-, el dirigente de 69 años ha cumplido con su cometido y ha regresado a Primera con un Celta renovado, joven y capaz de moverse en el mercado gracias a su recuperación económica.
Con un Paco Herrera consolidado de forma más que merecida como técnico de primer nivel, los celestes han mantenido el estilo asociativo y veloz que el curso pasado les dio el ascenso directo a la categoría de oro. La buena base -que perdurará durante muchos años- se ha complementado a la perfección con los fichajes que han llegado en las posiciones en las que más cojeaba el conjunto céltico, y los Javi Varas, Augusto o Krohn Dehli se han asentado en el once inicial del preparador catalán. Un equipo de futuro con derecho a ilusionarse con el presente.
Nombres propios. Al ataque, mejor. La calidad ofensiva del Celta es superior a la defensiva, donde todavía debe crecer.
– El ‘crack’: Álex López. Un señor centrocampista. Roba, combina, asiste y marca. A sus 24 años, el ferrolano se ha convertido en un fijo de la medular celeste. Le ha cogido el pulso a la máxima categoría desde el primer minuto y se ha dado a conocer en toda España. Su disparo desde la frontal es letal. Humilde, uno de los nuevos ídolos del celtismo. Tiene potencial para acabar en un grande.
– El ‘muro’: Roberto Lago. Probablemente, el mejor lateral zurdo de Segunda División durante la temporada pasada. Gran proyección ofensiva y enorme desgaste defensivo. Nunca pierde la posición y siempre cumple.
– El ‘cerebro’: Oubiña. Su presencia marca el equilibrio o el desequilibrio de un encuentro. Cuando está al máximo nivel, el centro del campo olívico suele imponerse al de su rival. Gran presencia y rigor táctico. Capitán.
– El ‘killer’: Iago Aspas. Junto a Álex López, el futbolista más desequilibrante del Celta. Al contrario de lo esperado, Primera División no se le ha quedado grande y ha sabido madurar. Rápido e imprevisible con el esférico en los pies, sigue sin ser un ‘9’ puro, pero ya ha anotado tres tantos -dos de ellos de penalti- y ha creado infinidad de ocasiones. Un dolor de cabeza para la zaga rival.
El dato. Contraste casa-fuera. El peor visitante y uno de los más sólidos como local.
Paco Herrera ha insistido durante las últimas semanas en su descontento con la actuación de sus hombres cuando juegan fuera de Balaídos. Los números avalan el punto de vista del entrenador celeste, ya que en estos momentos el Celta es junto a Osasuna el peor equipo de la Liga BBVA lejos de su estadio, al no haber ‘rascado’ ningún punto en sus visitas a Anoeta, Mestalla, Los Cármenes y al Santiago Bernabéu. Por otro lado, los olívicos han logrado sus nueve puntos totales en su estadio, donde han conseguido ganar solidez y solo han recibido dos tantos, la mejor cifra del campeonato junto a la del Real Madrid y a la de la Real Sociedad.
Un momento histórico. Copa del Rey 2000-2001. A las puertas del título.
El Celta era, a finales de la década de los 90 y en los primeros años del nuevo milenio, uno de los equipos de moda del fútbol español. Con un juego alegre y atrevido, conquistó los corazones de los aficionados españoles, con un aliciente añadido: el romanticismo de la derrota. Y es que, aunque el club vigués rozó la clasificación para la Liga de Campeones en varias ocasiones, no fue hasta en el ocaso de una Generación de Oro cuando lo logró. También rondó la conquista de un título en varias ocasiones, pero siempre se le terminaba escapando. Una de ellas fue la final de la Copa del Rey del año 2001, a la que accedió tras eliminar al Mallorca de Finidi en cuartos y al Barcelona de Rivaldo en semifinales. En el partido decisivo ante el Zaragoza, Mostovoi adelantó a los vigueses en el minuto 4. Era el inicio ideal para que los vigueses inaugurasen su palmarés, después de haber perdido las finales de 1948 y 1994. Pero el conjunto de Aragón terminó remontando con los tantos de Xavi Aguado, Paulo Jamelli y Yordi, llevándose el trofeo a casa.
Una leyenda. Mazinho. Desde Brasil.
Iomar do Nascimento, ‘Mazinho’, tan solo jugó cuatro temporadas en el Celta de Vigo aunque su eterno recuerdo entre la parroquia celeste hace creer que fueron muchas más. Dejó una impronta imborrable en un equipo al que llegó en 1996, procedente del Valencia, ya con 30 años. Dominó el centro del campo del Celta hasta la temporada 1999-2000, y llevando al conjunto de Vigo hacia algunos de los logros más reseñables de su historia. Buen amigo de los ex deportivistas Mauro Silva y Bebeto -a quién acompaña, junto Romario, en la famosa celebración del acunamiento del bebé-, su presencia siempre ayudó a engrandecer la gran fiesta del fútbol gallego. Ahora es uno de los representantes más cotizados del fútbol internacional: sus hijos, Thiago y Rafael, aspiran a superar la carrera de su padre.
Un lazo blanquiazul. 1994-2004. Creciendo juntos.
Las rivalidades en el mundo del fútbol suelen ser un buen ejemplo de la Teoría de los Vasos Comunicantes. Es habitual que los éxitos de un equipo coincidan temporalmente con los fracasos de su eterno rival, y viceversa. Que el despegue de un equipo se solape con el ocaso del otro. Pero el caso de Deportivo y Celta supone una fuerte contradicción a estas hipótesis. Ambos han vivido su época dorada entre 1994 y 2004. Comenzaron rozando un título pero quedándose a las puertas: el Dépor perdiendo la Liga del famoso penalti de Djukic y el Celta perdiendo la final de la Copa del Rey ante el Zaragoza. A partir de ese sinsabor, ambos equipos fueron creciendo y haciéndose un nombre entre los mejores equipos de España, hasta llegar a la Liga de Campeones, donde ambos vivieron su mejor temporada en 2004. El Dépor alcanzó las semifinales y el Celta, los octavos de final. Juntos llevaron el fútbol gallego a lo más alto.
* El Celta es el primer equipo que repite en ‘Adelante’. Aquí se recogen los dos análisis de la pasada campaña:
https://www.riazor.org/asi-es-el-rc-celta-de-vigo/
https://www.riazor.org/asi-juega-el-rc-celta-de-vigo/