Nueva edición de la columna de Dani Cancela, ex del Depor y coruñés, enrolado en las filas del Kitchee de Hong Kong desde hace una década. En su serial titulado ‘Desde la (semi) burbuja’, relata como ha vivido el partido ante el Celta B:
Conocí a Fernando Vazquez en la cafetería de un hotel de Hong Kong hace unos años. Yo vivía aquí y él estaba valorando alguna opción en el fútbol chino y quería conocer mas de cerca el proyecto. Poco antes, me había hecho vivir una tarde increíble en Riazor contra el Jaén, en la que creo que fue la última vez que fui al estadio. Se lo dije, y sonrió. No es muy dado a darse importancia ni a hacer ruido si la causa es la suya propia.
Su historia con el Deportivo definitivamente no merecía este final. Estuvo a punto de ser de cuento de hadas. Un día raro contra el Girona, una cagada contra el Extremadura o el caso Fuenlabrada evitaron que fuese una vez mas el salvador de una causa perdida, ese traje que parece hecho a su medida.No fue así, y la historia se escribió de manera muy diferente. En el fútbol, como en la vida,tomar la decisión de echarse a un lado es muy difícil. Ni los clubes ni los jugadores ni los entrenadores ven el momento en el que ya no son capaces de aportar lo que se necesita.Es normal, hay que hacer muchas cosas bien para poder firmar un contrato, y no es fácil renunciar a él porque, además, siempre piensas que le puedes dar la vuelta.
Pero la realidad es que cuando pensamos en Fernando Vázquez, a todos nos vienen a la cabeza las imágenes de aquel ascenso, las peleas en nombre del Deportivo o la increíble racha del año pasado. Incluso el primer año en Primera aunque se acabase descendiendo. El problema es que el presente no sostenía el peso de la historia, y este Dépor no le gustaba a nadie. Ni cuando era líder y no encajaba, ni mucho menos ahora que parece un boxeador noqueado en la lona. Y guste o no, si somos sinceros con nosotros mismos,pocos pensaban que Fernando podría ser capaz de revertir la situación. Algo se rompió en verano y su expresión cambió. Su ánimo cambió, y ni el fútbol ni los resultados respaldaban un discurso que ya de por sí parecía sin fuerza. Ser entrenador es algo muy complejo que abarca factores que van mas allá de lo táctico. Tienes que ser un motivador, ser capaz de sacar lo mejor de cada jugador, y eso es evidente que no lo estaba consiguiendo.
Porque se puede discutir todo, hasta el nivel de la plantilla. Si es mejor o peor de lo que se pensaba, si se adapta o no a la categoría…pero todos convendremos en que tiene mas nivel del mostrado. Seguro que él no es el único culpable, puede que ni siquiera el mayor de los culpables pero lo cierto es que el Dépor no tiene margen para el error, la dinámica era muy negativa y Fernando daba la sensación, desde fuera, de no tener fuerza para revertirla.
Ahora toca ocupar su puesto, rellenar su espacio, y no va a ser sencillo. Fernando es mucho mas que un entrenador para el Dépor y para el deportivismo, y en su figura muchos veían reflejada esa parte de la historia del club que ahora parece tan lejana. Rubén de la Barrera tiene delante de sí un campo minado y sabe que todo lo que haga será mirado con lupa y comparado hasta el extremo. Un reto para el que se lleva preparando tiempo, el tren que pasa una vez en la vida con el equipo de su ciudad. Le deseo toda la suerte del mundo porque su suerte será la nuestra, y lo que queremos todos los deportivistas es que se acabe esta pesadilla y volvamos al fútbol profesional cuanto antes.
Hambre y conocimientos seguro que no le faltan, pero como dije, ser entrenador es mucho mas que saber de fútbol y tácticas, y la sombra de Fernando va a ser muy alargada.