Nueva edición de la columna de Dani Cancela, ex del Dépor y coruñés, enrolado en las filas del Kitchee de Hong Kong desde hace una década. En su serial titulado ‘Desde la (semi) burbuja’, nos cuenta las sensaciones que le dejó el triunfo ante la UD Logroñés.
Golpe en la mesa
El guión de los partidos del sábado pareció escrito por un deportivista. Ninguno de los de arriba había sido capaz de ganar sus encuentros y la ocasión para poner puntos de por medio con los demás era perfecta. Solo había un problema: el Dépor tenía que ganar en uno de los campos complicados del grupo, tras llevar tres partidos a domicilio sin hacerlo.
El planteamiento de Borja, sin embargo, volvió a ser similar al de Santander. Incrustó a Alex en la linea de atrás de manera permanente, para igualar el sistema del equipo local, volvió a poner a William tras sus buenos minutos en casa en la jornada pasada y repitió Doncel en vez de Quiles. El equipo, de la misma forma, dominó el balón casi de principio a fin, pero sin a penas presencia ofensiva. Solo los dos laterales amenazaban realmente al Logroñés. Si normalmente ya en linea de cuatro ambos tienen muchísimo recorrido, liberados un poco de las tareas defensivas gracias a los tres centrales su presencia en campo contrario fue permanente.
Mención especial merece, un día mas, Víctor García. De un problema enorme que el Depor tenía en el lateral derecho tras la lesión de Trilli nació una nueva faceta de un futbolista que cada día que pasa crece mas en esa posición. El domingo, no solo casi todas las llegadas tenían su firma, incluido el tiro previo al gol de Miku que ya mereció haber entrado, sino que, sobre todo en los últimos veinte minutos, cuando el equipo local puso todo arriba, su posicionamiento fue siempre perfecto. Trilli ya está recuperado, pero va a tener que hacer muchas cosas bien para quitar a Víctor de un puesto que se ha ganado a pulso.
De un partido del que aparentemente no hay mucho que decir, a mí me gustaría sacar varias lecturas positivas. La primera, es obvia. El Dépor tenía una buena ocasión para ponerse líder en solitario y la aprovechó, en casa de un rival que, no podemos olvidarlo, el año pasado estaba en Segunda, y que empezaba la jornada con los mismos puntos que el equipo blanquiazul. Y ganó. Con solvencia, con control y con autoridad en el juego, porque en el partido se jugó a lo que quiso el Dépor en todo momento. Y eso tiene mucho mérito. Tendemos a pensar que los rivales son de menos nivel, o que el Deportivo tiene que tener una superioridad manifiesta respecto a los demás equipos del grupo, pero lo cierto es que todos tienen armas y herramientas para hacerte daño, y el hecho de que al Dépor no se lo hagan, no es demérito del rival sino producto de que el equipo hace muchas cosas bien.
La segunda, es que todo el equipo está enchufado y por la causa. No parece haber en este vestuario egos individuales por encima del grupo, y un ejemplo perfecto es Quiles. El andaluz estuvo en el foco de los halagos durante el primer mes y medio de competición, después las cosas le dejaron de ir tan bien y el domingo, en uno de los partidos marcados como claves, no fue titular. Sin embargo, desde que entró en el campo, todo lo hizo bien, y siempre eligiendo la mejor solución para lo que el equipo y el partido pedía, aunque muchas veces eso supusiera estar muy lejos del área o correr para atrás con el lateral contrario para hacer las ayudas a Víctor. Pero no solo Quiles. Álex fue suplente en Santander, Villares en otros partidos y así con casi todos, y su rendimiento y el de los que entran en su sitio no disminuye. Es una gran labor de vestuario, de los propios jugadores y una de las mejores noticias en lo que llevamos de temporada.
Por supuesto que es lícito pedirle mas al equipo. Vivir en el alambre nunca es fácil, y a pesar de que el Dépor parece sentirse como en casa al borde del precipicio, las victorias por la mínima siempre dan margen al sobresalto. Pudo marcar el Logroñés en un error de De Vicente en un despeje, pero el partido en general nunca pareció peligrar. Borja tiene claro el plan de partido y el equipo se siente cómodo y fuerte. Menudo, que es el jugador de la plantilla que podría romper este tipo de partidos, no parece tener la confianza suficiente del entrenador para situaciones con el marcador ajustado a favor. Quizá Borja piense que pierde más de lo que gana con el sevillano en el campo, pero es cierto que nos gustaría ver un Dépor que cerrase los partidos con la misma autoridad con la que los juega. Aun así, siendo líderes con 23 puntos, poco que decir.
Ahora viene (o no) el Extremadura. En esta primera vuelta el calendario determinó partidos mucho mas complejos fuera de casa que en Riazor, al menos sobre el papel. Si el equipo es capaz de seguir sacando los partidos contra rivales directos a domicilio con esta autoridad, en la segunda vuelta Riazor tiene que ser la llave del ascenso. Pero queda mucho, y sería un error muy grande salirse del guión y pensar que todo es fácil y que ya está hecho. Todos los equipos pierden puntos, ya lo estamos viendo, y el mas solvente será el que se lleve el premio. De momento, el Dépor está ya líder, y aunque es una anécdota a estas alturas, todo marcha según el plan establecido. A seguir.