Llegó como un futbolista capital para el proyecto del Deportivo en Segunda B, tras haber hecho carrera entre la segunda y la tercera categoría con el Racing de Santander y asentarse en la división de plata con el Extremadura. Pero su paso por el Dépor ha estado marcado en el verde por más sombras que luces. Borja Granero y el club herculino han puesto fin a una relación de dos años y medio en los que el central ha ido perdiendo peso progresivamente en el equipo, paralelamente al discurrir de los cuatro entrenadores que ha tenido como blanquiazul.
Y es que Granero fue indiscutible en su primer curso en el Dépor, ya que solo se perdió un encuentro (jornada 3) y fue suplente en otro. Tanto Fernando Vázquez como Rubén De la Barrera apostaron por darle el mando de la zaga al valenciano.
Sin embargo, tras un primer año en Segunda B en el que el equipo no cumplió las expectativas, la entidad reformó su plantilla e incorporó a Adrián Lapeña, Jaime Sánchez y Pablo Trigueros para el eje de la defensa. El nuevo entrenador, Borja Jiménez, apostó por los dos primeros como pareja titular y relegó a Granero al rol de tercer central. Así, en una temporada de 42 partidos -sin contar los dos de Copa-, el valenciano jugó únicamente 17. De ellos, solo 9 como titular. A pesar de ello, Granero marcó 2 tantos que sumó a su primer gol con la entidad, materializado en su primer curso.
Ante su pérdida de protagonismo, este verano se especuló con la posibilidad de que el zaguero dejase el club. Pero la intención de Borja era cumplir el último de los tres años de contrato que había firmado. De nuevo con Lapeña y Jaime por delante, la llegada de Pablo Martínez terminó por minimizarle las opciones de contar con minutos. La competencia y su calvario con las lesiones le lastraron definitivamente. Tanto que ha sido el único jugador del primer equipo sin minuto alguno en partido oficial durante esta temporada.
A pesar de ello, el valenciano era un hombre importante en el vestuario. Tanto que su aportación, desde su capacidad de trabajo y ejemplo pese a no jugar, ha sido importante para mantener la cohesión de la caseta. Así, a falta de minutos, el valenciano acabó sumando en su última etapa en el Deportivo esos intangibles que ahora aportará en otro club, en el que también buscará recuperar su protagonismo en el césped.