El Deportivo ha mostrado una clara mejoría desde la llegada de Óscar Cano y así lo reflejan los números generales. En los 10 partidos de liga con el técnico granadino en el banquillo, el equipo blanquiazul ha sumado 20 puntos de 30 posibles y se ha convertido en el equipo menos goleado de la categoría junto al Alcorcón. Pero el conjunto deportivista tiene todavía mucho trabajo por delante y hay un doble reto que debe marcarse para la segunda vuelta y que supone además una paradoja por lo visto en los últimos meses: mejorar los resultados en casa y la imagen a domicilio.
Porque el Deportivo ha mostrado dos caras muy diferentes en Riazor y cualquier otro campo de Primera Federación. Al menos en imagen, porque la diferencia en puntos no es amplia. Con Óscar Cano, el Dépor ha jugado cinco partidos como local y cinco como visitante, con un balance de 11 puntos a 9 a favor de los logrados en terreno coruñés.
Y cualquiera de las dos cifras es difícil de explicar por lo visto en el terreno de juego. Aunque por razones muy diferentes. Porque el equipo ha sido claramente superior a sus rivales en Riazor. Venció con claridad a Linares, Sanse y Racing de Ferrol, pero cedió empates ante el Córdoba y Cultural Leonesa, este último después de completar una de las primeras partes de la temporada.
Supervivencia a domicilio
Si en casa se echan en falta puntos por merecimientos, las cuentas se están compensando de sobra a domicilio. Las derrotas ante el Castilla y el Badajoz fueron justas, pero es que el Deportivo ha sacado también tres victorias ante Algeciras, Fuenlabrada y Ceuta después de partidos en los que, salvo el del Fernando Torres, no demostró estar por encima de su rival en ninguna faceta más que en el marcador.
Mantener el dominio en Riazor y consolidarlo como fortín es importante para la segunda vuelta, pero también lo es mostrar más consistencia fuera. Cano es consciente de ello y por eso se ha mostrado muy crítico con el equipo tras cada encuentro lejos de A Coruña, con la única excepción de la visita a Valdebebas.