Adrián Arroyo, periodista de Radio Sabadell, nos traza el perfil de Antonio Hidalgo. Un técnico al que conoce muy bien tras su paso por el conjunto arlequinado y que ha ido modificando su estilo de juego según ha evolucionado su carrera. Esto es lo que se puede esperar del nuevo técnico del Deportivo:
Si por algo se caracterizó el Sabadell de Antonio Hidalgo es por la voluntad de jugar al ataque y ser propositivo. Llegó siendo alguien muy querido aquí por su etapa como jugador arlequinado pero sin mucha experiencia en los banquillos. Esta se limitaba a unos cuantos encuentros en el Granollers de Tercera y asistente de Imanol Idiakez y Andoni Iraola en el AEK Larnaka.
La apuesta del Centre d’Esports por él fue tan valiente como su decisión de venir. Dejando a su familia en Chipre, a todo o nada en sólo siete partidos y con un equipo que tenía pie y medio en Tercera División. Su planteamiento también fue arriesgado. Con poco tiempo para trabajar y mucha necesidad, apostó por un tipo de fútbol que cuajó enseguida.
Doble estructura táctica
Salida de balón con tres centrales, carriles muy largos y ofensivos, dos hombres en la sala de máquinas y tres arriba que podían variar entre dos medias puntas y un nueve o 1+2. Lo novedoso es que esa estructura táctica variaba en función de si tenía el balón o no. Sin el cuero, el Sabadell cerraba en 442: uno de los centrales pasaba a ser lateral, el carrilero de ese lado cerraba de extremo y por el otro lado era el hombre de banda quien actuaba atrás con un media punta por delante.
Ganó cuatro de esos siete partidos, salvó al equipo en una tarde mágica en Olot con 2.000 arlequinados en las gradas y con ese bloque principal más algún retoque de lujo (como el coruñés Ian Mackay bajo palos) construyó un Sabadell ganador que flirteó con el título de liga de Segunda ‘B’ hasta que llegó la pandemia. Tras la interrupción forzada por el coronavirus, el conjunto arlequinado ascendió en el play-off formato burbuja de Marbella eliminando a Atlético ‘B’, Cultural y Barça ‘B’.
El debut en Segunda
El año de Segunda División (temporada 2020/21, sin público en los estadios) fue de muchas turbulencias. El verano fue extremadamente corto por las exigencias del calendario tras la pandemia. Pocas semanas entre el ascenso a finales de julio y el debut en septiembre con un brote de covid que azotó al vestuario y condicionó toda la pretemporada.
El inicio de 0 puntos de 15 posibles fue un lastre que arrastró el equipo toda la liga. Por momentos sacó la cabeza de la zona de descenso y se llegó a la última jornada con opciones pese a depender de terceros. Incluso acabado el partido en Anduva, un gol del Rayo contra el Lugo hubiese supuesto la permanencia arlequinada. Pero nunca llegó.
La propuesta táctica de Hidalgo seguía siendo la misma: posesión de balón, juego alegre y con llegadas desde las bandas. Era muy habitual ver asistencias de un carrilero para el remate del del lado opuesto. Los Óscar Rubio o Josu Ozkoidi, por ejemplo, vieron más puerta de lo habitual aquellos años. Y todo ello pese a ser uno de los equipos y de los presupuestos más humildes del fútbol profesional.
Más riqueza táctica
Tras el descenso, siguió en el cargo tanto Hidalgo en el banquillo como Jose Manzanera (acaba de ascender con la Cultural) en la dirección deportiva. La idea pasaba por sacudir la plantilla con aire fresco y pese a ser un equipo dominador en Primera Federación, la cosa no funcionó. Sólido atrás, pero sin puntería delante, los vallesanos empataron mucho y se vieron de inicio en la últimas posiciones. En cuestión de pocas semanas, primero fue cesado el valenciano y más tarde el técnico de Canovelles, ambos héroes de Marbella.
Desde entonces, Hidalgo ha dirigido al Sevilla Atlético y al Huesca, en los dos casos con situaciones muy similares a Sabadell: salvar los muebles nada más aterrizar para construir algo más grande la siguiente campaña. Con el filial andaluz evitó el descenso a Tercera RFEF cuando parecía desahuciado y lo dejó liderando la Segunda Federación en el momento que cambió Nervión por El Alcoraz. La historia en el conjunto azulgrana en Segunda División es de sobras conocida.
Tanto en Sevilla como en Huesca, Hidalgo se ha mostrado un técnico más maduro. Ha ganado experiencia, ha conseguido ser un punto más práctico, tener más variantes tácticas y sacar el mismo jugo a sus plantillas. Y pese al buen gusto por el balón, los equipos del catalán siempre suelen estar muy trabajados en defensa. Prueba de ello es que la media de su carrera en los banquillos es inferior al gol por partido: 198 dianas rivales en 209 partidos.
Un entrenador, además, con mucho carácter y personalidad. Ya lo era como futbolista y consigue irradiar la misma pasión. Enérgico tanto en el día a día como en los partidos. Una de sus claves es esa conexión con sus jugadores. Virales se han hecho sus celebraciones postpartido en el vestuario oscense saltando con sus pupilos al ritmo de ‘Freed from desire’. ¡Que suene ahora también en Riazor!