El Deportivo afrontará la visita del Athletic Club de Bilbao con numerosas bajas en la linea defensiva que obligarán a Cristóbal Parralo a presentar una defensa totalmente inédita. Pero los cambios podrían ir mucho más allá y cabe la posibilidad de que el técnico andaluz lleve a cabo un cambio en el dibujo utilizado hasta el momento y apueste por dar entrada a un acompañante de Lucas Pérez en la punta de ataque. La baja confirmada de Bakkali, un fijo en el once de Cristóbal, y la recuperación de Adrián López alimentan esa opción. Dos de nuestros redactores, Manuel Laya y Carlos Santamarina, debaten sobre la idoneidad de un cambio de esquema.
Sí
Manuel Laya
El Dépor empieza a naufragar cada semana por unas cosas o por otras. Cuando tiene el partido a punto de caramelo acaba perdiendo puntos sin una explicación razonable. El equipo debe mejorar en defensa, pero también hay que tener en cuenta el mensaje que se le envía a los futbolistas muchas veces. El equipo acaba jugando muchos encuentros con más jugadores defensivos que de ataque, con el único recurso de balones a un jugador suelto arriba. Tres mediocentros y algún lateral más de la cuenta. No por más gente atrás se defiende mejor. El sistema sigue siendo el mismo y está claro que no funciona con estos jugadores.
Creo que el Deportivo debería empezar a ser más agresivo y empezar a jugar con dos delanteros. En una plantilla con Lucas Pérez, Andone y Adrián, que se reincorpora, el equipo no puede jugar con un único punta. La presión siempre la ha ido bien al equipo y es algo que debe explotar más para acabar de matar los partidos del todo y dejar de perder puntos inexplicablemente. El Dépor depende mucho de Lucas y ha jugado los últimos partidos sin descanso y a la larga podría pasarle factura. Además, los rivales saben dónde está ese peligro y ponerle una pareja de baile a Lucas le daría más libertad ante los rivales.
Y puede que sigamos mal atrás, pero si achuchas más arriba acaban llegando los goles. Como decía Cruyff “Prefiero ganar 5-4 que 1-0”.
No
Carlos Santamarina
Cualquier aficionado al que se le pregunte difícilmente verá con malos ojos la idea de presenciar encuentros en los que, a priori y sobre el papel, su equipo ofrezca una propuesta netamente ofensiva. A fin de cuentas, el fútbol son goles. Pero tan importante es el encontrar el camino hacia la portería rival como convertir el área propia en un territorio difícilmente transitable para los contrarios, y si echamos un vistazo a los registros goleadores estos no dejan lugar a duda de que el principal lastre del Deportivo no está precisamente en ataque sino en su tremenda fragilidad defensiva.
Cristóbal Parralo demostró ser consciente de ello y apostó por un 4-3-3 en el que parecen innegociables tres centrocampistas capaces de aportar trabajo y solidez al equipo y dos extremos puros, y aunque los resultados no terminan de acompañar resulta innegable que la imagen y las sensaciones que trasmite el conjunto blanquiazul han experimentado una evidente mejoría. La asignatura pendiente sigue siendo dejar la portería a cero y las numerosas bajas que obligarán a presentar una defensa inédita ante el Athletic Club de Bilbao no invitan a pensar que sea el momento más idóneo para arriesgar con un esquema más ofensivo.
Es cierto que dejar inicialmente en el banquillo a gente de la calidad de Andone y Adrián se puede considerar un lujo, pero más pronto que tarde, confío en que el asturiano acabará adueñándose del puesto en el once inicial ocupado hasta ahora por Bakkali y es de esperar que se convierta en el anhelado socio de Lucas Pérez en el ataque herculino. Además, si tenemos en cuenta el único encuentro en el que Andone y Lucas han coincidido sobre el terreno desde la llegada de Cristóbal al banquillo, la recta final del duelo ante el Atlético de Madrid, el precedente resulta muy poco halagüeño. En resumen, yo me quedo con la máxima de un tal Arsenio Iglesias y sobre la que se construyó el SúperDépor, “orden y talento”.
EL TERMÓMETRO DE LA AFICIÓN
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