Nueva edición de la columna de Dani Cancela, ex del Depor y coruñés, enrolado en las filas del Kitchee de Hong Kong desde hace una década. En su serial titulado ‘Desde la (semi) burbuja’, nos cuenta las sensaciones que le dejó el triunfo contra el Badajoz.
Con Quiles todo es más fácil
Venía el Badajoz a un Riazor que esperaba un día de fiesta. El último partido como local y la euforia de los dos triunfos como visitante hacía que los que (cada vez son más, afortunadamente) tuvieron la suerte de conseguir una entrada fuesen al campo con ganas de disfrutar de su equipo como hacía tiempo. Y lo hicieron, pero con suspense.
El Badajoz fue un dolor de muelas desde el principio, demostrando el porqué de su cartel de favorito al ascenso. Se organizaron, apretaron, robaron, corrieron e hicieron ocasiones para ponerse en ventaja, pero Quiles jugaba de blanquiazul. Sino, el resultado final posiblemente hubiese sido distinto.
Durante la primera media hora el Dépor lo pasó mal. Granero y Lapeña tenían dificultades para sacar el balón jugado, y sus imprecisiones provocaron contras peligrosas. Álex por primera vez en la temporada se vio incómodo e incapaz de solucionar los problemas que se le presentaban al equipo y Juergen no daba encontrado su lugar. Arriba, Miku peleaba contra los tres centrales casi siempre en desventaja, y solo Quiles era capaz de encontrar sitios por los que aparecer y dar continuidad al juego del equipo. Riazor animaba, pero en el fondo todos percibíamos que algo no funcionaba.
Poco a poco, desde la banda izquierda se fue invirtiendo la tendencia. William comenzó a encarar, sin mucho éxito, pero lo suficiente como para hacer dudar al equipo extremeño, y Héctor empezó con su recital; ofensivo, que se le conocía, y defensivo, con un par de acciones individuales acertadísimas y decisivas. A día de hoy el Dépor parece tener dos laterales izquierdos de gran nivel y un agujero en el lateral derecho. Con Trilli lesionado, Villares fue el tercer jugador en tres partidos en ocupar esa posición, que es fundamental para el caudal ofensivo del equipo, sobre todo teniendo en cuenta que el que ocupa la banda derecha arriba es Quiles, un delantero centro zurdo que cuando es más feliz (y letal) es cuando deja la banda y se asocia por dentro, dejando espacio para las subidas del lateral. Villares cumplió, porque es de los que entiende el juego de maravilla, pero no se le pueden exigir capacidades que no tiene, y a la vez se pierde un jugador importante en el medio campo.
Como no podía ser de otra forma, desde la izquierda se desatascó el partido. Héctor corrió una vez más, William en vez de regatear, pasó, y Quiles lo leyó todo antes que nadie. El más listo de la clase, el que va un paso por delante del resto, arrancó desde el segundo palo porque sabía lo que iba a pasar. Cuando el lateral arrancó, solo consiguió ver más de cerca como el andaluz metía el balón en la portería. El primer tiro a puerta. El único error defensivo del Badajoz les costó el partido, porque la diferencia la marcó Quiles.
A partir de ese momento el Dépor estuvo cómodo compitiendo (gran noticia una vez más) en un partido complejo y exigente contra un equipo que buscó soluciones y no perdió nunca la cara. En la segunda parte Alex ofreció su mejor versión de equilibrista, apareciendo cada momento donde el equipo más lo necesitaba, sobre todo en el centro de una defensa que el sábado sufrió más que en cualquier otro partido, pero que volvió a conseguir acabar sin encajar. Mackay sigue con su idilio desde que volvió a casa y el Dépor se pone con cuatro de cuatro y 10-0.
Los números asustan, y las sensaciones, más, sobre todo porque las variantes son infinitas, y Borja parece dispuesto a explorarlas todas. Tanto desde la elección del once como con los cambios, da la sensación de que su lectura de partido es casi siempre buena. El sábado volvió a cambiar las bandas, puso a Villares en el sitio de Víctor y Doncel pasó de titular a no jugar un minuto, como le había pasado a Camargo en Calahorra. Distintos perfiles para exigencias diferentes. Todos enchufados y rindiendo, gran noticia.
Cuatro de cuatro con la visita a Unionistas, segundo, en el horizonte. Superando partidos que se ponen fáciles, pero también duelos complejos y cerrados. Con muchos registros diferentes y con detalles de equipo grande y de equipo hecho. Y con una certeza: con Quiles todo es más fácil.