El mismo día que se produjo su presentación como director deportivo del Dépor, Carmelo del Pozo asestó una frase dura pero necesaria al señalar la necesidad de «mentalizar a plantilla de que van a estar en Segunda y son de Segunda». La sentencia fue un golpe de realidad, pero para regresar a Primera División es obligatorio ser consciente de la realidad que rodea al club y a la categoría de plata.
El Deportivo es de Segunda y su objetivo es dejar de serlo lo antes posible. Es la máxima prioridad, y en cierto modo es lo lógico, pues cuando un club desciende, el tiempo juega en su contra: cada año que pasa los ingresos son menores, y las posibilidades de armar un equipo de garantías se reducen. Al igual que en los dos precedentes más cercanos, el conjunto coruñés no se plantea otra cosa que no sea volver a Primera por la vía rápida.
Así, los primeros fichajes del Deportivo han corroborado que la dirección deportiva del club herculino ha optado por centrarse en el corto plazo. Las tres incorporaciones oficializadas —Dani Giménez, Sebastián Dubarbier y Álex Bergantiños— y las dos pendientes de confirmación —Pedro Sánchez y Christian Santos— corresponden a un perfil similar: futbolistas que llegan para ofrecer un rendimiento inmediato. Todos los fichajes superan los treinta años y cuatro de ellos —todos a excepción de Santos— tienen una experiencia relativamente dilatada en Segunda División.
Cuando llegó a A Coruña, el director deportivo expresó que quería realizar «una mezcla» entre jugadores procedentes del filial y futbolistas más veteranos. Un mes y medio después, parece que la prioridad han sido estos últimos, y no es una decisión casual: Carmelo del Pozo es conocedor del carácter imprevisible de la Segunda División, así como de la igualdad que ha imperado en ella en los últimos años, y sus primeros pasos han ido destinados a experimentar lo menos posible. El segoviano dejó claras sus intenciones desde el principio. «El estilo es saber competir», aseguró. Y en saber competir, la experiencia es una cualidad de valor incalculable.