Como uno de los capitanes, Dani Giménez salió a dar la cara tras la derrota. Lo primero que hizo fue poner a la plantilla por delante a la hora de asumir responsabilidades, antes que a Natxo: «Algo hay que hacer y lo fácil es el entrenador. En nuestra mano está ayudarle a que siga. Está haciendo todo lo posible para que estemos tranquilos, que creamos en nosotros mismos. Todos lo estamos haciendo mal y si algún jugador cree que por cambiar de entrenador va a jugar mejor, se equivoca. Entiendo que desde fuera, la afición o la prensa hable del cambio más fácil, pero todo pasa por los jugadores. Cada uno tenemos que hacer autocrítica. Natxo, Zidane o Guardiola… si nosotros no damos un paso al frente da igual el que venga«.
El meta siguió reconociendo errores, propios y de los compañeros: «Ha sido un reflejo de cómo está el equipo. No hay más vueltas. Pocas actuaciones individuales salvables. Quizá rescatar a Didier, le agradecemos el esfuerzo y que haya dado el do de pecho en una situación complicada. El resto… acciones puntuales buenas, un inicio de partido con presión alta y hasta ahí. No tener las ideas claras nos penaliza».
Reconoce que el equipo «ha tocado fondo. Sabemos que si estamos así es culpa nuestra y la única manera de salir es dando un paso al frente. Nos vemos visto superados, sobrepasados. La alegría que tiene el Rayo es la que nos está faltando a nosotros. Ahora tenemos que hablar de la personalidad de cada uno. Cuando das un pase malo o te rebasan, hay que seguir igual. Peor que hoy es complicado hacerlo».
Bóveda: «Lo que más fastidia es ver a compañeros que sabes que son buenos no hacer las cosas bien»
Otro de los pesos pesados del vestuario, Eneko Bóveda, también pasó por zona mixta para analizar la dura derrota. El vasco espera que el equipo haya tocado fondo: «Casi sí, que no haya algo peor todavía. Estamos en una tendencia a la baja, hace muchísimo que no ganamos aquí y, al margen de los resultados, también partidos poco brillantes. Hoy se junta todo. Un rival que ha sido superior y el peor partido en el peor momento«.
Ve al equipo bloqueado: «Lo que más me preocupa o fastidia es no ver a los jugadores que son muy buenos haciendo las cosas que saben o sabemos hacer. Cuando sabes que un compañero sabe hacer ciertas cosas y no las hace… somos un equipo en el que nadie aprueba. Tenemos que mirarnos el uno al otro, transmitirnos confianza y al mismo tiempo exigirnos un pelín más. Buscar la fórmula para que los ojos nos brillen más en el campo».
Riazor despidió al equipo con una pitada al final del partido, pero Bóveda reconoce que durante los 90 minutos se sintió arropado: «Sabíamos que era un partido ambientalmente peligroso y para mí, tal y como iban las circunstancias, en el campo he sentido apoyo. Después no creo que a nadie le haya pillado por sorpresa que la gente estuviera con rabia y enfado. Es una forma de pedirnos más y demostrar que no están contentos. Quiero mandar un mensaje de fe en un momento difícil y que ojalá todos recordemos este partido a final de año como el encuentro en el que tocamos fondo».